Escalofríos 3 - Horrorland

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Parte 5

Capítulo 4 - Enjaulados

Sobre la media noche, la feria cerró. Y se quedó al momento en el más absoluto silencio. El lugar se vio envuelto en una sombría oscuridad.

Sin embargo, entre algunos trabajadores que se instalaban en caravanas alrededor del solar donde se encontraba el parque, estaba Mr Maravillas. El cuál se alojaba en el auditorio. Detrás del escenario. En su camerino.

Allí, tenía a los dos muñecos encerrados en unas jaulas para perros. Como si fueran animales. Y la manera en la que los mantenía era de bastante mal trato.

Nada más entrar a la habitación, Mr Maravillas, cuyo verdadero nombre era Collin, lanzó una mirada a Kayla. La cuál estaba de espaldas al fondo de la jaula.

- ¡Hora de comer, ratas asquerosas! - exclamó este, golpeando los barrotes - ¿¡O es que sois sordos!?

El primero en reaccionar fue Mr Wood. A quien Collin le ofreció un trozo de manzana podrida.

- Señor... - murmuró Mr Wood - Esto no puedo...

- ¡Calla, bicho! - le gritó este, asustandolo - Estate satisfecho con lo que tienes. En situaciones peores podrías estar... Y a la próxima que os duchéis, más te vale quitarte la ropa...

- Si no puedo quitármela...

- ¡No me contestes y hazme caso! 

- Sí, señor... - asintió tristemente.

Luego se acercó a la jaula de Kayla.

- Eh, preciosa, ven aquí. Es hora de cenar - pero no le respondió. Seguía dándole la espalda como si no lo hubiese escuchado - ¿No me has oído, estúpida? ¡Mueve el culo de plastico que tienes y ven aquí ahora mismo!

Esta se giró hacia él. Mirándolo con ojos centelleantes. Entonces, al instante, le mostró una sonrisa dulce y se acercó hacia él a grandes pasos.

- Eso es... Buena chica... - le dijo este, sacando de una bolsa de papel un hueso mordisqueado de pollo.

Cuando la muñeca estuvo frente a Collin, sin dejar de sonreír, le soltó:

- Si me traes eso, supongo que será porque me he portado bien... ¿No?

- Has acertado... - y le ofreció el hueso.

Esta lo aceptó y lo miró de lado a lado con los ojos.

- Bien hecho, perrito... - le soltó Collin. Y comenzó a reírse.

Mr Wood soltó un bufido. Pero Kayla, inexplicablemente, soltó una carcajada macabra que aterró a Collin.

- ¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA...!

- Chiflada... - murmuró este.

Kayla volvió a poner cara de niña buena y le susurró:

- ¿No quieres entrar aquí a jugar conmigo? Puedo enseñarte un truco de magia muy especial que he estado ensayando... Se llama... "Cortar al idiota en dos"... Tris, tras.

Ante lo que dijo, Collin golpeó los barrotes de su jaula con fuerza. Haciendo que esta se echara para atrás.

- ¡Cállate, maldita! ¡O si no, te castigaré!

- Ja, ja, ja, ja, ja... - siguió riéndose la muñeca.

Acto seguido, el hombre sacó de una pequeña nevera unas enchiladas. Y, sentándose sobre su cama, se puso el televisor.

- ¡Y ahora chitón! - les gritó a estos - ¡Necesito un poco de relax!

Precisamente esa misma noche, en la tele estaban anunciando que el libro "Horrorland", una novela a medias perteneciente al desaparecido R.L Stine, había sido comprada por la biblioteca de Madison. Y ahora se encontraba allí. Explicando que mañana se hará una conferencia acerca de ella.

Kayla y Mr Wood alzaron las miradas tras escuchar aquello. Ese libro fue en donde estaban encerrados. Collin los liberó tras encontrarlo en el vertedero en donde trabajava. Y más tarde lo vendió a una casa de empeños. Probablemente habrá terminado en las manos del jefe de esa biblioteca.

Kayla recordó que en ese libro había un manuscrito. Con él podían liberar a otros seres igual que ellos y hacer de las suyas en el mundo humano. Pero no recordaba cómo era. 

Al momento, Collin, temeroso porque sus mascotas escucharan aquello, cambió de canal.

- Estas noticias... Menuda basura... - murmuró, intentando fingir.

Pero fue inútil. Kayla y Mr Wood lo habían visto todo.

*

En la casa de los padres de Timmy, todos dormían... Salvo dos.

El padre se había quedado hasta muy tarde viendo la tele. Y Slappy lo estaba acechando en todo momento con la intención de escapar. Pero fue ver la noticia acerca de esa novela, y una sonrisa se le formó en su cara.

- Bien está lo que bien empieza... - murmuró para sus adentros. Y se fundió en la oscuridad del pasillo.

Continuará...



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