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Era increíble como tan solo hace un día se sentía seguro con si mismo, más felíz que nunca y ahora estaba en su auto, detrás de una fila interminable de autos, tratando de mantenerse fuerte y no comenzar con un río de lágrimas como seguramente lo había hecho la noche anterior.

La fila de autos avanzó y logró llegar a su trabajo 10 minutos antes, dejaría su auto frente al edificio, de todas formas no trabajaría todo el día como de costumbre, y a la salida iría hacia el hospital, tenía que hacer una visita.

Tomó sus cosas y bajó del auto, listo para estar 5 horas encerrado en su oficina. Comenzó a andar y estaba seguro de que algo le hacía falta: el celular y su desayuno. Se devolvió por este que se encontraba en los asientos traseros, debió llevarlo en la mano cuando salió del centro comercial y al guardar lo que había comprado no se dió cuenta de que también había guardado el celular.

Dió un paso atrás y cerró la puerta para luego recibir un golpe en el hombro derecho.

— Lo siento mucho.

Zayn volteó para ver quién se acababa de disculpar; eran dos chicos que iban tomados de la mano, concluyó que el más alto que iba del lado derecho debió ser el que se disculpó.

Una pareja... un par de jovencitos enamorados. ¿Tendrán la confianza suficiente para no mentirse el uno al otro?

Entró al edificio y fue directo a su oficina, ni siquiera respondió al "Buenos días señor Malik" de parte de su secretaria.

Se sentó en la silla detrás de su escritorio y respiro profundo, una vez, dos veces, lo hizo hasta que fuera necesario, hasta lograr calmarse y lograr que las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos desaparecieran. Este día debía acabar ya.

Miró la hora en su computadora, ya se acercaba el almuerzo y ni siquiera había tocado el desayuno, no quiero comer nada, pensó. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz que se escuchaba detrás de la puerta.

— ¡Soy su mejor amigo, déjame pasar!

Y sin más, la puerta fue abierta y un Louis con una gran sonrisa se encontraba al otro lado de esta, y detrás de Louis la secretaria de Zayn con mala cara.

— Te traje el almuerzo — anunció cerrando la puerta detrás de él. Botó unos papeles que se encontraban sobre la mesa y sobre esta colocó una bolsa, en dónde vendrían sus almuerzos.

— No tengo hambre — comentó Zayn sin apartar la vista de la computadora —, pero te puedes quedar... si quieres. Si quieres. Sabía que Louis se quedaría sin pedirselo, no era Louis el que necesitaba compañía, era él, necesitaba a su mejor amigo más que nunca.

La bolsa fue abierta por Louis y comenzó a atragantarse con su hamburguesa.

— Louis, crees que...

— Sí — la respuesta fue inmediata, como si esperase esa pregunta —. No tenías que preguntarlo para darte cuenta, aunque la historia cambiara de rumbo. Louis estaba acostumbrado a que su mejor amigo le hiciera esa pregunta, y siempre mantenía su respuesta, aunque esta era la primera vez en años de no la escucharla.

— Si no comes no me iré — dijo Louis, y enseguida Zayn comenzó a comer porque sabía que Louis no mentía.

Al cabo de unos minutos terminó devorando las papas y siguió con la hamburguesa. No estaba seguro si había comido la noche anterior, pero sentía como si llevara semanas sin comer.

Los dos terminaron su comida en silencio, dejando solo los envoltorios sobre la mesa. Disfrutando de la compañía del otro.

— ¿Cómo te sientes?

¿Acaso no es obvio? pensó en responderle aunque no sabía a qué se refería, podría ser por muchas cosas, pero se limitó a decir:

— Mejor.

Louis lo miraba con preocupación desde el otro lado del escritorio. Tal vez era porque sus ojos se empezaban a inundar de lágrimas.

— Puedes quedarte conmigo hoy, sabes que no hay probl...

— No insistas — fue interrumpido por Zayn, quién ahora miraba hacia su computadora solo para evitar a su amigo. La propuesta le parecía estúpida, como muchas de las que le hacía Louis.

Dos golpecitos y la puerta se abrió.

— Lo busca Harry Styles, señor.

Odiaba que le dijeran señor, solo tenía veinticinco años, pero aún sabiendo que cuando llegara a este puesto le iban a llamar así no le importó.

— Déjalo pasar.

Dicho esto, rápidamente Louis recogió las envolturas y las metió en la bolsa para enseguida levantarse y botarla en el basurero de su izquierda.

— Llámame si necesitas algo.

Zayn le dirigió una sonrisa, (bueno, lo intentó) Louis se dirigió a la puerta y justo cuando la iba a abrir esta se abrió. Harry le había ganado. Su cara reflejaba la sorpresa que se había llevado, no esperaba ver a Louis por nada del mundo.

Louis parecía querer decir algo pero no lo logró, así que dió un paso a su izquierda pero Harry también, los dos estaban indecisos de que lado tomar. Patéticos, pensó Zayn, quién miraba la escena. Louis logró salir y Harry entrar. La puerta fue cerrada y Zayn esperó a que Harry hablara, pero como el otro no parecía encontrar las palabras correctas se apresuró a decir:

— No esperaba que vinieras ningún día de mi maldita vida — espetó con furia, y aunque no a gritos esta la podía notar cualquiera —, habla rápido.

— Lo siento, Zayn.

Ya muchas veces había escuchado esas palabras dirigidas a él por parte de Harry. Lo siento. Hoy más que nunca esa palabra le retumbaba en la cabeza.

— ¿Eso es todo?

— Te juro que no lo sabía, de haberlo sabido te lo habría dicho — hizo una pausa para luego seguir —. La madre de Liam me ha enviado, quiere que estés informado.

Zayn recibió el papel que Harry le entregaba, era un poco más pequeño que el tamaño de su celular. Harry se despidió con un movimiento de cabeza y se retiró.

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The Tears Keep FallingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora