One.

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Sábado como amaba los sábados y por que no hacerlo, si esos días descansaba y claro también tenía mucho tiempo para hacer pinturas realmente hermosas.

Pintar era solo un pequeño pasatiempo, no se creía el mejor pero le gustaba plasmar sus sentimientos, y que mejor forma de hacerlo.

Comenzó a tomar sus pinturas buscaba sus pinceles en el pequeño cajón donde siempre los guardaba, curiosamente no estaban ahí, entonces decidió bajar las escaleras dirigiéndose hacia la cocina

—Mamá ¿has visto mis pinceles? — su madre volteo a verlo tratando de recordar—

—Creo que le preste unos a Clare— el rubio abrió sus grandes y azules ojos haciéndose una idea de lo que su hermana pudo hacer con ellos—

—Mamá esos pinceles me los regalaron mis amigos—frunció el ceño— espero que no los haya destruido aún

Dicho eso corrió hacia el cuarto de Clare que estaba en el segundo piso, casi cae dos veces pero eso no importaba ahora, sus pinceles tenían un gran valor para él; abrió la puerta con rapidez y encontró a su hermana sentada en el piso con múltiples manchas de pintura en su ropita, dos hojas llenas de trazos indefinidos y sus pinceles destruidos totalmente

—Así que aquí estaban las pinturas que perdí la semana pasada, las voy a tomar—llevo sus pinturas a su habitación volvió con Clare la tomó en un brazo y sus pinceles en la mano que tenía libre, bajo las escaleras con cuidado de no caer para poder llegar a la cocina

—Roger, cariño ¿encontraste tus pinceles?—le preguntó Winifred de espaldas—

—Mamá voltea— obedeció y se dio cuenta de que Clare había destruido sus amados pinceles—esta enana los destruyó—

—Mi amor, en verdad lo siento mucho, no sabe lo que hace—tomo a Clare en brazos fue a cambiarla y limpiarle la cara—si quieres puedes ir a comprar otros te doy el dinero—grito desde el interior del baño

—No mamá, yo tengo un poco de dinero, era el valor sentimental—

—Bueno, podrías decirle a alguno de tus amigos que te acompañe—el rubio pensó en quien sería mejor opción, Freddie tardaría mucho, a John no le hablaba mucho y Debbie llega a hartalo—

—Le diré a Brian, el es muy perfeccionista me ayudara a tomar una buena decisión. —se dirigió al teléfono y marcó el número de la casa de Brian

¿Hola?

—Buenas tardes señora May ¿puedo hablar con Brian?

¡Roger! claro, ahora lo llamo- se escucho como Ruth llamaba a Brian y unos presurosos pasos acercándose —

Hola Roger

—Hola Bri, pasó algo ¿podrías acompañarme a comprar pinceles nuevos? —

—¿Que les pasó? ¿Estás bien? yo te acompañaré —

Fue Clare, estoy un poco enojado y genial, nos vemos en veinte minutos fuera de mi casa —

—Bien, ahí te ve- —Roger cortó la llamada interrumpiendo lo que diría, soltó un pequeño gruñido y se alejó de el teléfono

Trato de peinar un poco sus embarañados y mojados rizos, recientemente había tomado un baño, se vistió para bajar corriendo las escaleras y avisarle a su madre de su salida


—Mamá acompañaré a Roger a comprar pinceles tardaré un poco— grito casi en la puerta —

—Muy bien hijo, regresa antes de la cena—agitó su mano derecha a forma de despedida, salió de su casa y camino hacia el hogar del rubio, después de cuatro cuadras estaba muy cansado pues no tenía muy buena condición física pero para su suerte estaba frente a la puerta de la casa, se acercó a esta y la golpeó suavemente la madre de Roger lo recibió

Heather [En edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora