¿En que momento se te ocurre ir a darle las gracias a un ladron tan maleducado como el?
Solo a mí, a la gran gilipollas.
Mientras vuelvo corriendo por el pasillo trato de no pensar en el. Ni en ella. Es tan guapa, y esta tan buena. Está más buena que yo, con diferencia.
Los últimos meses he trabajado en mi autoestima y no voy a dejar que todo el trabajo conseguido de auto aceptación después de aquella relación se tiren a la basura por ver a mi ladrón junto a un pivon.
Voy todo lo rápido que puedo hasta mi cuarto y cuando cierro la puerta a mis espaldas tiro el libro al suelo, lo miró recelosa y agarro una sudadera oversice que mi hermana tiene en su cama, y me percato de que no está. Seguramente esté en la biblioteca.
Me la pongo y me hago una coleta en el pelo. Cojo los auriculares de mi hermana, ya que los tengo a mano y pongo en Spotify mi habitual playlist. Salgo de ahí y voy hasta las escaleras, donde bajo cogiendo ritmo.
He decidido que voy a salir a correr. Desde que tengo ansiedad siempre me ha venido genial despejarme de esta manera. Y después de lo de hace media hora y los últimos días, necesito relajarme.
Voy saliendo del campus a un buen ritmo y con el reggaeton al máximo volumen voy cantando en mi cabeza No sé nada de Lenny Tavarez.
Ese cantante si que es un pivon y no la chica que andaba con mi ladrón.
De repente mis pies no tocan el suelo y unos grandes brazos rodean mi cintura manteniéndome en el aire y sorprendiéndome notoriamente. Me quito los auriculares y forcejeo asustándome.
Pero entonces habla la persona qué me tiene en brazos y me tranquilizo al instante.
- ¿Que? ¿Me has echado de menos? -pregunta Sam bajándome al suelo.
Entonces me giro y le miro a los ojos, está sonriendo de oreja a oreja y me la contagia ligeramente.
- ¿Te dedicas a perseguir chicas y darles el susto de su vida de repente? -bromeo cruzándome de brazos y sus ojos pasan por cada parte de mi.
Me si siento intimidada de pronto y mi cara se torna algo sería.
- ¿Que pasa, Jo? ¿Te pongo nerviosa? -pregunta acercándose más a mi.
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Mi mirada persigue la suya pero me tiene ventaja, él maneja mi respiración mientras camina por cada parte de mi cara. Me fijo en que todavía no había siquiera salido del campus y que estamos en la zona de césped, donde cualquiera podría vernos.
