Flirt || Jung Jaehyun

flirt | 41

Al contrario de lo que buscaba de la charla con Yeosang –una aclaratoria para apaciguar mi mente–, lo único que había conseguido había sido un bajón de humor terrible. Me sentía la peor persona del mundo al haber tenido que verlo a los ojos mientras rechazaba sus sentimientos, sobre todo porque en verdad hubiera querido poder hacer algo al respecto. Sin embargo, ya no sentía más que un profundo aprecio y amistad por el chico, y mi corazón estaba en manos de alguien más, a quien por cierto esperaba en ese mismo instante a que viniera a recogerme para nuestra cita.

No es que estuviera llegando tarde, pero me había despertado irremediablemente temprano y arreglado con una ventaja de incluso horas antes del tiempo acordado, por lo que llevaba mil años teniendo que soportar los molestos consejos de citas de parte de mi madre. Incluso se nos había unido un molesto Jeongin, que cuestionaba desde mi vestuario hasta el suave maquillaje que había escogido ponerme.

—¡Déjala ya! —me defendió mamá, dándole un golpe en la nuca con el que reí entre dientes, básicamente para no tener que soportar uno igual. Sin embargo, pronto siguió con su descontrolado parloteo, únicamente siendo interrumpida por el sonido del timbre—. ¡Yo abro!

Me vi desconcertada por su grito, pues no tenía totalmente la cabeza en la conversación por seguir repitiendo una y otra vez el rostro de desilusión de mi amigo en mi mente, y apenas había podido estirarme a tomar la cartera que usaría para el día. Como si fuera posible, mis nervios aumentaron decenas de niveles al caer en cuenta de la situación y de solo imaginarme a mi madre interrogándolo en la entrada, así que me obligué a tragarme la mezcla de miedo por la cita y malestar por mi día anterior y corrí a su rescate.

—... pero es una sorpresa —alcancé a escuchar de la boca de mi cita al llegar, llevando esa encantadora sonrisa que no quitaba ni un segundo al tratar con mi madre.

—Yoojin, no me ha querido decir a dónde van, mira —lo acusó con expresión afligida en cuanto me sintió a su lado, señalándole cual niña—. Y cómo he insistido, no tienes idea.

—Créeme que puedo imaginarlo —contesté entre dientes, aceptando la mano que tiernamente Jaehyun me había tendido para postrarme junto a él.

—No vuelvan muy tarde —dijo antes de darme un beso en la frente, entonces abriendo ella misma la puerta y empujándonos fuera. Nos despedimos varias veces hasta que se dignó a cerrar la puerta, para comenzar a caminar a su auto.

No soltó el agarre de nuestras manos hasta que me posicionó frente a la puerta del copiloto, saludándome apropiadamente con un tranquilizador beso en los labios. Toda la tenebrosa expectativa de un evento tan importante como lo era nuestra primera cita se había desvanecido al tenerlo frente a mí, mostrándome aquel hoyuelo fantástico. Abrió la puerta por mí, deteniéndome de poder entrar por unos segundos al decir:

—Te ves hermosa, Yoo.

Me dejó con un terrible sonrojo tal y como siempre sabe hacer, pronto dando la vuelta para tomar asiento en su propio puesto. No intenté sonsacarle algo de información con respecto al lugar al que nos dirigíamos, porque por más que lo quisiera intentar estaba consciente de que no lograría descubrir nada. Por tanto, el viaje –que no fue tan largo– se vio inundado por música y carcajadas, hablando de tonterías entretenidas que hicieron todo mucho más llevadero, sacándome casi por completo la amargura de recordar a Yeo.

Al momento en el que aparcó la sorpresa fue mayor por haber estado distraída, porque no comprendía qué hacíamos frente a una gran casa, con un amplio y verde patio repleto de flores, en lugar de algún restaurante o algo por el estilo, puesto que para eso me habían entrenado mis amigos. Incluso contemplaron la idea de un picnic en el bosque, así que ya conocía una serie de poses para recostarme en el pasto que favoreciera mi cuerpo. Todo en vano, pues con una sonrisa me indicó que efectivamente ese era nuestro destino, deshaciendo el cinturón de seguridad y abriendo su puerta en silencio.