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CARLOS
Vi cómo llegaba el coche de Alice desde mi ventana, así que bajé al salón. Me coloqué bien la chaqueta, abrí la puerta y allí estaba ella.
-Hola
-Ey -mire hacia ella y la sonreí- pasa
Ella me miró también y entro a la casa. Tras eso cerré la puerta.
-¿que tal? ¿Todo bien?
-Si, estoy bien, gracias. Bueno ¿que querías hablar? Parecía importante
Se me paralizó el corazón durante un segundo. Mi cerebro no conseguía articular ni una sola palabra. Estaba en blanco.
-Em... era por el examen de biología de mañana, estoy un poco atascado y pensé que como se te daba bien, podrías ayudarme un poco. -mentí. Lo único que quería era estar con ella.
-¿para esto me haces venir? -dijo y al instante se rió- eres muy tonto. Claro que te ayudo.
-Vamos a mi habitación. -subí las escaleras y le hice a Alice una señal para que me siguiera.

Habíamos acabado de estudiar, cuando Alice recibió una llamada de su madre.
-Es mi madre, tengo que cogerlo.
-Oye, quiero pedirte algo -dije yo- ¿podrías quedarte? Quiero decir... a pasar la noche. No puedo quedarme solo. Por favor, hazlo por mí.
-Vere que puedo hacer- desapareció por la puerta de mi habitación y se metió en el baño.
No sabía porque le había dicho eso, soy bastante estupido a veces ¿creías que iba a decirte que si? Por dios, Carlos, que iluso que eres.
-Ya estoy. Puedo quedarme contigo -algo en mi se removió por dentro cuando me dijo eso- pero ¿porque no puedes dormir solo?
-Verás.... -no sabía cómo contárselo. Nadie lo sabe, excepto mis padres. -cuando yo tenía 6 años.... estaba solo  en casa, en mi bohardilla, leyendo. Me encantaba leer. Una vez entraron a robar y yo no me enteré. Ellos vinieron y me pegaron para que yo no dijese nada. Robaron todo lo que pudieron y se fueron. Me dejaron inconsciente allí, hasta que llegaron mis padres. Afortunadamente solo fueron algunas heridas y un esguince. Desde ahí tengo miedo a dormir solo, y siempre que mis padres no están, suelen venirse Hugo y Luis a casa, aunque no saben que es por esto. Creen que es porque la casa está sola y podemos hacer lo que queramos.
-Joder, Carlos. No se que decirte. Y ahora ¿estás bien? Siento haberte preguntado. No me imaginaba que fuese tan grave.
-No te preocupes- ella me abrazó. Estaba muy tranquilo, me daba la tranquilidad que yo necesitaba. Estuvimos un rato así, después hicimos algo de cenar. Estuvimos mucho rato estudiando.
-¿quieres que te deje algo para dormir? Ven
La lleve a mi vestidor y le indique dónde estaban las cosas.
-Las camisas están el perchas. Las camisetas en cajones. Puedes cojer las de lacrosse si quieres, son muy cómodas.
-Gracias.
-Nada. Te dejo que te cambies -me fui de allí y cerré la puerta, aunque una pequeña parte de mi quería quedarse en esa habitación.

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