¡Mary aparece!

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Camine sin rumbo, durante un rato solo pedía a Dios que me permitiera encontrarla, di vuelta sobre mi mismo, lance una maldición al aire, no la encontraría estaba perdiendo las esperanzas, seguí caminando implorando un milagro,  me moría por suplicarle que no se fuera, que me permitiera escuchar su dulce voz una voz, me dolía el alma solo de pensar en perderla.

Me senté en un banco que se encontraba en una de las calles, como quisiera conocer que era lo que pensabas en ese momento seguramente creería que estaba con Lucí disfrutando de nuestra luna de miel, el miedo me invadía, como quisiera explicarte lo que sentía en ese preciso momento, si solo contestara las llamadas.

Lleve mi cabeza hacia atrás, podía sentir el viento frio dar en mi cara, cerré los ojos estaba agotado las fuerzas me fallaban y si no la encontraba lo único que tenia para encontrarla era un numero telefónico y un correo electrónico, los cuales podía cambiar cuando quisiera.

No podía más debía descansar, fije la mirada en un pequeño motel, -este me servirá para descansar un poco, dormiré unas horas y iré a vigilar a la estación el primer tren partía a las 8 am ese sería el que abordaría estaba seguro de que así seria, toque la campana de la recepción una agradable dama me atendió.

-buenas noches, necesito una habitación por unas horas-

-buenas noches, con mucho gusto la 312 esta disponible-

-¿le puedo preguntar algo?

-claro dígame- ¿en que puedo ayudarlo?-

-no ha visto a una señorita de unos 22 años, cabellera castaña muy linda, su nombre es Mary es mi novia y esta molesta conmigo necesito encontrarla, dígame por favor que si la ha visto, que esta aquí en este mismo hotel-

La agradable señora, miro a la joven que la acompañaba y dulcemente me contesto.

-no disculpe no la he visto, pero si la llego a ver le prometo que le digo que la busca-

-gracias, se lo agradecería mucho-

Subí a la habitación, recosté la cabeza sobre la almohada no sin antes colocar a cargar el móvil, ¡Mary aparece!

-imagínate, que estos dos enamorados están a una pared de distancia y no lo saben, si el destino lo quiere se encontraran, ¡no se te ocurra comentarles nada a ninguno de los dos! Mira que te conozco, por algo soy tu madre-

-no, mama no lo hare quédate tranquila- crucé los dedos en mi espalda.

No podía parar de llorar eran demasiadas cosas que había hecho mal, siempre pensé que los hijos eran reflejo de sus padres ahora no estaba tan convencida de eso, les había fallado a mis hijos ahora estaba en mi remediar el daño que habían causado, me dirigí a Arnaldo en tono seco sin expresión alguna-

-Arnaldo sabes cual es tu culpa, como hombre dejo en tus manos la responsabilidad de lo que tienes que hacer, yo soy su madre aunque quisiera no podría denunciarlos pero confió en que actuaras de la mejor manera y te entregaras a las autoridades- fue todo lo que dije me retire de su lado sin esperar respuesta, con el corazón agrietado pero firme en la convicción de la verdad.

Pesadamente camine hacia la puerta de la terapia intensiva, a través del vidrio podía ver a mi hija debatiéndose entre la vida y la muerte, le pedí a Dios que le permitiera redimir sus pecados.

No podía moverme, solo escuchaba una especie de alarma que había pasado, sentí unas lagrimas rodar por los bordes de mis ojos, todo lo que recordaba era un fuerte dolor en mi vientre, mi hijo, lo había perdido me sentía tan vacía, seria ese el pago por mis acciones, ore pidiendo a dios que mi bebe siguiera conmigo.

-señor no soy digna de ti, me sobro egoísmo viví mi embarazo como una desgracia y lo use para manipular a las personas a mi alrededor, ahora vivo el horror de no tenerlo, dile a mi hijo que me perdone que lo amo y que siempre lo llevare en mi corazón, también dile que no habrá peor castigo que ver todas esas hermosas caritas y saber que nunca pude ver la suya, si pudiera rescribir mi historia lo haría sin pensarlo, ahora no me queda más que el vacío, si tu puedes perdonarme hazlo, porque yo misma nunca podre.

Me desperté adolorida, mi estancia en el piso había causado estragos en mi cuerpo, como pude me levante y fui hasta el baño, lentamente me desnude y tome un corto baño, quería acostarme, vi mi móvil sobre la mesa de noche, decidí prenderlo, pulse el botón de encendido, busco señal y comenzaron a  llegar los mensajes, nada fuera de lo normal Arnaldo preguntándome donde estaba, Lucí insultándome, Alfredo rogándome que volviera; todo lo que esperaba menos uno que hiso brotar mis lagrimas de nuevo.

Mary hija es Marisela, donde quiera que te encuentres quiero que sepas que lo se todo, quisiera poder remediar lo que te hicieron pero no puedo, solo espero que puedas superar todo este horror que te causaron mis hijos, si quieres acusarlos créeme que no recibirás ningún reproche de mi parte, te comprendo y te aseguro por ellos mismos que nunca volverás a saber de nosotros, espero en Dios que puedas perdonarlos y a mi junto con ellos.

Tocaron la puerta, abrí los ojos y de un brinco llegue a la puerta.                              

-buenas noches, disculpe mi nombre es Raquel, solo quería decirle que la chica que busca esta en la habitación contigua a la suya, estoy segura de que es ella, se le veía muy triste me pareció que lloraba-

-gracias, muchísimas gracias, sabes si esta allí-

-si llego hace un buen rato, lo dejo ojala puedan arreglar las cosas-

Se retiro, muy a lo contrario a lo que pude imaginar me invadió el miedo, ¿y si me rechazaba? Si ya no quería mi amor, tenia que saberlo di un paso luego otro toque la puerta, alguien venia.  

Disculpen la tardanza, gracias por sus comentarios y votos, saludos espero les guste.

INDECISIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora