No viviré con miedo.

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Alfredo manejo ágilmente hasta el pueblo, milagrosamente pudimos llegar a la tienda antes que lucí cuando ella apareció ya Alfredo se estaba probando su traje y yo trataba de escoger el mio.

Cuando salió del vestidor, me quede sin aliento, ver a aquel magnifico ser vestido con un traje de etiqueta perfectamente diseñado para el, me miro pícaro. -¿te gusta?-

-si, te queda bien-

- ¿cómo dices que solo bien?, te queda increíble mi amor, dame un beso somos una hermosa pareja, ¿no lo crees Mary? –

- si claro la más hermosa-

-no te pongas celosa, tú y Arnaldo también lucen muy bien-

-gracias- me limite a contestar, di la vuelta con varios vestidos aunque ya había elegido.

Salí del vestidor; con un vestidor con un vestido color turquesa, era totalmente ceñido al cuerpo, unos tirantes formados con pequeñas flores blancas que adornaban el frente, el escote frontal dejaba ver gran parte de mis senos y el de la espalda llegaba casi hasta el final de esta cruzado solo por un línea de flores igual a la de los tirantes.

-que tal-

-estas simplemente hermosa-

-Alfredo, ¿más hermosa que yo?

-las dos son hermosas, distintas pero igualmente hermosas-

-muy bien elegiré este-

-si ya están listos, nos podemos ir ya-

-tengo algunas cosas que hacer; podrías prestarme tu auto y volver con Alfredo-

-me lo cuidas bien- -seguro, amiga-

Salí disparada de la tienda tome el auto, y fui directo al hospital, después de preguntar donde quedaba el laboratorio, y casi rogar a la encargada que me entregara una copia de la prueba de embarazo y de explicarle que era para un presente que iba adornado con una copia del feliz resultado, me lo entrego, efectivamente estaba embarazada, por lo menos eso era cierto, si esperaba una criatura.

Mientras conducía, meditaba como podía probar mi hipótesis, no podría presentarme a las autoridades sin prueba alguna, de pronto recordé el departamento de Robert, allí podría encontrar algo, di vuelta y me dirigí al restaurant, todos me recibieron cordialmente les explique que quería estar un rato en la casa de mi amigo, que lo había perdonado y quería buscar un objeto que significaba mucho para mi porque se lo había regalado hace mucho, sin mayor complicación me dejaron pasar ya que todos sabían lo que había pasado, me imagino que sintieron pena por mi, lo cual era perfecto.

Al entrar en aquel sitio un calosfrió recorrió mi ser, tenia tantos recuerdos de aquel lugar, por un momento me imagine que Robert seguiría vivo y feliz si no nos hubiéramos encontrado ese día, mi fin me saco de mi estado estaba allí por una razón, busque por todos lados una señal de contacto entre el y lucí, nada no había absolutamente nada, revise los mensajes del teléfono, ni un mensaje que sirviera a mis propósitos, estaría equivocada tenia que saberlo.

Mi ultima opción era la disco, alguien la podía haber visto por allí, después del incidente o las cámaras de seguridad podrían haberla grabado entrando al lugar, cuando llegue todo estaba cerrado, solo estaban dos personas organizando el lugar para cuando abriera en la noche,  toque la puerta con fuerza, un dependiente contesto a mi llamado.

-buenas tardes, señorita en que la puedo ayudar-

-buenas tardes, necesito algo de información, espero que me pueda ayudar-

-si esta en mis manos, lo que quiera no podría negarle nada a una mujer tan hermosa-

-no se si esta al tanto, pero fui atacada en días pasado por alguien en este lugar- 

Su rosto pareció palidecer.

-disculpe no nos es permitido hablar del asunto-

-por favor, ayúdeme mi atacante tenia un cómplice y creo saber quien es; pero si no tengo pruebas no podre ir a la policía-

Su rostro cambio, se reflejaba una mirada sádica a tal punto que quise salir corriendo.

-si quiere un buen consejo, deje ese asunto enterrado con su atacante, aquí no va a conseguir información, le diré algo además ese cuerpito suyo podría satisfacer a cualquier hombre, yo mismo quería saciarme de él, pero su amiguito no lo permitió pero el ya no esta para impedirlo como aquella noche, así que es mejor que corra rápido y no se le ocurra decirle nada a nadie porque le aseguro que le puede ir peor mucho peor, tenga en cuenta que su amiguita quería acabar con usted en ese momento, al final el chico la protegió agradézcale a el que sigue viva.

Me aleje corriendo lo más pronto que pude, los nervios no me permitían encontrar las llaves del auto, voltee mi bolso en el piso, tome las llaves y salí a toda prisa de allí.

Las lagrimas volvieron, parecía una larga película de terror es que esto nunca iba a tener fin, que había hecho para que dos de las personas que mas había amado se confabularan en un acto tan perverso.

Al llegar a casa de lucí, no pude hablar con nadie era cierto ella había participado en todo, quizás había obligado a Robert a hacerlo si era cierto o no; no lo sabría, después de todo le agradecí haberme protegido.

Subí a mi cuarto, Arnaldo toco a mi puerta.

-¿que te pasa mi amor, te sientes mal?

-no Arnaldo solo quiero estar sola-

-muy bien, te dejo entonces estaré abajo, por si me necesitas-

-esta bien, bajo en un rato- Baje a la hora de la cena, por insistencia de Marisela, comí poco, pedí permiso para retirarme de la mesa con la excusa de que no me sentía muy bien, tome una ducha y me coloque mi piyama preferida, trate de dormir, pero no podía las pesadillas volvían una y otra vez, cansada me levante a mirar por la ventana.

Me sentía tan cansada quería que todo esto terminara, no podía recordar la ultima vez que me había sentido tranquila ,ya hace casi un mes que había iniciado aquel paraje de mi vida que me había dejado marcada, ya nunca volvería a ser la misma chica alegre y confiada que llego a esta casa para ayudar a su mejor amiga a planear su boda, nunca más lo seria una gran parte de mi había muerto en ese lugar, pero estaba decidida a renacer mucho más fuerte si me habían permitido vivir, no viviría con miedo, enfrentaría a quien fuera y como fuera por ganar mi felicidad.          

INDECISIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora