NUEVE

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La noche anterior...

―Debí traer la otra corbata, lo sabía, ¿Tú que crees?

―Te ves bien con lo que sea, Nam.―Respondió con voz adormilada.

―Creo que usaré la rosada, quiero verme bien para la reunión de mañana.―Lo ignoró y y siguió hablando frente al espejo.

Jungkook asintió, bostezando, boca arriba en la gran cama de la habitación del lujoso hotel en China. Hace horas que habían aterrizado.

―¿Me estás escuchando?

NamJoon resopló cuando el hombre parecía quedarse dormido, así que se acercó, tomó una de las almohadas a su disposición y golpeó el rostro de Jungkook, despertandolo de un susto.

―¡Oye!

―"Oye"―Imitó.―No te quedes dormido, no hemos terminado de hablar.―Tiró la almohada a un lado.―¿Recuerdas que debes levantarte temprano, verdad?

―Sabes que soy responsable de levantarme primero para poder despertarte a ti. Así que, sí.

Jungkook pareció gruñir por lo bajo y se levantó de la cama hacia el baño. NamJoon arqueó una ceja.

―¿Qué te ocurre?

Se escuchó el agua del caño correr y dedujo que estaba lavando su rostro. Seguramente para quitarse el sueño.

―Estoy cansado, es eso.

NamJoon lo vió caminar de vuelta a la cama y se tiró ahí. Suspiró.

―Has estado raro desde que aterrizamos, Jungkook.

―Estoy muy cansado, pero no logro dormir. Es estresante.―Se dió la vuelta sobre la cama y frotó su rostro.―Quise dormir en el vuelo y en todas esas horas no pude.

El mayor analizó las palabras y sonrió burlón. Era obvio, conocía muy bien a su amigo.

―¿Acaso extrañas a mi lindo JiMin?―Bromeó.―Seguramente te llena de mimos hasta que te quedas dormido, no me lo puedes negar, hombre.

Jungkook alzó su rostro y lo miró serio.―Es JiMin.―Le aclaró, sacándole una risa a su mayor.― Y no es eso, sólo debe ser el cambio de horario o algo.―Volvió a tapar su rostro con sus manos.

NamJoon negó aunque Jungkook no lo veía.―En fin, ya debo ir a mi habitación, te veo en la mañana.

―¿Podrías apagar las luces al salir, por favor?

―Seguro, mimado.

Jungkook se enderezó para quedar al borde de la cama y quitó sus zapatos al igual que sus pantalones, mientras NamJoon apagaba las luces de la habitación. Se acomodó al medio del gran colchón y su cabeza descansó en una almohada.

Poco después escuchó los pasos de Nam alejarse y cerrar la puerta. Se había ido.

Pasaron minutos y no podía dormir.

¿Acaso extrañas a mi lindo JiMin?

Suspiró, estiró su mano hacia la mesita de noche a un lado, tomó sus lentes y su celular. Se colocó los lentes y encendió su móvil.

Dos de la mañana. Sólo se le ocurría hacer una cosa.

―¿Aló?

Escuchó la dulce voz de su esposo al otro lado de la línea y su cuerpo se relajó.

―Hola, JiMin.

―¡Amor! Estaba esperando tu llamada, ¿Llegaste bien?

Claro que lo extrañaba. Maldición, lo extrañaba mucho y tan sólo han pasado unas horas.

―Llegamos bien.

Era obvio que NamJoon tenía razón. Lo quería a su lado como cada noche antes de dormir esa últimas semanas. De alguna forma se había acostumbrado a su presencia por las noches aunque al principio fue incómodo.

―Eso me alivia. ¿Ya cenaste?

Una conversación corta mediante palabras dulces fue suficiente para que Jungkook se relajara a tal punto de no poder mantener los ojos abiertos.

―¿Sigues ahí, amor?

―Lo siento, tengo mucho sueño, JiMin. Te llamaré por la mañana, ¿Está bien?

―Claro que sí, duerme bien, te amo.

―Y yo a ti.

La llamada finalizó luego de una hora.

Se estiró una vez más para dejar sus lentes y móvil donde antes estaban. Suspiró cuando encontró una posición cómoda y cerró sus ojos, sintiendo ese vacío a su lado.

Ese vacío que hace mucho no había sentido luego de tantas noches con la compañía de JiMin.

Ese vacío que sintió por años luego de la muerte de su esposa.

Ese vacío que tanto odia.

Jungkook por fin se quedó dormido con el pensamiento de que esa semana sería difícil sin su esposo.

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JiMin dejó su móvil en algún lado de su cama en ese espacio vacío que Jungkook suele llenar.

Lo extrañaba.

Acarició su lado de la cama y se dió una vuelta para el otro lado.

La soledad y el silencio de la noche a veces solían consumirlo cuando aún vivía por su cuenta, en ataques de pánico y ansiedad. Lo recuerda bien. Con miedo de su soledad y de quedarse así por siempre. Para toda su infortunada eternidad.

La soledad y el silencio molestan su corazón. Lo ahogan, lo atormentan, lo destrozan.

Se abrazó a sí mismo y cerró los ojos tratando de tranquilizarse. Tener un ataque en plena noche sin Jungkook y los niños durmiendo no sería nada agradable.

Inhaló y exhaló una vez más de manera profunda.

Jungkook me ama.

Realmente lo creía.

Al final quedó dormido al mismo tiempo que su esposo, pero ellos no lo sabían. Sólo se extrañaban.

Cenizas de un Amor | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora