UNO

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La puerta es abierta descubriendo a JiMin y Jungkook en el pórtico de la gran casa blanca.


―¡Oh, pero si ya están aquí! ¡Niños, niños ya llegó su papá!―Exclamó la mujer. Pisadas se escucharon acercándose.

Con maletas en mano y recién llegados de su luna de miel, los apenas esposos se miraron cómplices y asintieron con una sonrisa hacia la mujer mayor.

El rubio de JiMin fue rodeado por los brazos delicados de la mujer y luego fue turno de Jungkook, a quien abrazó con más fuerza.―Hijo, ¡estás tan bronceado!―Negó divertida viendo el rostro de su, en realidad, sobrino. Solo que de cariño y por los años que lo crió, suele referirse a Jungkook como hijo.―Pasen, vamos, hace frío allá afuera.

JiMin con sus ojos marrones escaneó el interior de la cada donde su, ahora, esposo y cuatro hijastros viven.

Él ha cenado ahí muchas veces a lo largo de los tres años que ha durado su relación con el jefe de esta casa, Jungkook.

Su amado Jungkook.

―¡Papá, papá, volviste!

―¡Ya era hora, papá!

JiMin observó dos pequeños seres, casi idénticos, acercarse emocionados hacia ellos. Eran los gemelos, los más jóvenes de la familia Jeon con seis años de edad. Jeonsang y Jisung.

Jungkook dejó caer las maletas que llevaba en las manos y extendió sus brazos hacia sus hijos que JiMin puede jurar, son la copia exacta de Jungkook.

―¿Obedecieron a la abuela?―Dejó besos en las caras de sus hijos prococando muecas de disgusto en la cara de Jeonsang y risas en Jisung. JiMin veía todo de lado, con una sonrisa enternecida.―¿Se portaron bien, mis bebés?

Era increíble lo cariñoso que Jungkook era con sus hijos. A JiMin le gustaba verlo interactuar con sus hijos porque le transmitía ese sentimiento de familia que él nunca pudo experimentar. Además, Jungkook no era cariñoso con él, muy pocas veces lo era por ello le gustaba tanto esa faceta suya con sus hijos.

El mayor suele ser de poco tacto y escaso de palabras dulces, pero era muy atento hacia él y hacía todo lo que JiMin le pedía sin peros. Lo cuidaba si sufría de sus ataques de pánico o recurrentes pesadillas, y bromeaba junto a él cada que podía, a pesar de su expresión seria y carácter difícil.

Para JiMin, Jungkook era perfecto.

―¡Ven a darle un beso a tu papá, Miyeon!

JiMin volvió a la realidad y soltó una pequeña risa cuando vió a la mencionada rodar los ojos pero formar una sonrisa divertida en sus ojos y aún con el celular en mano, abrazar a Jungkook, quién ya no sostenía a los gemelos. Ellos estaban a unos metros peleando entre ellos por algo, y era tierno porque JiMin notó las pijamas que usaban. Jisung llevaba una de Iron Man y Jeonsang una del Capitán América.

―Me alegra que hayas vuelto, fue una semana de pesadilla.―Bromeó Miyeon.

Ella era la segunda hija mayor de Jungkook. Jeon Miyeon de quince años y gran parecido a su madre. Porque sí, JiMin había conocido a JiEun antes de su muerte. Fue una mujer pequeña de estatura, muy hermosa y de cabello negro como la noche. Miyeon era su copia exacta si no fuera porque tiene el cabello de Jungkook, castaño y corto.

―Hola, Miyeon, ¿Nuevo corte?―JiMin se atrevió a saludarle con su pequeña mano agitándose suavemente a su dirección. Miyeon dirigió sus ojos a él y le sonrió un tanto forzada, asintiendo con respeto hacia la pregunta.

―Hola... Sí, me lo corté ayer.―Y sin más se dió media vuelta para quedar al lado de su abuela. El rubio mordió su lengua para no decir nada más.

―¿Dónde está tu hermano?―Le preguntó Jungkook a Miyeon y ella sólo se alzó de brazos, volviendo la atención a su celular. Jungkook hizo una mueca, imaginándose el porqué no se presentaba a recibirlos su hijo mayor.

―Tranquilo, sabes cómo es.―La anciana mujer posó una mano en el hombro de Jungkook, calmándolo.

―Sí...―Miró de re-ojo a JiMin y asintió hacia la mujer, dejando el tema de su hijo de lado.

―Vamos a darnos un baño y bajaremos para la cena.―Avisó el hombre mayor luego de unos momentos. Volvió a tomar sus maletas y JiMin lo siguió.―No tardaremos mucho.

―Claro que sí, debió ser un viaje largo.―Asintió la mujer.―Vayan, vayan.

―Vamos, JiMin.―Jungkook le dedicó una pequeña sonrisa para avanzar hacia las escaleras. JiMin siguiéndolo detrás.

¡Niños, pongan la mesa!  Se escuchó detrás suyo y las quejas de los gemelos. El rubio sonrió.

La puerta de su nuevo dormitorio se abrió y con ilusión JiMin pasó detrás de Jungkook, imitando sus acciones. Dejó las metas sobre la cama y ambos se empezaron a desvestir para, entre coqueteos por parte del menor y risitas por parte de Jungkook, llegar a la ducha.

―¿Como es que eres tan guapo?―Le sonríe coqueto el menor, con el agua mojando sus rubios cabellos, y sus manos esparciendo el shampoo por los cabellos del más alto.

Jungkook sólo se deja mimar en su cabello, mirando al menor y enseñándole una tierna sonrisa.

JiMin finalmente plantó un beso en la mejilla del otro y lavaron sus cuerpos. Salieron de la ducha para vestirse en silencio. Bajaron agarrados de las manos, e ingresaron al comedor donde la familia ya estaba cenando.

Toman asiento. JiMin en medio de la anciana mujer y Jungkook. Todos platicando entre ellos, excepto JiMin que se dedicaba a su plato de comida y a degustarlo.

Mirando de re-ojo se percata que el hijo mayor de Jungkook ya estaba ahí.

Yeonjun de dieciséis años de edad, tan parecido a Jungkook en su forma de ser, muy pocas veces a logrado cruzar palabras con él por su personalidad reservada y fría. Es alto, castaño y de ojos felinos.

Se atreve a saludarlo agitando su pequeña manito, pero el saludo no es devuelto y la mirada fría que le dedica lo incomoda. Y sintiéndose de repente cohibido al sentirse como un extraño, agachó la cabeza mientras el chico giraba su cabeza y empezaba una pequeña discusión con los gemelos.

Jungkook toma su mano por debajo de la mesa al notarlo extraño y le dedica una mirada y un apretón para luego seguir platicando con Miyeon.

JiMin sabiendo que nadie le toma atención sonríe un poco, manteniendo su positividad. Se relaja y piensa que todo es tan sólo temporal, que todo mejorará.

Siempre quise tener mi propia familia, y ahora que la tengo es perfecto.

¿Realmente lo es?

Sólo necesitan tiempo.

Cenizas de un Amor | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora