Escalofríos 3 - Horrorland

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Capítulo 7 - Juguetes nuevos

Eran las ocho de la mañana. Dentro de una hora, tanto los niños como los jóvenes de Madison tendrán que acudir a la escuela. Es por eso que en la casa de Timmy ya había movimiento.

Sus padres ya se habían ido a trabajar a la empresa de jardinería donde se dedicaban a mandar los documentos de las plantas que se vendían y recibían. Por lo que Timmy se tenía que encargar de que su hermanito se levantara, se vistiera y se fuera a desayunar a una hora temprana y correcta para ser puntuales.

Normalmente, le costaba horrores todos los días espabilarlo para que dejara de dormir. Era casi imposible despertarlo en la mayoría de las veces. Sin embargo, y para sorpresa del joven muchacho, aquella mañana fue una excepción.

Apenas Timmy se acababa de cambiar y peinarse el pelo, cuando las voces de Henry lo sobresaltaron:

- ¡¡QUÉ PASADA!! ¡¡JUGUETES NUEVOS!! ¡¡BIEN...!! ¡¡GRACIAS, MAMÁAAAAA!!

Este fue corriendo al pasillo en dirección al dormitorio del pequeño. Y nada más dirigirse a su puerta, esta se abrió de par en par, golpeándole la frente al pobre.

- ¡Au...! - murmuró Timmy, llevándose dolorido una mano a la cara - Rayos, Henry... ¿Qué ocurre? ¿A qué vienen esos gritos?

El niño, sintiéndose un poco culpable por haberle dado un golpetazo sin querer a su hermano, procuró no mostrar ni el más mínimo arrepentimiento y le soltó sonriendo:

- ¡Mira lo que me han dejado papá y mamá en mi cuarto junto con Slappy...! ¡Muñecos nuevos!

- ¿Cómo que...? - quiso decir Timmy, aturdido. Pero su boca enmudeció cuando, entre los brazos de su hermano, vio a un títere pelirrojo de pelo natural y con la cara llena de pecas, y a una muñeca de piel morena y cabellos negros muy bonita - Henry... ¿En serio te han regalado eso?

Este, mirándole fijamente, asintió con la cabeza muy contento:

- ¡Sí...! O al menos eso creo... Como no haya sido Slappy, que se ha traído a sus amigos de algún lado...

Lo último hizo sonreír a Timmy. Todavía seguía con el rollo de que ese dichoso títere estaba vivo. Esa marioneta horrible que, cada vez que la miraba, notaba como si lo acechara con odio.

- Bueno, Henry... Ya tendrás después todo el tiempo del mundo para jugar con ellos. Ya que hoy es el último día de cole del primer trimestre... Dentro de unas horas podremos disfrutar de las vacaciones de Navidad...

Eso causó que se pusiera a saltar de alegría el pequeño. Lleno de entusiasmo.

- ¡Oh...! ¡Es verdad! ¡Se me había olvidado...! ¡En seguida voy para abajo, hermanito! ¡Voy a cambiarme! - y cerró la puerta de golpe. En todas las narices del chaval. El cual se quedó un momento de brazos cruzados frente a ella. Y seguidamente marchó para abajo. En dirección a la cocina.

- Pufff... No quiero ni pensar cómo le irá al renacuajo cuando se haga mayor... - murmuró entre dientes. Mientras se imaginaba en su cabeza a su hermano ya adulto. Todavía con el tal Slappy jugando y haciéndole hablar.


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