Capítulo N°21

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-¡Joder!- exclamó Malú con un gesto de asombro tras subir las escaleras que daban acceso desde la cochera al salón.

-Ven aquí ya.- dijeron desde el otro lado del salón haciendo a Malú apresurar el paso.

-Mamá, te extrañé un montón.- murmuró tan pronto la envolvió en sus brazos.

-Y yo a ti hija, ya me hacíais mucha falta.- dijo la mujer ya entrada en años pero que de cualquier modo se conservaba muy bien.- ¿Adivina a quiénes he traído?- habló de nuevo con la voz cargada de ternura tras separarse un poco de su hija, quién la miró buscando la respuesta en su mirada.

-¡Joder!- exclamó de nuevo ante el silencio de su madre que corroborara sus sospechas.- ¿los habéis traído? ¿dónde están?- habló casi sin respiración aún envuelta en los brazos de su madre.- ¡Danka! ¡Chanelo!- gritó dejando a su madre un poco aturdida.
Cuando sintió los ladridos del animal, se deshizo con rapidez del abrazo de su madre y caminó en su busca, doblándose para tener una mejor visión de él mientras lo esperaba con los brazos extendidos.

-¡Ala bonita!- expresó con un hilo de voz al tiempo que cruzaba uno de sus brazos por sobre el cuello de la perra mientras que con su mano libre acariciaba el pelaje blanco en el resto del cuerpo.- estás monisima.- dijo de nuevo tras recibir unas lamidas cargadas de amor y humedad.- Mamá, no sabes cuánto me apetecía veros.- se volvió para mirar a su madre tras ella, que la contemplaba con la mirada llena de amor.

Cuando se encontraron reunidos en medio del salón, el móvil de Malú sonó haciendolo desviar su atención a el.

*Me he quedado esperando tú llamada.

Malú sonrió al leer la pantalla del móvil.

*¡Lo siento! Me he olvidado, tengo algo que contarte.

*No pasa nada. Entonces te visito pronto y me cuentes.

*Vale, te esperaré ansiosa.

Cuándo las puertas del ascensor se abrieron el día siguiente, Liv apareció encontrándose con los chicos tras sus escritorios.

-Oye Liv, han dejado esto para tí.- murmuró Amanda irrumpiendo en la oficina de Liv.

-¡Amanda!- exclamó antes de que se retirara.- ¿puedes tomar asiento?- Rollins le confirió una mirada dubitativa,  pero sin embargo accedió a la petición de Liv.

-¿Ocurre algo?-

-Siento mucho lo que ocurrió la otra vez.

-No pasa nada Olivia, no hay problema.

-¿Ocurre algo con Carisi?

-Por lo momentos no quiero hablar del tema.

-Está bien.- Liv no quiso insistir.- ¿Cuándo estés lista me lo vas a decir?- Rollins pareció desolada y, asintió rehuyendo su mirada.

Cuándo Amanda abandonó la oficina, Liv relajó su cuerpo en el respaldo de la silla y echó la cabeza hacía atrás, pensó en Amanda afligida y trató de buscar en un intento fallido algún vestigio que le indicara lo que le sucedía con ella.

Aunque se habían distanciado un poco físicamente los últimos días, hablaban por las noches para ponerse al tanto sobre sus agetreadas actividades diarias. Malú se encontraba inmersa trabajando y reorganizando su agenda para los próximos meses, además de disfrutar por el tiempo que le quedaba de su familia y sus mascotas. Y aunque Liv hubiera omitido el hecho de que se encontraba ocupada preparando un operativo para desmantelar una organización de trata de blancas, junto a su equipo, donde resultó levemente herida, Malú intuyó que algo iba mal cuando Liv no respondía a sus múltiples llamadas. Pensó por instantes en llamarla al teléfono en casa, pero no había sido lo suficientemente inteligente como para pedírselo, de seguro que en esa situación hubiera sido de extrema ayuda. Tenía la sensación de que algo había sucedido y se tornó terriblemente desolada al recordar de nuevo; el día que Liv había dejado a Noah bajo sus cuidados. Un nudo se formó en su garganta de solo pensar en las lágrimas que rodaron por sus mejillas cuando se halló a solas en la oficina. Los días siguieron transcurriendo y la desesperación en Malú seguia incrementado. Cuando sintió que ya no podía con la desesperación, fué en su busca de Liv a la Unidad, encontrándose con los rostros amables de Amanda y Carisi. Por lo visto, Liv los había informado en todo lo referente a su accidente, pero de lo que no estaban al tanto era del porque de su angustiante preocupación.

Pasión en peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora