Deja de morderte la lengua
por más que sangres
no vas a ser hierro
aunque seas fría
estás invitada a mi cama
te dejo morderme
hasta los huesos
y gritar lo que no susurras
perdiendo el norte
entre piernas
que se corren
en busca de un salvavidas
después de haberse sumergido
en el abismo
de tus ojos negros con complejo suicida
que duda desde qué precipicio olvidarse
desaparecer
entre papeles de liar tabaco
consumiendo el alma poeta en vela
sin luz que ilumine el mar de sábanas blancas
que surcan nuestros cuerpos
intentando no hundirse
mientras me coloco
en tu línea de fuego
para que me mientas te quieros
a cada suspiro
ganando besos a mentiras