Un viejo contando historias

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Una de las grandes cosas que los niños con gran imaginación siempre nos preguntan es, que había más allá de este universo o si siempre hubo grandes edificios o los horripilantes humos grises cubriendo el cielo? Si existían las criaturas mágicas? Un sin fin de cosas inimaginables que se le podía asomar en la cabecita a un niño.

Pues aquel viejo que solo se sentaba a admirar el cielo oscurecerse en aquella vieja silla de madera tenia todas aquellas respuestas que todos esos niños querían saber. Se sentaban junto a el para escuchar increíbles historias. A saber donde las sacaba. Pero lo hacia. Las removía como viejos recuerdos que guardaba en un cajón de su cabeza parlanchina.

Con una sonrisa podía transformar historias tristes en verdaderas leyendas salidas de cuentos de hadas. Pero un día un niño tan travieso y revoltoso se atrevió a preguntarle algo.

— Alguna vez vio una hada, vio algo parecido a una?— el niño preguntó inquieto provocando que una leve venita de su cuello brotara.

El viejo tomó esa pregunta algo seria y como si fuera una pintura envuelta en tanto sentimientos dijo:

— no solo he visto, si no que le he hablado. Conozco su historia como si fuera mía, niño

Todos querían escucharlo contar historias. Pues uno de sus grandes pasatiempos era relatar aquellos cuentos a todos esos niños.

Y así como si fuera a recitar uno de sus poemas favoritos, contó una de las mas tristes y despiadadas historias que ningún niño jamás había oído.

"Que no te despiste el viento que comenzaba a introducirse en un hermoso bosque lleno de mariposas y flores por doquier, donde podías escuchar la mas hermosa melodía del cantar de la reina de las hadas, una mujer despampanante mente bella que dejaba sin aire a cualquiera que la viese. Tenía un cabello largo y del color de los caramelos más deliciosos que existían. Tan suave como las rosas, una piel tersa y digna de envidiar. Con la piel pintada con el brillo del sol y aquellos ojos que te comían vivo y te congelaban el alma. Podía oler con las mil y una fragancias, aquella mujer, jamás en su vida podía ser comparada como ninguna otra. Pues su belleza era robada de las diosas de aquel bosque lleno de millones de criaturas. Su oreja era puntiaguda, era lo único mágico, aparte de su belleza y su poder, que era diferente de los humanos. Lo único que si la resaltaba de entre toda su especie eran sus alas cortadas. Que fueron arrebatadas con tanto sufrimiento. Aquella mujer tenía el alma rota, quebrada como cristal que debió ser cuidado con tanto amor. Le llovía millones de pretendientes por doquier, pero su alma no podía aguantar otra daga clavada en su piel. Con tanto dolor guardo sus lagrimas en un cajón hasta esperar a que llegase aquella persona capaz de guardar su daga por ella y secar aquellas lagrimas."

— ¿por que no aceptaba los pretendientes?— una de las niñas lo interrumpió impaciente.

— Si no interrumpieras cuando la historia la este contando yo, tal vez entenderías. Estaba rota.

— ¿Pero por que?— dijo otro niño

— Pues te lo diré

" Los humanos por muchas décadas se encargaron de robar su magia, así que eso la termino por debilitarla. Hasta que un día mientras descansaba un horrible hombre le corto las alas dejándola en el borde de la muerte. Los animales y todas las criaturas mágicas se enojaron demasiado. Tanto que decidieron convocar una enorme guerra para acabar con cada ser humano que ocupase la tierra que por derecho les pertenecía, pero la reina dijo: no. Estaba harta de todo esto, de todo el mundo cruel y despiadado, no quería derramar mas sangre. Nadie cuestiono sus deseos, al contrario, dejaron de lado el odio arrebatador que se hacia sentir cuando los humanos pisaban sus tierras en busca de poder. Hasta que un día un rey lejano. Sin provincias, solo, sin su gente comenzaba a divagar por todo el bosque sin saber donde lo paren sus piernas. Un hombre elegante de belleza sin igual que podía decir que resaltaba entre toda la belleza humana. Cundo su mirada se poso en ella, el se enamoron de inmediato"

— fin...

Los niños indignados comenzaron a protestar pidiendo que les contase mas la historia.

— ya, lo demás no es para niños

— vamos viejo cuenta mas

— por insultarme no conseguirás nada.

— Vamos cuenta mas.

El hombre pensativo solo recordaba la historia buscando en sus memorias viejas. Sumergiéndose en todo aquel viento que resoplo en su rostro. Recordando aquellos hermosos recuerdos que guardó cuando la vio por primera vez. Tan hermosa e inocente. Que lo miraba al caminar, aquella mujer que le había devuelto las ganas de volver a vivir. Le había dando el amor que el tanto buscaba y ella había encontrado por fin a un hombre que secara sus lagrimas. Tardaron una vida en conocerse. En enamorarse como dos locos inmortales. Con su magia lo volvió inmortal. Para pasarse la vida descubriéndose uno al otro. El hermoso paisaje que guardaba aquel bosque. Lo envolvía, haciéndolo tan mágico.

— se casaron aquellos dos tórtolas- dijo el hombre acortando cada detalle de aquella historia- y con eso decidieron unir los dos mundo, las hadas vivieron con los humanos y fin
Los niños se conformaron con la historia corta que aquel viejo contraído les había contado.

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Aquellos recuerdos fueron los mas dolorosos que aquel triste viejo recordaba con tanto amor.

Aquella única mujer que lo amo con tanta fuerza. Lucho  junto a ella en una batalla de amor. Hasta que un día los dos decidieron unir sus vida.

— sabes lo que me estás pidiendo- le dijo ella apunto de derramar las primeras gotas de lluvia.

— Estoy tan seguro de esta decisión- sus rodillas eran aplastadas por piedrecitas que se encontraban arrojadas en el suelo.

Estaba decidido a pasar la eternidad con ella.

— dime que si— le rogó con una sonrisa trémula.

— ¡Si!— gritó de felicidad arrojándose a sus brazos sin miedo a caerse.

Lo beso una y mil veces por todo su rostro hasta besar sus hermosos labios que ahora serian para ella por el resto de su vida.

Aquella misma noche sus almas se unieron. Desnudándose con tal deseo que poco a poco comenzaron a explorarcon sus dedos. Con sus labios. Con cada carisias que se convertía en fuego. Hasta Terminar por completo unidos uno al otro como si solo fueran uno solo. Mientras sus gemidos volaban por el viento. Testigos de aquella gloriosa unión.

Cuando por fin habías sentido el cielo. Cuando los días pasaron como las olas del mal con una decena de emociones recién encontradas. La noticia de que serian padres por fin los envolvió con tanta felicidad que le fue interrumpida por fuertes gritos de ayuda que el bosque comenzaba aguardar entre los árboles.

Comenzando arrastrar una terrible masacré que terminaría de destruir todo aquel bosque apagando cada una de aquellas luces mágicas que lo hacían único. En sus ojos bellos podías ver el miedo que la envolvía.

Corrió como nunca lo había hecho para defender a cada ser que sufrían con aquella guerra tan sangrienta y despiadada que se presento sin haberla percibido.

Y así fue. Una guerra tenebrosa. Donde solo se derramaba sangre y el sonido de las espadas eran las mas escuchadas. Nunca se había manchado de se rojo los pastizales, nunca había visto tanta muerte junta ante sus ojos. Pero, no le había dolido tanto hasta ver el amor escapandose entre sus manos. Eran bestias horribles capaces de despedazar con sus colmillos, seres sin alma. Eso eran descritos.

Con los gritos de ayuda que ella lanzaba en el aire fueron cortados por aquellas bestias mordiendo cada pedazo de su cuerpo mientras podías oírla gritar. Sin poder detenerlos,las criaturas mágicas intentaron alejarlo de aquellos gritos que se clavaron como agujas filosas . Un dolor arrebatador que se clavaba como una daga en su alma lo obligo a resguardar a todas aquellas criaturas en un mundo donde ni la maldad de aquellas bestias pudiesen hacerles daños.

Con el tiempo se hizo viejo pues la magia se marchitaba. Lo único que lo mantenía vivo durante esos años era sus viejos recuerdos de una gran aventura de magia que terminó en una horrible y dolorosa masacre. Con aquel corazón roto, que nunca pudo ver a su amada ni a su pequeño vivir.

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