TREINTA

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Jungkook ha vuelto a casa.

No es como la última vez, es diferente.

Para empezar, está cansado e irritado, mucho más que la última vez que fue a un viaje de negocios pues el viaje fue corto pero muy movido. Como vicepresidente de la empresa tuvo que ser participe de reuniones de largas horas junto a NamJoon.

Segundo, al llegar a casa no fue recibido con una escena familiar reconfortante. No. Fue recibido por Lili y los gemelos sonrientes, pero JiMin lucía aburrido; Miyeon y YeonJun se veían tensos e incómodos, apartados de la familia.

―Bienvenido.―Se acerca su esposo para dejar un pico en sus labios fingiendo una sonrisa.

―JiMin...―Dice tomando en brazos a Jisung.

Jeongsan corre tras Lili hacia el comedor, los chicos detrás quedando solo los tres en la entrada.

Lo mira preocupado.―¿Estás bien?

Él suspira.―Sí, solo no dormí bien, pero no es nada.―Miente.―Vamos a comer.―Sonríe un poco tomando a Jisung en sus propios brazos, caminando hacia el comedor.

Jungkook arquea una ceja confundido, quedándose parado en la entrada sin entender realmente la extraña vibra en su familia. Suspira masajeando su cuello.

Algo no está bien, lo puede sentir pero lo ignora por ahora, porque realmente necesita comer algo e ir a la cama para descansar, necesita descansar.

Va al comedor con su familia que ya lo espera y cenan en silencio excepto por los gemelos que parloteaban de algún dibujo animado. JiMin en su mundo y los adolescentes por su lado.

Conoce a su familia más que nadie en el mundo, algo definitivamente no está bien.

El silencio no es usual en la casa de los Jeon.

Más pronto de lo que cree termina la cena familiar, todos se levantan para ir a sus habitaciones. Él lleva a los gemelos a su cuarto y los arropa entre juegos aunque su espalda lo esté matando. Luego se dirige a su propia habitación, y antes de abrir la puerta JiMin lo hace.

Tiene su caja de telas y moldes en sus manos.

―¿No es muy tarde para ordenar tus telas?―Pregunta confundido.

JiMin niega.―Iré al estudio, arreglaré unos pantalones rotos que tengo.―Alza sus hombros y pasa de largo, sin antes dejar un beso en su mejilla.―Buenas noches, no me esperes.

Jungkook lo ve irse por el pasadizo hasta bajar las escaleras y perderse de su vista.

Su corazón le dice por milésima vez que algo no está bien.

Ingresa a su habitación, se quita los zapatos, la corbata y su camisa, quedando solo en sus pantalones de vestir y sin más se acuesta en su cama. Respira hondo para finalmente quedarse dormido.

―¿Qué estás haciendo?

Abre los ojos y parpadea para acostumbrarse a la luz del sol.

¿Que haces con nuestros hijos?

Voltea a todos lados encontradose con un laberinto, no hay salida. Son paredes de cemento con el sol ardiente en lo más alto.

Quiere levantarse pero no puede.

Algo le impide moverse para salir de ese laberinto que lo sofoca. Y esa voz sigue hablando, le sigue reclamando.

Te dije que seas feliz... ¿Lo eres?

Quiere gritar pero no puede.

Una figura femenina, de vestido blanco y velo de flores. Lo mira a tan solo metros, con unos ojos tristes, decepcionados.

Es ella. Reconoce su voz.

Dijiste que serías feliz por nuestros hijos, que me olvidarías.

Se acerca a pasos lentos, y mientras más se acerca se da cuenta de sus lágrimas.

De repente todo se hace negro. Cierra los ojos. Vuelve a abrirlos y está en una habitación de hospital.

JiEun está en una camilla.

Y ahora él está de pie, sobre césped y emtre paredes blancas.

Mentiroso, date cuenta del daño que te haces.

La camilla y la habitación se alejan, y el trata de correr pero no puede moverse. Inmóvil siente que se ahoga, quiere hablar con ella pero se aleja cada vez más. Ahora corre en su mismo sitio mientras se hunde en la tierra, sin voz.

Se hunde.

Más y más.

Le falta el aire.

―¡JiEun...!

Agitado abre los ojos. Su corazón late como loco. Su pecho va de arriba abajo con desesperación por la anterior sensación de ahogo.

Toca su pecho y su otra mano lo ayuda a sostenerse en el colchón. Cierra los ojos y se deja caer de espaldas.

Todo fue una pesadilla. Hace mucho no soñaba con su ex-esposa.

"Date cuenta del daño que te haces"

Rasca su cuero cabelludo con frustración y suspira profundamente. No puede dejar de pensar en esa frase, porque le deja un mal sabor en la boca.

Maldice en voz baja para él mismo.

Mira el reloj a su lado, en la mesita de noche, y reniega al ver la hora. Tres de la mañana.

Pasa su mano por el lado de la cama, inconscientemente tratando de buscar el cuerpo de su esposo pero está vacío. JiMin no está. Está solo, ni si quiera siente la loción masculina de JiMin.

Y eso no le gusta.

―JiEun, ¿Qué quieres que haga?―Le dice a la soledad de la habitación.

Pasan las horas, y no puede conciliar el sueño.

Ahora son las seis y media de la mañana. Se levanta con pereza y le da un último vistazo al lado vacío de la cama antes de levantarse y vestirse para salir de su habitación.

Empieza su rutina en casa antes de volver al trabajo. Como un día normal.

Como si su corazón y aquel sueño no le advirtieran...























































Los extrañé, ¿Me extrañaron? ❤️

El próximo capítulo será un extra sobre la historia de dos de nuestros personajes, y será emotivo, pero corto. Espero lo disfruten jsjs

See you later.

Cenizas de un Amor | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora