DOS

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―Despierta...―Plantó un sexto beso en su rostro con la intención de despertarlo, Jungkook frunciendo el ceño y despertando de a pocos.―Buenos días, bebé.―Saludó a su esposo quien tenía los ojos ya abiertos.

Hm... Buenos días.―Una de sus manos acarició los mechones rubios de JiMin y le sonrió un poco.―¿Como amaneciste?

―De maravilla.―Pronunció con una sonrisa formándose en aquellos labios que Jeon tanto adora.―Ahora que despertaste, quería preguntarte... Si yo ¿puedo darme una ducha en tu baño?―Preguntó tímido.

Jungkook lo miró y parpadeó para luego negar.―JiMin, sabes que ahora todo en esta casa lo comparto contigo, no seas tímido, ¿Sí? Yo no tengo ningún problema. Ahora lo mío es tuyo.―Habló seriamente.―¿Lo entiendes, JiMin?

JiMin asintió apenado.―Sí, sí, lo entiendo.―Dejó un beso en su mejilla y se separó de su cuerpo.―Me daré un baño, entonces. ¿No vienes?

―Quisiera dormir un poco más.

JiMin asintió, se levantó de la comodidad que aquella gigantesca cama le brindaba y se escapó hasta la ducha, Jungkook siguiéndolo solo con la mirada.

Pronto el rubio estaba bajo las gotas de agua fría, calmando su cuerpo y sintiéndose bien, pero la ducha no bajaba ni un poco la gran alegría en su interior.

Ya que JiMin estaba tan pero tan feliz que su sonrisa no desaparecía, sus dientes se mostraban orgullosos y sus pómulos se pintaban de un rosa muy claro, casi invisible, pero allí estaba si te acercabas lo suficiente podías apreciarlo en sus mejillas a través del agua que las bañaba.

¿Y porqué tan feliz? Fácil. Era su primer día viviendo con Jungkook, su amado Jungkook.

Le emocionaba pensar que desde ahora en adelante comerían juntos, y ya no tendría que desayunar, almorzar y cenar solo en su amtiguo departamento lleno de colores fríos y lujosos muebles. Además serían una gran familia junto a YeonJun, Miyeon y los gemelos.

Desde ahora en adelante se enfocaría en su nueva familia y ver por su bienestar.

Por otro lado, en la habitación Jungkook tocó el lado de la cama vacío con las yemas de sus dedos. Perdido en el hecho de que nunca había dormido con JiMin, porque aunque ellos hayan tenido relaciones íntimas, Jungkook nunca se quedaba con él en la cama o con nadie antes del rubio y después de JiEun. Simplemente cree que compartir sábanas y almohadas con alguien es algo muy íntimo para su gusto. Pero ahora deberá acostumbrarse al calor de JiMin por las noches, y a decir verdad, no le incomoda del todo como pensaba.

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El comedor era muy hogareño para el gusto de JiMin. Estaba acostumbrado a mesas largas, sillas separadas y nada de diálogos en la mesa. Sumamente estricto.

―¡Que sueño!

―Papá, queremos volver a dormiiiir.

Por lo que al escuchar a los gemelos quejarse por el sueño, cada uno bostezando casi a la par, pidiendo su comida y jugando con los cubiertos en su espera por el desayuno, eso impresionó a JiMin porque nunca lo había vivido.

―Hambreeeeee.

―Paciencia, Jeonsang.―Jungkook regaño desde la cocina que conectaba con el comedor. El niño pataleó.―¿Dónde están Miyeon y Yeon?

―Papá, yo estoy casi desde hace media hora.―Rodó los ojos mientras volvía su completa atención a su celular. JiMin tomó un sorbo de su vaso con agua y de casualidad conectó miradas con el adolescente, siendo escaneado un momento y luego ignorado.

Cenizas de un Amor | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora