Esta historia tiene que ver con Tobías pero no exactamente como una creepypasta sino todo lo contrario.
No será Ticci Toby, sino Tobías Erin Rogers; seguirá siendo un chico con sus problemas pero no será un proxie ni asesino, Solo un adolecente reb...
—Es que te tengo que explicar todo desde el principio –Dije haciendo puchero.
—Pues haber explícame porqué no entiendo nada.
Le comencé explicando el asunto de Alexander para que comenzará a entender porqué estaba ahí y porqué me enoje con Tim y Kate. Al último le explique que Toby fue a consolarme y paso eso.
Al terminar las dos estábamos calladas, ella mirándome y yo a ella de brazos cruzados.
—Ahora me pregunto si..¿Toby está enamorado de ti? –Cuestiono.
—No lo sé..–Solté de imprevisto.
—Irene..por favor el chico ha sido un amor de persona contigo desde hace algunos años, siempre esta atento a ti y ahora que casí te besa lo niegas por dios, ¡abre los ojos! –Me tomo de las mejillas.
—¡No es para que me grites! Es para que me ayudes –Me safe de su agarre.
—Ya te ayude te acabo de dar la respuesta.
Me quedé pensando..¿Toby enamorado de mi?
—Es que es imposible..neta no porque no siempre significa eso, tal vez fueron las hormonas...ya sabes el momento –Dije tratando de explicarle muy avergonzada.
Ella me miro con una ceja alzada.
—Lo que tú quieras creer –Dijo y se levanto para irse de ahí.
Ahora tenía que pensar todo. ¿Estaba mal que negará? No me sentía segura, tengo miedo que los demás le digan algo solo por mi culpa.
Me siento terrible, sin darme cuenta estaba derramando lágrimas.
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—¡Irene! ¡Regina! A comer –Llamó mi madre desde el comedor.
Tras aquel llamado bajamos las dos para cenar con mis padres.
—Uy esta vez te luciste Jeanne –Hablo mi padre viendo la comida que mi madre ha preparado.
Después de unos momentos estábamos cenando todos en silencio, pero no duró mucho.
—¿Cómo les fue hoy? –Pregunto mi padre.
—A mi excelente –Contesto Regina muy alegre.
—¿Y a ti Irene? –Me pregunto mi madre.
—Bien –Conteste con la mirada hacia mi comida.
—A que no saben que le paso –Dijo Regina.
Alcé mi cabeza hacia ella molesta.
—Tú cállate.
—Obligame –Me reto.
—¡Hey tranquilas! ¿Qué te paso Irene? –Hablo esta vez mi padre.
