Prologo

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Año 1408 (Westchester, Reino Británico)

Risueñas risas se escuchaban por todo el majestuoso castillo de Westchester, pues pequeñas criaturas de cinco y ocho años huían de la ya desesperada sirvienta que solo los quería llevar hasta donde estaban sus madres y padres tomando el té.

 —Déjalos Martha, ya nos dimos cuenta que eso dos solo quieren jugar.— Dijo suavemente una mujer de larga y rubia cabellera, la cual sostenía una bebé de apenas tres meses entre sus brazos.

La agotada sirvienta soltó una pequeño tos fingida después de volver a su compostura y arreglar ligeramente su uniforme.

—¿Desean algo más mi lady?— Dijo poniendo su cuerpo en dirección de esa mesita en la que estaban esas cuatro personas sentadas, cada una con su respectiva pareja al lado.

—No, gracias querida estamos bien, cualquier cosa pido que te busquen.— Continuo la hermosa rubia de ojos azules tan como los zafiros que estaban colgando en su cuello.

—Parece que nuestros pequeños se llevan de maravilla.— Soltó junto con una risa otra mujer de cabellos cobrizos, vestida de un amplio vestido color vinotinto que le hacia juego con su collar de hermosas gemas rojizas.

—Aunque debo admitir que Charles solo es así de atrevido con Magnus, pues con algún otro niño solo prefiere irse y encerrarse en la biblioteca.— Dijo el esposo de la mujer rubia mientras veía como los infantes corrían de lado a otro por la sala que conectaba al jardín donde estaban los adultos.

—Pues si es así su hijo es muy educado.— Dijo esta vez el esposo de la mujer de cabellos cobrizos.

—El nuestro los mira con enojo y eso cuando esta de buen humor, de lo contrario lanzaría comentarios venenosos para que se fueran.— Después de aquel comentario, todos rieron.

—Pues pronto deberemos prepararnos para un mini ejército.— Dijo la mujer de amplio vestido mientras sobaba su notorio abdomen redondeado por su embarazo a punto de terminar.

—¿Ya escogieron un nombre?— Dijo la rubia mientras pasaba su bebe a su esposo con cierta delicadeza, pues la pequeña criatura estaba dormida.

—Magda.—Dijo la mujer con una sonrisa amplia mirando a su amiga 

—¿Y si es un niño?— Dijo con curiosidad Lord Brian Xavier de Weschester.

— Es una niña, nos encargamos de procrearla según las caras de las lunas, además de coincidir con el ciclo de sangrando de Edith.— Dijo el duque Jacob Lehnsherr de Génova.

— Dios Santo Jacob, no tienes que ser tan detallista en eso.— Dijo lady Edith poniendo su mano en su frente mientras negaba con la cabeza y miraba al piso con vergüenza, la cual era notoria ante presente por sus pómulos sonrojados de forma agresiva.

El esposo de la mujer avergonzada no pudo evitar reír ante lo dicho por su esposa.

Por otra parte los pequeños niños se habían encerrado en la biblioteca, ya el pequeño lord Xavier le aseguraba que era “otro mundo”. Los pequeños herederos se conocieron ese día, ya que había pasado un tiempo desde que sus padres no se veían, específicamente después del cumpleaños numero uno del pequeño duque germánico, Magnus. Aunque los niños se miraron con malas caras por unos instantes, el amable Charles le pregunto si querría jugar ajedrez, a lo que su contra parte de ojos grises acepto con una gran sonrisa, lo que sorprendió a los mayores, pues Magnus es conocido por su seriedad y enojo explosivo, rayando en la mala educación, ante los desconocidos y visitantes. 

—Es impresionante Charles.— Dijo Magnus tratando de captar aquella impresionante biblioteca de dos pisos con distintos estantes de diferentes tamaños.

—Es algo vieja y algunos libros están en idiomas que no puedo aprender aun, apenas voy por el griego y el tuyo.— El asombro del germánico ahora paso al pequeño lord ingles que tenia las mejillas rosadas de la pena.

— Esos son idiomas difíciles.— Analizo el pequeño mientras se acercaba poco a poco a su anfitrión,  hasta quedar a un paso de este.

— Me parece lindo el tener que estudiar otros idiomas, además si logras dominar el latín todo es más fácil.— Le regalo una sonrisa a su visitante, mientras este solo lo veía con mas asombro del que ya tenia antes.

El pequeño Charles desde que pudo hablar a partir del primer año de su vida se sabía que iba a ser un lord de una inteligencia incomparable. A los dos años ya sabia contar y a los tres era capaz de escribir, no con una letra tan hermosa como la de su madre, pero si legible para cualquiera. Aunque a sus ahora cinco años ya leía novelas y un dominador del habla latín, era el orgullo de sus padres y una esperanza para todos los subtitos de la zona. Sin embargo, gracias a su conocimiento tan avanzado le es difícil hablar otros niños de su edad, por lo que prefiere encerrarse en la biblioteca y leer.

Magnus, por otro lado, era un niño con una inteligencia sobre la historia militar y arte, al igual que Charles, el maneja un idioma, el ingles, aunque a duras penas puede hablarlo, lo entiende a la perfección; para este pequeño lord su visitante era una caja de sorpresa y tenia una agradable aura que lo hacia estar feliz a el también, cosa la cual solo expresaba teniendo a sus padres a solas con el.

—Pues a mi me pareces lindo tu.— Soltó con tranquilidad el niño de cabellos cobrizos cobrizos como su madre.

El niño de grandes ojos azules lo miro expectante y estupefacto ante tal confesión. Pues desde que vio a su mayor aquella maña por primera vez le había parecido una criatura de una belleza exótica y cuando comenzaron a interactuar de diversos temas, el pequeño se sentía por fin con un igual y no con un simple niño, aunque se le hacia divertido corregirle una que otra palabra mal pronunciada en ingles.

—Tú también me pareces lindo Magnus.—Dijo el pequeño dando una sonrisa con sus labios rojos unidos.

—¿Y si hacemos una promesa?— Dijo el mayor sin separar su vista de ese bello rostro angelical que caracteriza al pequeño ingles

—¿Cuál?—

—Yo te prometo que cuando seamos grandes jugaremos, leeremos y correremos juntos, además de todo lo que queramos.—

—¿Cómo nuestros padres?— 

— ¡Mejor que ellos!— Dijo el pequeño con una gran sonrisa estirando sus brazos, posteriormente los bajo y se acerco al pequeño de cinco años, un poco mas calmado, pero con esa sonrisa de emoción genuina.

—Me parece esplendido, pero… ¿Cómo cerramos esta promesa?— Pregunto ansioso el menor.

Sin embargo, ante cualquier otra palabra o acción de su persona, el mayor lo atrajo hacia el agarrándolo por los hombros en un beso que aunque duro poco, al menor le pareció una eternidad ligeramente agradable ya que su amigo le mostraba afecto, pero ¿Por qué lo hacia de la misma forma en la que sus padres lo hacia? Y mas importante ¿Por que lo alegraba ese beso?

— Sin importar cuanto tiempo pase, yo cumpliere está promesa.— Dijo bajito Magnus con una sonrisa y viendo como Charles tenía los ojos abiertos de par en par, cachetes rojos y la boca ligeramente abierta por el asombro.

Por desgracia toda paz murió al escucharse un grito desgarrador desde la entrada de la biblioteca, era lady Sharon la madre de Charles, acompañada de Lady Edith, la madre de Magnus. 

La Gota Del Amor (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora