Pasión en peligro.

Epílogo.

Durante la estadía de Noah y Malú en España, ésta se había inmerso en un sin fin de proyectos, ensayos y grabaciones, todo ésto para poder llenar el vacío que había dejado Olivia al decidir separarla de ella. Aunque Olivia había decidido por las dos, Malú siempre fué consciente de la necesidad que tenía por estar junto a ella, nunca había negado sus sentimientos por aquella mujer tan terca.

Eran increíbles todas las horas del día donde soñaba despierta, esperando algún mensaje o llamada que le hiciese saber que Liv estaba bien, ni decir todas las horas en la noche que pasaba sin dormir y dónde se limitaba a encerrarse en su estudio para componer y cantar.

A veces las cosas malas traían consigo cosas buenas, tal vez no era el caso de Olivia, pero Malú prefirió creerlo así, entonces transformó todos sus sentimientos negativos en cosas bonitas, cosas que la trasladaban a ella, a su olor y su tacto.

Recordó aquellas "citas" clandestinas en el departamento de Liv dónde habían compartido vino y té, las noches dónde habían dormido juntas, dónde cada una podía sentir la respiración de la otra. Recordó aquella declaración de amor que se habían hecho mutuamente frente a las olas del mar y bajo la poca luz de la luna, también recordó la noche bajo la obscuridad de aquella habitación dónde habían consumado su amor, joder, recordar la estaba matando.

Su recuerdo era imborrable, ¿cómo podría olvidar a Olivia si le había dejado lo más preciado para ella? Le había dejado una sonrisa en el alma, una que cuidaría por siempre si fuese necesario, le había dejado a Noah.

Fueron increíbles todos los versos que había compuesto al pensar en ella y todo el efecto que aquella mujer podía surtir sobre Malú, entonces fué en ése momento dónde descubrió que ella era un huracán, pero sin Olivia estaba en calma, sin Olivia dejaba de ser ella misma y fué en ése momento también dónde descubrió que todas las lágrimas que había derramado por ella mientras tocaba el piano y cantaba en voz baja, las tendría que guardar consigo porque eran el significado de algo que no sería más.

El tiempo era imparable, nunca dejaba de marcar su ritmo, habían transcurrido algunos meses ya y el cumpleaños de Noah había llegado. Malú escribió el importante acontecimiento en varias notas y las había dejado junto al espejo de su habitación, cerca del portátil, en el taller de pinturas donde últimamente pasaba bastante tiempo recreando cuadros y también en el espejo retrovisor del coche, todo ésto para evitar que se pasara por alto ese día tan especial.

Regularmente los chicos de la Unidad llamaban a Noah para saludarlo por videollamada. Era chistoso ver a los detectives pelearse por quién debía estar frente al teléfono primero. En una oportunidad Amanda le había pedido a Malú que se trasladase a Nueva York para poder celebrar juntos el cumpleaños de Noah, Malú lo había pensado un poco casi decidiendo no ir por un tema de recuerdos y melancolía pero los detectives eran parte de la vida de Noah y eso valía mucho más que toda su tristeza.

Malú estaba haciendo tantas cosas, maletas, Noah, comprar boletos, aeropuerto, viajar y no dormir, Noah otra vez, la presentación de su nuevo disco, sentirse feliz... sobre todo disfrutó sentirse feliz nuevamente.

Larissa se había ofrecido a organizar el departamento de Olivia con decoraciones infantiles y coloridos globos para el cumpleaños del inquieto Noah. Los detectives Rollins, Stone, Carisi y Tutuola habían llegado con un montón de regalos y comida para la celebración haciendo que a Noah le brillarán los ojos al ver todo. El primero en cargarlo en brazos y alzarlo para juguetear con él definitivamente fué Tutuola mientras Malú se acercaba al resto de los chicos para abrazarlos y agradecerles por el bonito gesto. El departamento se veía diferente aunque le encantaba que siguiera siendo tan acogedor. Noah luego de saludarlos a todos y abrir algunos de los regalos que habían llevado para él, fué a hacerle un recorrido a su antiguo hogar, entrando a la habitación que solía ser de él y volviendo con un par de juguetes que había dejado atrás hacia ya un tiempo.