IX ━ Punto de partida

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CAPÍTULO NUEVE

PUNTO DE PARTIDA

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LAS ENTREVISTAS DE LOS TRIBUTOS  en ocasiones resultaban ser la última oportunidad para conseguir patrocinadores en los Juegos

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LAS ENTREVISTAS DE LOS TRIBUTOS  en ocasiones resultaban ser la última oportunidad para conseguir patrocinadores en los Juegos. La importancia de aquella noche era crucial para determinados tributos, y mentores. La actuación del tributo siempre dependía del enfoque dado por sus mentores. Los profesionales por ejemplo siempre optaban por parecer feroces, y sexis.

Sin embargo ni Azora ni Marvin podían considerarse feroces o sexis.El día anterior ambos mentores habían intentado divisar sus enfoques acorde a sus personalidades. Finalmente lo decidieron y se pusieron manos a la obra, el rubio había trabajado con un enfoque cómico y presumido con Finnick, y Azora uno sereno y halagador con Mélode. Galatea les había enseñado a memorizar miles de frases, les había enseñado las posturas y los gestos adecuados. Por último, los estilistas pulieron hasta el más mínimo detalle de sus facetas para hacerles brillar ante todo Panem

Todos se encontraban en el escenario creado delante del centro de entrenamiento, el Capitol Center, con capacidad para cincuenta y cinco mil personas. En otras fechas también era utilizado para otras series de espectáculos y acontecimientos. Hace tan solo unos meses, la pelirroja había asistido con Valeria Gumpler a la gran Ópera de Romeus y Juliet, una antigua historia sobre dos trágicos amantes que estaban enamorados, y que anteponiendo el odio entre sus familias, decidieron morir juntos que vivir sin el otro.

La historia había sido dramática sin duda alguna, aunque tal vez la pelirroja la hubiese encontrado más emotiva si el resto de público femenino no hubiera estado gimoteando y sollozando durante gran parte de su transcurso

Mélode se encontraba junto con Honorius y Azora, en el salón de belleza asignado para la tributo. En realidad solo era una lujosa habitación de azulejos blancos donde el Estilista terminaba de preparar al tributo. Todos tenían uno propio. La pelirroja suspiró cruzada de brazos, mientras miraba su hastiado reflejo en el gran espejo de porcelana que le servía al estilista para ver como quedaba su tributo. No paraba de preguntarse cuánto tardaría aquello en acabar, el futuro de la morena, los planes del presidente Snow con ella durante los Juegos, y lo que le depararía el destino de vuelta en el cuatro. La vencedora echaba de menos la calidez del agua salada rodeándola, sumergirse en sus profundidades y bucear con peces, cazar cangrejos, el inconfundible olor a salitre, y la ardiente arena calentando sus pies

 Esa noche la pelirroja lucía un despampanante vestido azulado de tacones dorados, y una especie de collar que Honorius le había colocado. Este estaba hecho de la más esculpida plata que pudiera existir, y representaba una especie de criatura mitológica que le rodeaba el cuello

Revenge ━ Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora