Luchare por ti.

3.9K 149 1
                                    

Desviaba la mirada hacia su mano podía sentir aquel cálido contacto rodar libremente por mi piel, por un momento cerré mis ojos desee que fuera todo mi cuerpo; mis mejillas se sonrojaron creo que él lo noto, porque una sonrisa se dibujo en su rostro. 

- llegamos princesa- 

- vamos a mi cuarto debes estar cansada necesitas reponer fuerzas- 

- si cariño, vamos ya- 

-amo cuando me dices cariño, tengo mucha suerte de tener una novia tan hermosa, ¿no lo crees tú cuñado? 

- si muchísima suerte- 

- por Dios Arnaldo no seas baboso, das vergüenza, amiga no se que le has dado a este hombre pero lo tienes loco, me cuentas tu secreto- 

- cállate lucí y ocúpate de tu novio que yo me ocupo de la mía- 

Lucí hizo un gesto de burla detrás de Arnaldo, todos reímos cualquiera que nos hubiera visto pensaría que éramos la familia perfecta. 

Tomamos la dirección hacia la casa, ya la Sra. Marisela nos tenía el almuerzo servido. 

Vamos niños todos a comer- nos llamaba como si todavía fuéramos unos pequeños, nos sentamos todos a la mesa, todavía me dolía un poco al masticar sin embargo termine mi comida con gusto. 

-estaba muy rica su comida, ojalá mi madre cocinara igual- comente logrando arrancar una sonrisa de la que ya era considerada como mi suegra. 

- ya sabes Mary que te considero mi hija así que una de tus madres cocina muy bien- sonrío y nos ofreció un beso a cada uno.

Arnaldo me tomo de la mano. - vamos nena te llevare a nuestro nidito de amor- 

- a la cabaña, solté sin pensar- 

La mirada de Alfredo fue a dar a la mía negó con la cabeza, no pude percatarme si los demás notaron el gesto, con que yo lo haya hecho era suficiente, hay estaba mi estupidez de vuelta, de hecho ya la extrañaba, como podía haber hecho semejante comentario delante de Alfredo, quise esconderme bajo la mesa. 

- no mi amor a la cabaña todavía no; recuerda que tienes que guardar reposo, bueno por ahora, a mi cuarto- 

- y tu iras al mío mi cielo, yo también tengo que ocuparme de mi novio- 

- pues disculpen pero no, ambos son bienvenidos en mi casa pero aquí bajo mi techo hay normas que respetar, Arnaldo lleva a Mary a su habitación, lucí lleva a Alfredo a la habitación de huéspedes y cada uno dormirá en la suya, o ¿en que pretenden convertir mi casa? - 

- mama por dios ya no tengo nueve años, además en dos semanas nos casamos, que hay de malo que Alfredo duerma conmigo- 

-pues todo señorita si tu padre estuviera vivo, moriría con tu comentario- 

- estoy de acuerdo , señora cada quien dormirá en su cuarto- 

Alfredo; chillo lucí- no me apoyes tanto por favor- 

- yo quisiera descansar- Arnaldo tomo mi mano y me alzo en brazos, sus deseos son ordenes no puedo permitir que camines así que te llevare en brazos a todos lados- reí 

- bájame Arnaldo, te lo juro que puedo sola- hizo caso omiso a mi petición . 

Ya en mi habitación, tome una larga ducha, estuve un gran rato frente al espejo observando cada una de las heridas que tenía en mi cuerpo las cuales ya consideraba cicatrices, limpie el espejo con mi mano hoy sepultaban a Robert no iba poder ir al cementerio Arnaldo no me lo permitiría, en mi corazón le dije adiós, lo recordé tal cual era de niño cuando jugábamos escondidos hasta altas horas de la noche, contábamos las estrellas y nos dedicábamos versos, a ese amigo lloraba. 

INDECISIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora