Malas noticias

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Me acomodé mejor la chaqueta, el viento me calaba los huesos, era primavera pero aún el clima era helado. Caminaba con pasos rápidos intentando de alguna manera huir del frío. Cuando salí de casa esperaba ver cambios importantes en la ciudad, al estilo película estrafalaria de ciencia ficción, pero parece que para la gigante de cemento ochos años no eran mucho, los cambios en mi ciudad eran mínimos, un semáforo nuevo, árboles más grandes y uno que otro auto de modelo desconocido para mi "con que no existen los autos voladores aún...." pensé con mofa. Chequee cuatros veces antes de cruzar la calle que me separaba de mi destino: la cafetería El Sol, no podía permitirme ser atropellada otra vez.

Había quedado con Emma, teníamos que hablar muchísimo así me ponía al día. Cuando entré, agradecí el calor que hacía dentro del lugar, permitiéndome despojarme de mi abrigo marrón, me costó divisar a Emma, no porque estuviera en alguna mesa recóndita u oculta tras las sombras, sino porque en mi mente buscaba a una muchacha de dieciséis años, no a alguien adulto. Luego la divisé en una mesa a mi derecha, con el cabello rubio recogido en una coleta desprolija, haciéndome una seña con la mano. Era ella, pero como me había sucedido la primera vez que la había visto, su aspecto actual me sorprendió. "Idiota, tiene veinticuatro ahora, ¿qué esperabas?" me gritó una voz en mi cabeza.

-Emma -saludé mientras me acomodaba en el asiento frente a ella.

-Aún no me lo creo...-repuso- es muy extraño todo esto. Si puedo serte sincera, yo creía que nunca volvería a tener una charla en un café contigo.

Okay, si algo no había cambiado en Emma era en la manera directa en la que decía las cosas y eso era algo que yo agradecía con el corazón. En ese momento apareció la camarera para tomar nuestra orden, Emma pidió un café con leche y pastel de manzana. Yo pedí un té solo, mis padres me habían advertido que debía ir con cuidado con la comida.

-Tienes que contarme todo lo que pasó mientras estuve.... Ausente- respondí haciendo caso omiso a su antiguo comentario, quería ir directo al grano- ¿Cómo están Janet y Sophie?

La sonrisa de Emma se desvaneció y me miró fijamente a los ojos, como decidiendo si contarme algo o no. Tal vez evaluando si estaba lo suficientemente bien como para recibir una mala noticia. La miré con serenidad, tratando de mostrarle que estaba bien, que podía contarme lo que quisiera

-Veras... La verdad es que... No tengo idea. Nos distanciamos, perdimos el contacto en cuanto nos graduamos. Sé que Sophie se fue a vivir a Londres o algo así por una beca escolar y Janet aún vive en el país pero no sé en que parre, ya no está en la ciudad- me confesó Emma. Lo había largado todo como un río de palabras, rápido y sin pausas.

Yo no podía responder, estaba estupefacta. Mis mejores amigas ya no eran mejores amigas, así de simple y doloroso. Quizá para Emma ya no era tan importante la situación pero para mí fue como un baldazo de agua helada.

-Lo siento Vanss- susurró Emma acariciandome la mano que tenía apoyada sobre la mesa.Al oír mi apodo levanté la mirada, clavando mis ojos en los de ella. Él me había puesto ese apodo, muchos años atrás. Era la primera vez desde que despertaba que alguien me llamaba así, invocando su recuerdo.

-¿Jamie... -no pude completar la pregunta pero ella la captó enseguida. Suspiró y sus ojos se entristecieron aún más. Resopló y miró hacia el techo con una clara expresión de ¿por qué a mi?

-Hay algo que tienes que saber de Jaime y no es agradable...

8 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora