Creo que después de tantas putadas de la vida, he madurado rápido, y creo que a estas alturas mi orgullo vale más que cualquier hombre en este mundo. Después de que mi exnovio acabara con el amor propio que tenía, me costó muchísimo volver a confiar en algún chico, cualquier amigo, o volver a besar a alguien sin miedo a que pueda soltarme una ostia.
Pero siempre hay un pero.
¿Como se pueden echar por tierra todos y cada uno de los principios que tiene una persona en tan solo un segundo? ¿Será eso de que en un solo momento te puede cambiar la vida?
Pues mi pero es el, es Hero. Tarde meses enteros en volver a mirar a un hombre a los ojos, y solía ser de las que mantiene un mínimo de un metro de distancia al lado de cualquier persona. Pero le conozco, y mi cuerpo entero experimenta la única sensación que jamás conocí, la electricidad nerviosa activa todos mis sentidos y mis ojos solo podían mirar la tinta que su cuerpo cubre, deleitándome y deseamos ver más convirtiendo su persona en un bombón de licor del que me encantaría probar aunque muriese después.
Jamás había sentido ganas de conocer a alguien que no quiere darse a conocer, normalmente solía ser asi, pero esta vez parezco una Josephine nueva, una a la que un chaval de fraternidad ha cegado con un resplandor de tranquilidad y que quiere colarse en lo más profundo de su mente y saber de él, más allá de lo que cualquier chica ha podido lograr.
Y esta en el suelo, medio inconsciente y con la cara sangrando por el puñetazo que Sam le ha metido. Veo corrompido mi sentido común en el momento en el que decido quedarme antes que irme con el chico que me llevaba tratando genial toda la noche, para estar con él, y solo porque es él.
¿Que me estás haciendo, capullo?
Mi cabeza quiere gritarle mil preguntas y ser quien le abofetee esa cara y no quien le ayude a cicatrizar las heridas de su rostro. Pero como ya me temía, solo puedo tirarme al suelo, y preocupada coger su mano y susurrar su nombre, esperando respuesta.
Lo único que recibo por su parte es su pálido tacto casi al instante. Me aprieta con su mano y busca con sus ojos casi cerrados los míos, pero solo queda en el intento ya que les cierra y su mano se afloja dando a entender que esta muy fumado, borracho y que tiene abierta la ceja y cae sangre de su labio inferior.
Aquel que no puedo dejar de mirar.
Son las 10 y media de la mañana y me duele exílalo de estar sentada en el suelo mirando a un punto fijo toda la noche. No he pegado ojo mi m he acercado a él desde que le dejé encima de la cama y curé como pude sus heridas. Reconozco que tarde más de lo que habría tardado con cualquier otra persona, ya que siendo él pone mis sentidos tintos y me siento a la deriva de las emociones que ahora todo mi ser guían. Me he asegurado de que respire bien toda la noche, y tampoco es que yo tuviera sueño a su lado, solo podía estar despierta y vigilar que no se le abriesen las heridas o que las gasas no se empaparan de nuevo de sangre.
Después de por lo menos cuatro horas en este suelo, me levanto y voy hasta el baño, todavía teniendo contacto visual con su cuerpo y manteniendo mi conciencia tranquila cerciorándome de que sigue dormido y bien. Me miro en el espejo después de toda la noche y me toco la cara, mi reflejo muestra ojeras y cansancio, tengo muy mal aspecto. Decido darme una ducha, aún quedándome todavía aquí, él sigue dormido completamente y yo huelo a la noche anterior.
Me saco la ropa y respiro aliviada al estar desnuda, me quito la coleta y suelto mi pelo cerrando los ojos y dejando que caiga sobre mis hombros.
Me meto en la ducha y mientras el agua caliente cae y resbala sobre mi piel, dejo caer mis párpados y me lavo el pelo, y en mi cabeza tarareo una canción, parece que me destenso un poco, y noto un nudo en el pecho que pide ser desatado. La presión hace que mis lagrimas se mezclen y confundan con el agua de la ducha. Jadeó ligeramente esperando no hacer ruido, centrada en que ahora a mi me duele todo interiormente y la falta que me hacen abrazos de esos que arropan.
Respiro agitada cuando una mano roza la mía a mis espaldas y mis ojos se abren completamente, me quedo estática y sé en seguida a quien pertenece la mano, lo sabría incluso aunque no estuviéramos en el mismo apartamento. Podría distinguirla entre miles.
Vuelvo a cerrar los ojos y me calmo, sigo agitada llorando tratando de esconderlo, pero sus labios tocan mi hombro y a mis espaldas calienta todo mi cuerpo dándole una sensación de paz.
Con su mano izquierda sobre la mia, y sin soltarla, la derecha pide permiso sobre mi piel y se cuela en mi cadera muy lentamente, y todavía con sus labios en mi hombro, pasa hasta mi vientre y con su dedo índice traza formas y palabras como a cámara lenta.
—Date la vuelta.—su voz corrompe en el silencio del agua de la ducha y no contesto.—Josephine—me llama después de ver que no contesto.
Y vuelve a repetirlo, dando de nuevo un cálido beso en mi otro hombro. Mi cabeza da la acción de permanecer quieta, pero mi cuerpo, como por inercia y sin previo aviso, se gira totalmente lento.
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No quiero subir mi cabeza y mirar sus ojos, pero mi cordura pierde otra vez el norte y subo mis ojos hasta chocar con los suyos, viendo desde hacía horas ese color que ya extrañaba.
Sus manos, esta vez menos calmadas, agarran mis caderas y su respiración se acelera mientras él trata de disimularlo. Me junta contra su cuerpo y la fina línea de autocontrol que me quedaba parece esfumarse en cuanto no puedo evitar mirar sus labios sin piedad.
—Puedo escuchar tu cabeza—musita como si pudiese colarse en mi mente—Pídemelo.
Y sé perfectamente a lo que se refiere.
Acerca todo lo que puede su cabeza a la mía y nuestros labios casi pueden rozarse. Me acerco y su mano agarra mi cuello levemente.
—Pídemelo y lo tendrás.—dice dejándome con la miel en los labios.
Quiero, accedo y se lo pido
—Bésame.—digo como si fuera mi única necesidad.
HOLIIII, nuevo capítulo, dadle amor!💞 gracias bbs, Carlishu.
