Capítulo 4: Se sintió incómodo.

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¿Qué se supone que haga ahora? Me encontraba en el suelo, desconcertado por la presencia de esta chica, cuya belleza y aura misteriosa parecían envolverme en un halo de extrañeza.

Se ofreció a ayudarme a levantarme, y al aceptar su mano, sentí una conexión instantánea que trascendía lo físico. Sus dedos eran cálidos, y su mirada sugería un conocimiento más allá de lo terrenal.

Chica hermosa: Vamos a tu casa...

Salí de mi trance y la cubrí con mi ropa para evitar despertar sospechas mientras avanzábamos. La necesidad de pasar desapercibidos nos llevó a un juego de apariencias y secretos en medio de la noche.

Kland: Está bien... trata de no llamar la atención, no quiero que nos empiecen a acosar...

Mientras pasábamos junto a los soldados, la atención se centró en el supuesto disfraz de ella, ignorando la verdad que se escondía bajo esa apariencia encantadora.

Soldado: ¡El cosplay de tu amiga está genial!

Agradecí y señalé a And, nuestro vehículo, para que nos llevara a casa.

Kland: Gracias.

Chica linda: ¡Gracias, linda noche!

Ella parecía comprender la situación a la perfección, lo cual solo añadía a la extrañeza del encuentro. Su dominio del idioma revelaba un conocimiento más profundo de lo que mi mente podía asimilar.

Tras diez minutos de viaje, llegamos a mi casa. Aunque el trayecto fue breve, la incomodidad persistía en mí. Sabía que al llegar a mi habitación, podría desentrañar los misterios que rodeaban a esta enigmática visitante.

Mi padre, absorto en videos desde su portátil en la sala, no parecía percatarse completamente de nuestra llegada. Opté por presentar a la chica, pero con la discreción necesaria para no revelar la extrañeza del encuentro.

Kland: Hola papá, ella es mi amiga, le dije que se podía quedar conmigo hoy... estaremos en mi cuarto...

Papá: No me avisaste antes... está bien, pero avísame para la próxima...

Kland: Gracias, perdóname... hablamos mañana si quieres sobre esto...

Adentrándonos en mi habitación, ella se movía con familiaridad, como si ya hubiera estado allí antes. Observé su figura de espaldas, captando detalles de su físico que no había notado antes. Su cola, similar a la de un zorro, y sus orejas, como las de un mapache, añadían un toque surrealista al momento.

Coloqué a And en un rincón de la habitación, como un testigo silencioso de nuestro encuentro. La atmósfera estaba cargada de expectación y curiosidad.

Kland: Ahora podemos hablar... me llamo Kland...

Dris: Hola Kland... me llamo Dris... ¿Puedes sentarte a un lado de mí, por favor?

Mi expresión habitualmente impasible no pudo ocultar mi nerviosismo al obedecer su solicitud. Al sentarnos, un silencio incómodo se apoderó del ambiente, pero fue roto cuando Dris tomó mi mano. La conexión entre nosotros se intensificó, revelando capas de misterio que ni yo mismo comprendía.

Dris se sentó en la cama, entrelazando sus dedos con los míos. La situación era extraña, pero no sentía la necesidad de resistirme. La conexión entre nosotros se tejía como un hilo invisible que nos unía en ese espacio íntimo.

Dris: - Bueno, te explicaré todo... te besé para aprender y adaptar mi lengua natal a la que tú usas, por eso puedo comunicarme contigo ahora. También aprendí el concepto de algunas cosas que tenemos en común y solo se adaptaron a las que yo ya conocía... digamos que es una de las particularidades de mi raza...

No es tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora