Una historia dividida pero unida

Ojo por ojo

N. Manami:

Ya han pasado dos semanas desde lo de navidad, pero me da miedo ver a karma, porque no sé si lo que hice estuvo bien. Me levanté desde muy temprano solo para estar dando vueltas de un lado a otro en mi habitación. Ni siquiera me he peinado o me he arreglado, sigo con la pijama de mariposas puesta y con el cabello lleno de nudos.

{Ding Dong}

- Debe ser la ensalada que encargué, pero ahora llegó más temprano. [Viendo su reloj]. Tal vez no hay muchos clientes.

Tanta flojera tengo, que hasta para hacer una ensalada, me dió pereza.
Caminé hasta la puerta y al abrir...

- Buenos días Ma-na-mi.

- ¡Karma! ¿Qué qué haces a-aquí tan temprano?

- ¿Puedo pasar?

- ¡Ah sí perdón! [Dejando que pase]

- Por tus ojeras deduzco que no dormiste muy bien. ¿Algo que te de inquietud?

- N-no na-nada.

Me sonroje demasiado que preferí bajar la mirada.

- ¿Segura? Porque creo que alguien me debe una explicación ¿Lo sabías Manami?

Se acercó tanto a mí rostro, que hasta su mirada parece la de un zorro antes de saltar por su presa. No aguanto la presión, lo voy a decir, lo voy a decir.

- Ka-karma yo... LAMENTO LO QUE HICE, SOLO QUERÍA QUE TUVIERAS UNA LINDA NAVIDAD CON TU FAMILIA. NO DEBÍ TOMARME LIBERTADES ¡PERDÓNAME, NO ME HAGAS NADA POR FAVOR!

Cerré mis ojos con tanta fuerza, que casi suelto algunas lágrimas por ello.

- ¿Eh? No hablaba de eso.

- ¿Entonces?

- Me dijiste que irías a mi casa en navidad. Me rompiste el corazón Okuda Manami, pobre de mí, esperando detrás de la puerta a su amada que nunca llegó.

¿Es enserio? Cómo que el actuar no se le da. Y más cuando hace esas caras de "tristeza".

- Pues entonces para que no la tengas que esperar más, podemos dejar hasta aquí nuestra relación. Me duele mucho, se que a ti también y más porque te iba a decir que tenías alguna esperanza de que yo aceptara tu anillo de compromiso. Lastima.

Puse ojos de perrito a medio morir y el solo sonrió ladinamente.

- En serio ¿Quién le enseñó a manipular personas a mi querida Manami?

- Lo aprendí de un diablo que tengo por novio. Jiji. [Se acerca y le da un beso].

- A ver... Primero tengo que llevarte a un lugar, así que será mejor que te alistes, no creo que la persona que vamos a ver, visualice esas ojeras.

- ¿A dónde vamos?

- Es un se-cre-to.

- Mm, está bien. ¿Pero no podemos almorzar antes?