Capítulo 17: Metiches de mierda

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Capítulo 17: Metiches de mierda

Ya había olvidado como se sentía besar a Rider.

La calidéz de sus labios hacen que me olvide de todo: mis problemas, Cory, el resto del mundo en general.

Él coloca mis manos en su cintura y me acerca a él. Enredo su cabello con mis manos. Esta más suave como lo recordaba. El de Cory era mucho más suave...

¿Cómo puedo estar pensando en Cory justo en este momento?

Cuando me muerde ligeramente el labio inferior, me doy cuenta de lo que estoy haciendo.

No importa lo que me halla hecho Cory, yo sigo siendo su novia, y estoy besando a Rider. Me aparto rápidamente de él. 

—Rider...yo—empiezo

—No digas nada—me calla—Sé que le eres una chica fiel y si me besaste fue por desesperación. Será mejor que no hablemos de eso.

Rider siempre ha sido muy comprensivo conmigo. Pero en esta ocasión ya es demasiado. Siento que está enfadado conmigo en el interior e intenta disimular sus emociones.

—Bien—respondo

—Vamonos

Con una apropiada distancia, salimos de esa zona. Él se va con sus amigos y yo con los míos. Qué se encuentran en el puesto de algodón de azucar, con Amy y Valery discutiendo.

—¡Es mejor el de color rosa!—exclama Valery

—No, es mejor el azul. El rosa es muy...aniñado

—Para tí todo es muy aniñado, hermana

—Oigan, a mi no me importa el color. De todos modos todos saben igual—interviene Luke

—¿Quién te pregunto, Luke?—replica Amy

—¡Ya basta de pelear!—los calla Fanny, luego se dirige hacia a mí—¿Cómo te fue?

—Podemos hablar de eso luego. Tengo ganas de volver a mi casa

—Tan pronto. Si no hemos subido a ningún juego.

—Cierto. Quería ir al túnel del miedo—agrega Amy

—Yo quería la montaña rusa—dice Fanny

—¡Cualquiera menos la montaña rusa!—exclama Luke

—¿Le temes a la alturas?—le pregunta Valery

—No...pues algo... No hay nada de malo temerle a algo

—Oigan, si quieren, quedense. Pero yo ya estoy cansada y será mejor que vuelva a mi casa

—¿Estás segura que no quieres subirte a uno al menos?—me pregunta Amy

—Sí, sí. Diviertanse

Antes de que digan algo, ya me dirijo hacia la salida. Solo llegaré a mi casa, tomaré una ducha caliente e iré a dormir. 

Cuando camino, solo miro mis pies. Mi cuerpo no quiere levantar la cabeza porque no estoy de buen humor. ¡Porqué Cory! La vida sería mucho más fácil sí nunca habría roto mi promesa. O si nunca hubiera terminado con Rider. Fuí tan estúpida que nunca me dí cuenta de la realidad.

Cory es mujeriego y Molly  una jodida candy. ¿Qué más puedo decir? Son perfectos el uno con el otro.

Me faltan unas cuantas cuadras para llegar a mi casa. Ahora estoy cruzando la calle después de una construcción, donde los obreros siempre silvan a las mujeres que pasan. Eso siempre me ha dado roche y asco.

Dulce InfanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora