Capitulo 3

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Un mes después ...

Si había algo que detestaba el duque era viajar en barco, no importa la comodidad que le ofrezcan, simplemente lo aborrecía. Añadiendo las mil y un forma de como matar a su hermana por involucrarlo en esta nueva alianza con unos ingleses que solo conocía por encima.
Pues si el viaje había sido tortuoso, la compañía de Azazel le había apaciguado algo. Además de que este le había proporcionado algo de información sobre su prometida y el lord Charles Francis Xavier: "Ella tiene la misma edad que su hermana, se le conoce por ser fuerte de carácter y algo terca, semejante a usted; además de poseer una belleza de una diosa, rasgos de su madre y severidad de su padre. Lo más destacable de ella es su corazón hacia los niños huérfanos del pueblo y sus horas del con ellos". Al menos sabía que compartían su amor por los niños y no era tan arrogante y reservada como el diablo que tiene por hermana. Aún así, cuando le preguntó por el lord este solo pudo sonreír de lado y susurrarle: " Es un ángel." A pesar de sus suplicas y ordenes sin una pizca de autoridad para que su acompañante le dijera algo más este solo negó, asegurando que cuando conozca al lord se dará cuenta a primera vista por su comportamiento. Agradeciendo de que ya estaba en un carruaje directo al castillo para verse con su "nueva familia".
Por otro lado, Charles estaba en la entrada de la mansión sudando frío por la ansiedad de conocer al prometido de su hermana y con la compañía del jefe de su seguridad y amigo desde la adolescencia, James Howlett. Los rumores del duque lo dejaban a las expectativas. Es sabido que el duque Magnus II Lehnsherr era de una belleza forjada de los propios dioses antiguos y con una pasión sacada por las batallas ganadas por este.
-Charles, la preocupación y el sudor lo huelo desde aquí.- Dijo Howlett en un susurro cerca del oído del joven lord.
- ¡Dios Santo Logan! ¡El prometido de mi hermana estará aquí en poco tiempo y solo he escuchado que es un salvaje en la batalla y que nunca ha tenido ni una sola novia!- Dijo Charles con notoria preocupación pero con el mismo tono con el que su amigo se había acercado a hablarle.
- Solo debe esperar a que la señorita Juana termine.- Dijo con una tranquilizadora sonrisa, recordándole la carta de hace unos meses de su amiga, Juana D Arco.
Todo pensamiento se esfumó dejando entrar a la vista de todos el carruaje de dos caballos. Todos se pusieron firmes y atentos, poco a poco se abrió la puerta y se mostró como un hombre de cabellos negros y ojos azules bajaba.
-¡El duque de Génova! ¡Magnus Segundo Lehnsherr!-  Apenas termino el hombre otro bajó con mucha mas lentitud, mostrando una capa de piel de lobo con un pelaje oscuro, casi negro, cabellos cobrizos, una barba de gran grosor notando el tiempo que pasó viajando y ni siquiera se afeitó para verse presentable, además de sus ropas de colores muy opacos con tiras de cueros.  "Genial, casaré a mi hermana con un total salvaje", pensó aquel lord. Sin embargo aquel pensamiento quedó descartado al ver como el duque subía las escaleras, con su guardia detrás, y quedaba frente a frente de Charles, ambos comenzaron a mirarse y detallarse, aunque el duque parecía devorarlo sin querer.
Pero por todos los cielos... ¿¡ Que clase de ángel tenía en frente!? Si aquel hombre fuera mujer no dudaría en casarse con él. Charles era sacado de esos cuentos que le narraba su madre antes de dormir, solo que la doncella ahora era lord. Piel blanca como la nieve, labios finos pero de un color tan rojo que solo les recordaba a las deliciosas fresas, cabellos marrones lisos y peinados de forma meticulosa que hacia parecer que se fuera a arruinar con un solo ligero pasar del viento, sin embargo nada de eso le ganaba a sus ojos... Eran el océano, no, zafiros, no, eran el cielo anocheciendo, ¡Al diablo!, era todo eso junto. Esos ojos eran tan azules y tan brillantes que Magnus no encontraba con que comparar aquella intensidad.
Por otra parte Charles si bien detestaba la apariencia con la que había llegado el duque tenerlo de frente afloraba un aire de nerviosismo pues la mirada tan dura pero al mismo tiempo tan misteriosa le daban un aura seductora, un aura de: "Contigo prefiero estar". El lord tosió con algo de falsedad mientras rezaba que este calor que sentía no lo viera el duque en su cara. Falso, era un tomate. Otra bella virtud que apreció el germánico.
-Debe estar cansado duque, por favor pase.- Dijo Charles haciendo un ademán con el brazo, dándole la entrada.
Magnus quedó escandalizado apenas entró, aquel castillo gritaba riqueza por donde se le viera. Su castillo era grande pero acogedor, no tenia tantos candelabros, oro y plata como este; este castillo parecía el de un rey, uno bastante ostentoso.
–Es würde mich nicht wundern, wenn selbst die in seide gekleidet wären, die aus Arabien oder Ägypten gebracht wurde*.- Dijo en un murmullo perplejo mientras observaba la gran sala, junto con Azazel.
Charles carraspeo un poco mientras ignoraba el como sentirse respecto al comentario indiscreto de su nuevo cuñado.
-Raven... Baja querida, el duque ya esta aquí.- En lo que se pronunció aquello unos pasos en la cima de la escalera captaron las miradas de todos. Raven estaba bajando con suma delicadeza.
Magnus no iba a negarlo, era bella, pero no le hacia querer despojarse de sus prendas y robarle gemidos y jadeos de placer, por otra parte, su hermano sí lo hacia.
Charles le extendió la mano a su hermana para ayudarla a bajar los últimos escalones, estaba orgulloso de la belleza de su hermana y como logró verse tan delicada con aquel vestido y peinado, cosa que en ella rara vez se veía.
Por otra parte Raven veía al duque, era todo lo que decían: un guerrero, aunque de apariencia algo rústica para su gusto. Sin embargo su vista pasó al otro caballero que estaba con el duque, lo encontraba fascinante, ojos azules cían, tez blanca y cabellos negro peinados hacia atrás con una barba que sólo le cubrían los labios y barbilla.
-Querida él es el duque de Génova Magnus Segundo Lehnsherr y su guardia, Azazel Rastova.- Dijo su hermano sosteniendo su mano y señalando a cada mencionado con la otra.
-Es un placer conocerlo por fin duque, los rumores sobre su exótica belleza no le hacen justicia.-
-Ni los de su belleza mi lady.- Dijo agarrando con delicadeza su mano y darle un casto beso al dorso de esta.
-Espero que su viaje haya sido tranquilo, nosotros mismos les enseñaremos sus aposentos, por favor acompañenos.- Dijo la rubia sin despegar la mirada del duque, pero quitando con suavidad del agarre del alemán.
En los pasillos del castillo la incomodidad y el silencio se apoderó de estos, era gracioso pues había cinco personas, de las cuales cuatro tenían una interrgontes que les comían las cabezas: ¿Cuanto deberían soportar a estos nuevos visitantes? ¿Como entablarían una relación con estas personas en pocos días? ¿Aquella mujer podría tener una voz y cabellera más perfecta? ¿Es posible que un hombre tenga un trasero tan redondo y tan firme como ese? Creo que esa ultima ya sabemos de quién es.
———
* No me sorprendería que hasta los sirvientes fueran vestidos con seda traída de Arabia o Egipto.

La Gota Del Amor (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora