La gitana

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 Al salir del restauran no sabía qué hacer a donde me dirigiría, la mala suerte me perseguía en estos días, todavía recapitulaba sobre lo que había pasado sin rumbo seguí, mi camino por varias calles, cuando reaccione me encontraba frente de una tienda de curiosidades.

Una mujer con facha de gitana estaba sentada al frente de la tienda, su mirada me helo la sangre esos profundos ojos negros visiblemente sobre maquillados me miraban fijamente.

- pequeña ven conmigo ahora- se dirigió a mí con una voz ronca y una expresión de preocupación; que provoco escalofríos por todo mi ser.

Entre cuidadosamente a la tienda, la seguí hasta un cubículo rodeado de pequeñas figuras fantasmagóricas, saco un puñado de cartas de una caja de madera con una inscripciones en un idioma que no pude reconocer, su expresión seria me preocupo en demasía.

Con una mano me indico que tomara asiento, así sin más me dio el mazo de cartas las cuales parecían muy antiguas.

- corta en dos- su voz seguía provocando en mi la sensación de angustia.

Seguí sus indicaciones, tomo los dos mazos y comenzó una especie de oración, que no pude comprender, colocando las cartas en forma de cruz, inicio su lectura.

-tienes mucho camino por recorrer, hasta ahora tu vida ha sido fácil, has tenido todo lo que has querido, pero llego la hora de tomar grandes decisiones, no jures sobre los muertos de los que te han dado cobijo, tu felicidad dependen de ello, te veras ligada a tres hombres, uno de ellos te amara verdaderamente, si eres sabia te cantaran el yeli* sigue a tu corazón y encontraras la verdad, pero para esto vas a sufrir y si no actúas de la manera correcta vas a hacer sufrir a gente que amas, recuerda muchas veces lo que parece no es, actúa sabiamente valora lo que realmente es un tesoro en este mundo,

- No dijo más me entrego un pequeño amuleto en forma de sol y me sugirió que lo llevara conmigo siempre, con su mano me hizo un gesto de que me retirara.

Salí de esa tienda temblando que había sido todo aquello, esa mujer no me dejo emitir palabra alguna, pero no tenía tiempo de preocuparme por ello, seguí mi camino sin rumbo, en mi mente repetía una y otra vez.

-estúpida lo echaste todo a perder, tonta; tonta ,tonta, si pudiera te asesinaría- bueno en realidad sería un suicidio pensé- mi ocurrencia hizo brotar una sonrisa.

Seguí con mi dialogo: 

-cómo es posible, insensible y descarada ademas, que diablos te pasa no puedo creer que en realidad lo hiciste, dijiste su nombre mientras Robert te besaba, no lo puedo creer noooooooo.

Estaba tan absorta peleando conmigo misma, que no me di cuenta que estaba siendo observada. Escuche una risa tras de mí, voltee enseguida llena de vergüenza, pero ya era tarde lo había escuchado todo. 

Buenas tardes señorita, se dirigió a mí el mas apuesto hombre que hayan observado mis ojos, enseguida me ruborice pensando- debe creer que estoy loca, una sonrisa se perfilo en mi rostro.

Buenas tardes, respondí secamente.

- la puedo ayudar en algo, la observo confundida podría llevarla a algún sitio. 

Al cielo; pensé, mi rostro reflejo mis pensamientos sin disimulo, pero no emití palabra solo negué con la cabeza, aquel hombre era realmente hermoso, sus ojos azules hacían contraste perfecto con su cabello negro, podría cautivar a cualquier mujer.

Me dispuse a ignorarlo completamente, cuando vi venir por la esquina la camioneta de Arnaldo. 

Por supuesto que sí, respondí sin pensar.

-yo le indico por donde. 

Una sonrisa del caballero en cuestión, calmo mis dudas, en serio piensa llevarme, que puede ocurrir después de todo, parece todo un caballero. 

Seguidamente se dirigió a mí, abriendo la portezuela del auto, logre entrar sin que Arnaldo notara mi presencia, lo mire de reojo cuando paso a nuestro lado. 

Cordialmente mi salvador lo saludo.

- y encima de todo lo conocía, bueno era de esperarse ya que era un pueblo pequeño, trate de esconderme de su mirada lo mejor que pude.

-nos podemos ir, rogué. 

- claro que si señorita, además de perdida parece con prisa. Sonrió al decirlo, porque tenía que tener esa sonrisa cautivadora.

- en que estas pensando -me rete, no te basta con los problemas que tienes? quieres más? Dilo, dilo quieres más? 

Mi personalidad histérica salía de nuevo.

Apenas encendió el auto, le dije serenamente,- siga dos calles de frente por favor! 

Por supuesto, -nunca me negaría a los pedidos de una dama en apuro. 

Seguí dándole indicaciones por un rato, se limito a hacer pequeñas preguntas sin sentido, a las cuales respondí casi en monosílabos.

Todavía nos encontrábamos lejos de la casa cuando escuchamos un estruendo, sentí el auto tambalear y fuimos a dar contra un árbol, un neumático estallo causando nuestro accidente.

Aturdida salí como pude, cuando logre recuperarme un poco vi como se encontraba inconsciente, llegue como pude hasta donde estaba, trate de llamarlo, Dios no sabía su nombre.

Logre recostarlo del volante, sangraba un poco de su pómulo derecho, busque mi bolso y saque un pequeño pañuelo que siempre llevaba conmigo, limpie cuidadosamente su herida, por un momento me dedique a observarlo, sus facciones eran perfectas, no había un detalle que no resaltara su masculino rostro, poco a poco sus ojos se fueron abriendo, quede pasmada al reflejarme en su mirada, con mis dos manos tome su rostro delicadamente,- estas bien, le dije en voz baja.

Asintió, su expresión de dolor era evidente, con su mano toco la herida y gimió como niño pequeño, lo que causo en mi una risa involuntaria.

- como todos los hombre, un cobarde; comente. 

A lo cual con una mirada fija respondió- duele mucho.

-ambos reímos al unisonó, bajo del auto observando su auto completamente destrozado, supongo que tendremos que caminar. Asentí con un puchero, mirando las zapatillas de tacón alto que llevaba, pensé- pobre de mí y de mis pies. 

No había vuelta atrás, un largo camino por recorrer me esperaba, ni modo no podía llamar a lucí estaba con su “príncipe encantado”, ni pensar en Arnaldo, cordialmente le di las gracias y me dispuse a marchar. 

Algo cayó en mi cara produciendo unos escalofríos, una gruesa gota.

- lo que me faltaba ahora va a llover, culminado el pensamiento y una tormenta como venida de la nada comenzó, la lluvia parecía venir de todos lados, maldije mi suerte. Una mano roso la mía; mi salvador desconocido se dirigía a mí, con aquellos encantadores ojos y su más hermosa sonrisa, corre me llevo casi a rastras sin poder negar lo seguí, - conozco un refugio cerca de aquí, si sigues así vas a enfermar , asentí sintiendo que no tenia mas remedio; dicen que las mujeres contamos de un sexto sentido pero en este caso, no me funciono, para nada, se estropearía con el golpe, no lo sé, pero si hubiera podido intuir lo que venía hubiera preferido morir de pulmonía.

nota:

Yeli: canto que los invitados le ofrecen a las recien casadas en la cultura gitana.

Jurar sobre los muertos: Se interpreta como una provocaciòn a los miembros de todo un linaje; se venga el insulto ya que de lo contrario sus muertos en la otra vida" estaran penando", la familia insultada estan obligados a la venganza

INDECISIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora