Escalofríos 3 - Horrorland

Parte 4

Capítulo 3 - El teatro

La noche siguiente, la familia aprovechó que una feria ambulante se había instalado en la ciudad para celebrar a lo grande el cumpleaños de Henry. Esta tenía como nombre principal "Magic Land".

Había diversas atracciones en aquel parque multicolor: una noria gigante, un tren con forma de gusano, una mansión del terror, etc. Timmy y Henry, que habían logrado separarse de sus padres, (los cuáles se habían quedado en un pub donde unos animadores bailaban al público), estuvieron en varias casetas jugando a máquinas traga perras. Hasta que, dando vueltas por los alrededores, divisaron un pequeño auditorio. En cuya entrada había un cartel en el que rezaba en mayúsculas la frase: "MR MARAVILLAS Y SUS MUÑECOS".

A Henry le llamó la atención. E hizo un gesto a su hermano para que entraran. Y al final, accedió sin dudarlo ni un momento.

Nada más entrar, se sentaron en las butacas del centro para tener una vista panorámica de la función más correcta. Lo que les sorprendió a los dos fue que el resto de las gradas estaban completamente ocupadas. Tuvieron suerte en llegar a tiempo.

- "Será alguien muy conocido de aquí..." - pensó Timmy.

Nada más comenzar, apareció en el escenario un señor de traje negro y chistera oscura. Y dirigiéndose al público, se presentó:

- Buenas noches, damas y caballeros. Mi nombre es Mr Maravillas... - la gente aplaudió tras sus palabras - En esta velada tendré el orgullo de presentar a mis dos queridos esclavos... ¡Digo...! ¡Colegas! - se produjo alguna que otra risa - Sin ellos, y lo digo en serio... Nunca hubiera llegado hasta aquí... Así que, sin más dilación, el espectáculo lo abrirá mi querida y pequeña musa... La muñeca Kayla.

Tras retirarse el hombre, se abrió el telón. Dando paso a un pequeño retablo de colores. En el cuál asomaba la cabeza de una muñeca de pelo negro con la cabeza gacha y los ojos cerrados. Llevaba un vestido negro brillante.

Detrás del retablo había cinco animatrónicos. Los cuáles dieron inicio a la música.

Nada más comenzar, la muñeca abrió los ojos (de un tono celeste) y alzó la cabeza. Entonces, una voz dulce y de terciopelo comenzó a salir de sus labios. Y se puso a cantar el tema "Summer Time".

A Timmy se le erizó el bello cabelludo tras escuchar esa voz. Era bellísima. Nunca había escuchado a nadie cantar de esa forma tan bonita e hipnotizante. Su hermano también se sorprendió. Pero lo que más le llamó la atención de esa muñeca era que parecía demasiado real. Tanto que estaba deseando por todos los medios que acabara ya la función para largarse de allí. Tenía miedo.

Tras finalizar la canción, el público aplaudió con mucha alegría. Fuera quien fuese la que hubiese cantado a través de aquella marioneta, lo había hecho muy bien. 

La muñeca se agachó hacia las gradas. Y soltó un delicado: "Gracias". Y rápidamente se cerró el telón.

Acto seguido, Mr Maravillas reapareció sentándose en un taburete en medio del escenario con un muñeco de ventrílocuo pelirrojo sentado sobre su regazo. Con el que comenzó a charlar. Soltando cometarios graciosos de por medio:

- "Hoy estás muy guapo, Mr Wood"

- "Gracias... Más que tú seguro que sí..."

(RISAS)

- "Y lo dice quien antes vivía en un vertedero de basura..."

- "Sí. Allí fue donde te conocí, amigo mío. Fue ver tu cara y pensé: otra cosa más fea no voy a ver en mi vida..."

(RISAS)

*

Una hora y media después, tras varios chistes ridículos de Mr Maravillas y su muñeco Mr Wood y una melodía estridente de los animatrónicos, el espectáculo cerró con la frase: "la magia no tiene límites".

Tras salir del auditorio, Timmy se giró a su hermano. Cuya cara mostraba más espanto que asombro.

- ¿Te ha gustado?

- Más o menos... - murmuró - Pero la muñeca me ha dado miedo.

- ¡Anda ya! - se rio este - ¡Si era muy guapa!

- Sí... Pero es que parecía tan real...

Este, tras su respuesta, le acarició la cabeza.

- De eso se trata, tío...

Al momento, el móvil de Timmy comenzó a sonar. Nada más ver quien era, palideció.

- ¿Mamá? ¡No, no...! ¡Henry está conmigo....! Sí... Vale... ¡Vamos para allá!

Tras colgar, agarró a su hermanito del brazo y le dijo:

- Démonos prisa, colega. Antes de que a nuestra madre le dé un infarto.

Continuará...