VEINTIOCHO

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Dos días han pasado desde la discusión con Miyeon y la mañana se hace notar a través de sus cortinas. Pero claro, él no lo nota al estar tan dormido.

―Uhm...

Se queja y arruga la nariz al sentir algo viscoso tocar su mejilla izquierda. Rueda en la cama quedando su cara contra el colchón; suspira volviendo a dormir pero tan solo segundos después vuelve a sentir esa misma viscosidad en su mejilla derecha. Frunce el ceño.

―Lili... déjame dormir, bebé.

Con su mano trata de alejar perezosamente a su mascota, quien suelta un ladrido haciéndolo saltar por el susto.

―¡Lili!―Se toca la cabeza, una punzada lo ataca.―No ladres Lili, a papá le duele la cabeza...

La agujilla del pequeño reloj en su mesa de noche, pasó y pasó a través de minutos mientras él se perdía entre los hilos e ideas en su mente. Se pasó la noche entera bebiendo vino mientras re-modelaba sus jeans y camisas desgastados.

Como consecuencia ahora tiene un ligera jaqueca, las manos adoloridas y ojeras oscuras bajo los ojos.

Oh, pero enserio necesitaba una noche solo para él, el hilo y la aguja para distraer su mente haciendo lo que más ama.

―Lili.―Besa su pelaje blanco y acaricia sobre la mancha café en el mismo.―No he dormido, y me siento fatal, pero te tengo a ti.―La perrita se acurruca a su lado sacándole una risa.―¡No Lili, debo hacer el desayuno!―Dice al notar las intenciones que tenía la perrita de dormir.

Lili es su fiel compañía desde hace años, la ama con todo su corazón porque es la única que le saca sonrisas sinceras a pesar de sentirse tan mal como ahora se siente sin la necesidad de decir nada. Es como si ella supiera cuando se siente mal, porque en los peores momentos llega para consolarlo.

―No sabes el sueño que tengo, pero hay que levantarse.―Dice con pereza.

No durmió más que dos horas, no comió la noche pasada por tener los ánimos bajos, y lo peor tiene una jaqueca por tratar de ahogar, aunque sea un poco, de su sufrimiento en las copas de vino que ingirió.

Sin mencionar que tuvo que traer a Lili a dormir con él ya que se sentía malditamente solo.

Y él odia sentirse solo.

―Gracias por la compañía, Lili.―Deja un beso en su cabeza, recibiendo una lamida de cariño a cambio.―Siempre sabes como subirme los ánimos, ¿No?

Porque ahora necesito apoyo, piensa mientras su sonrisa se borra y queda mirando el suelo de la habitación.

La situación en la casa Jeon es complicada.

Primero las peleas con Jungkook, luego este se va de casa y sus hijos se comportaron de manera rebelde con él, y ni si quiera se han disculpado.

Un desastre.

Al menos no falta mucho para que Jungkook llegue, pero no sabe si aliviarse por ello o...

¡Woof!

JiMin parpadea hacia Lili y besa su nariz.―Tienes razón, debo levantarme de la cama. Tú ve con los niños.

Señala la puerta con su dedo índice y la perrita al ver esto sale de la habitación hacia los gemelos, que seguramente siguen durmiendo.

Suspira despegando su espalda del colchón. Pasa una mano por su cabello sudoroso por el calor que el vino le produjo en la noche.

Sale de la cama y decide tomarse una ducha. Minutos después sale con una toalla en la cadera y otra en su cabello rubio. Se cambia y vuelve a su baño personal para arreglar su aspecto.

Cenizas de un Amor | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora