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Día de entrenamiento

¿Qué les puedo decir? A pesar de haber sudado como cerda, conseguí el trabajo, y es que el gerente, un hombre regordete de uno 30 años llamado Bob, en lugar de prestar atención a mi entrevista laboral, se pasó todo el rato con su celular en las manos mensajeando a su novia. Y lo sé por la cara de idiota que tenía cada vez que leía su chat.

¿Acaso todos nos veíamos así cuando nos gustaba alguien? ¿Yo me veía así cuando miraba a Hottie? Si era así, no sé si lo podré verlo a la cara nuevamente. 

Hottie y Sam esperaban por mí en el mostrador. Cuando salí ambos me vieron impacientes, esperaban a que les dijera si lo conseguí o no.

— ¿Hablarás o qué? —preguntó Sam con cara de pocos amigos.

— ¡Lo conseguí! Y empiezo hoy mismo. Bueno, el entrenamiento.

— Ya la escuchaste, Adam. Entrenala —dijo Bob mientras salía del local.

Me despedí de Sam ya que ella tenía que irse. Después Adam me indicó donde estaban los uniformes, donde podía cambiarme y cual sería mi locker. Estaba realmente emocionada.

Al cabo de unos minutos, ya estaba lista para mi primer día en el equipo de Bird's. Adam me había enseñado la ubicación del almacén y los artículos de limpieza, cómo tomar un pedido y esas cosas básicas. 

Ya habían pasado unas dos horas desde la entrevista. El local estaba vacío y Adam me había dicho que estás horas suelen ser muertas por lo que sugirió enseñarme a preparar los cafés más sencillos.

— Bien, vamos a enseñarte a preparar los distintos tipos de café. Empezaremos por el expreso. Ve a buscar un tarro nuevo de café en el almacén para recargar la maquina.

Fui feliz de la vida. En el almacén se podía escuchar todo lo que sucedía en el local, por lo que la campanita que anunciaba la llegada de un nuevo cliente, se escuchaba a la perfección. Y ahí comencé a sudar como cerda por segunda vez en el día. Me aterraba atender a los clientes, jamás lo había hecho, pero no podía evitarlo porque ya Hottie me había explicado como hacerlo.

Al regresar donde Adam con el café nuevo, él me indicó que fuera a tomar el pedido mientras él preparaba la maquina. Tomé la pequeña libreta y me encaminé a la mesa.

Si antes estaba nerviosa, ahora estaba furiosa por ver de quienes se trataban.

Chris estaba sentado con una chica muy bonita de cabello castaño. No habían notando mi presencia por lo que tuve más tiempo de evaluar la escena.

Chris pasó el brazo sobre el hombro de la chica y le susurraba cosas al oído y cuando estaba por besarla interrumpí con una sonrisa fingida.

— Bienvenidos a Brid's ¿Qué desean tomar esta tarde? 

Pensé que al verme por lo menos le daría vergüenza estar ahí con ella, pero ¡no! Él era el mayor descarado del mundo.

Chris me vio con indiferencia y la chica con mala cara por haberlos interrumpido. Estaba molesta. Él era peor que Hunter. Los hombres no servían.

— Un mocca y una cappuccino helado, por favor —dijo Chris fingiendo que no me conocía de ningún lado.

¿Cómo se suponía que actuara en esa situación?

Estaba herida y furiosa.

¿Debería decirle a la chica que está saliendo con un patán? ¡Esa basura me había llevado al instituto en la mañana y la noche anterior a una cita! ¿Qué demonios estaba mal con él?

Decidí no arma un escándalo y actuar como si no lo conociera. No quería arruinar mi primer día acá. Así que me tragué mis sentimientos, anoté el pedido y me retiré de la mesa.

Le dije a Adam lo que ordenaron y este sin tiempo que perder se puso manos a la obra, mientras yo veía desde la distancia la escena empalagosa que se desarrollaba entre ellos.

— Si las miradas mataran, ese chico estuviera muerto desde que entró —dijo Adam mientras preparaba los cafés— ¿Lo conoces?

— Si. Ayer tuvimos una cita y hoy me llevó al instituto —expliqué.

— Ya veo —dijo entendiendo la situación— Oye, no sé si sea de ayuda, pero ¿quieres escupir sus cafés? —ofreció tratando de animarme— No debes hacerlo tratándose de un cliente pero la situación es especial.

Le dediqué una gran sonrisa y acepté su oferta sin que me lo pidiera dos veces. Tenía el presentimiento que este chico y yo seríamos grandes amigos.

— Acá tienen. Disfrútenlo. Si desean algo más, me avisan.

— Eso sería todo —dijo Chris tomando un sorbo de su café. 

Tal vez me iría la infierno, sin embargo, él también lo haría.

— Muy bien. Por cierto, gracias por llevarme al instituto en la mañana y por la cita de anoche. Fue maravilloso —dije y me retiré con mi sonrisa de oreja a oreja.

Nadie jugaba conmigo.

Desde el mostrador, Adam y yo veíamos como viejos chismosos como la chica le pedía explicaciones a Chris, la pobre estaba histérica, y él trataba de calmarla diciéndole más mentiras. Al parecer eran novios desde hace más de un año.

— La cosa se está poniendo caliente —comentó Adam.

— Si, y espero que se ponga peor.

Seguimos viendo la escena y de un momento a otro Chris se acercó a la chica para abrazarla y ella tomó su mocca y lo vació en la cabeza del chico y se fue dejándolo en ridículo. Y por supuesto, dada por terminada la relación.

La vida era bella. Hoy había hecho justicia.

Chris salió del local hecho una furia, no sin antes dirigirme una mirada de odio por lo que yo le respondí enviándole un beso.

  — Eso fue intenso. Presiento que los días contigo no serán aburridos.

Y Hottie tenía toda la razón, pues mi vida era un gran desastre.


¡No soy Ariel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora