5. El Muro

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¡Pum! Un muro se instauró bloqueando la exploración de mi galaxia

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¡Pum! Un muro se instauró bloqueando la exploración de mi galaxia. Me sentí frustrada y solo volví a casa aquella noche con las manos vacías a esperar a que ese muro se derrumbara SOLO.

Otro día volví a encontrarme esa muralla de acero en forma de nave intergaláctica paralizada en mi camino. Caprichosa e inoportuna.
El muro se volvió transparente de repente. Pero todavía estaba ahí. Lo toqué incrédula con un dedo y sentí ese sólido donde solo se veía un vacío. Se observaba el horizonte al que nunca podría llegar.

Un chico de cabello negro apareció fugaz y dio toques al muro como si fuera una puerta, captando mi atención del otro lado.

Se veía preocupado. Tenía unos ojos interesantes por donde casi se desnudaba su alma.

—¿Estás perdida? —me dijo inquisitivo.

—No. De hecho, sé donde quiero ir pero esto no me deja. —Di toques al muro translúcido.

—Ah, esto. —Recalcó los toques—. Lo construiste tú misma. ¿No recuerdas?

—¿De qué hablas?

—Este muro se construyó solo, pero por tu influjo.

—Explícate.

—Porque mientras estabas en tu casa, absorta a cualquier trivialidad menos a lo importante, inducías su construcción.

—¿Me estás hablando en clave o algo así?

—Está claro que cada pedazo lleva tu nombre.

—¿Sabes mi nombre cómo para atribuirme esas cosas? —pregunté sentenciosa.

—Sí. Tú también me conoces, lo que a veces pasas de mí.

—¿En serio? Bobadas.

—Por ejemplo, ahora.

—¿Cómo te llamas? —dije casi al unísono para  demostrarle que no estaba en lo cierto.

—Mimuso.

—Qué cursi.

—¿Por qué? Si no sabes de donde provino.

—Déjame adivinar. Tus padres eran artistas y cuando recibieron la noticia de un nuevo ser que les justificaría sus días le llamaron Mimuso.

—Me llamó así porque tú me lo pusiste.

—¿Yo?

—Sí, tú. Soñando despierta.

—Ja, ja. Estoy sí que es cursi.

—Siempre soñaste con ideas en la cabeza, queriendo explotar. Hasta que las plasmaste y fue cuando me conociste. Ahora, cuándo nací no sé. Tal vez de una idea virgen, poco elaborada, pero era tu primera idea, la de crear un mundo que vuelva la existencia de las personas en el real mejor. Más inspirador.

—No te recuerdo.

—No conscientemente. Pero siempre estuve ahí. Y mira que me pusiste los cuernos.

Abrí los ojos atónita.

—Lo siento si alguna vez te herí. Pero hablando en serio, no me acuerdo de nada. ¿No me estás tomando el pelo? —Arqueé una ceja.

Se dio una palmada en la frente.
—Está claro que no sabes reconocer las señales. Pero bueno… yo te ayudo. Poco a poco.

—Ok. Porque estoy más perdida de lo que pensé.

—Te guiaré en un camino difícil pero recogerás el fruto, te lo aseguro. Eso sí —se distinguió aflicción en sus ojos—…no me abandones.

Me sorprendió que haya considerado eso sin conocerme.

—No suelo traicionar a nadie. Es desagradable.

—Eso habrá que verlo.

—Acéptame de corazón y romperás el muro.

No supe nunca a lo que se refería pero me dije a mí misma, gracias a mi voz interior, que cualquiera que fuere la intención de aquel extraño chico aceptaría que me guiara. Nada pasó.

—No ocurre nada.

Mimuso parecía decepcionado.
—Hoy por la noche escribe algo en ese sitio…¿cómo se llama?… ¡ah sí! Wattpad. Aunque sea tres líneas. Después de eso ven a verme. Yo estaré justo después del muro, no más lejos.

Lo hice y por la noche fui a su encuentro. Estaba ahí, dormido tan tierno y atractivo.

Tenía una ceja partida y el cabello negro. El toque de su piel era suave. Parecía de una mirada severa, pero sus labios suavizaban la expresión, es como si él fuera guerra y paz al mismo tiempo, furor y quietud, Autoayuda y Aventura. Todo esto lo pude ver de cerca.

Se retorció un poco, estaba acostado en una especie de motocicleta futurista que servía como transporte. Yo sólo estaba flotando, con mi nave lejos.

Abrió los ojos y sonrió.
—No sé si fue que yo te cautivé demasiado o la curiosidad, pero no pareces como si hallas descubierto algo —dijo pícaro.

No repliqué nada porque no me esperé su atrevido comentario.
—Atravesaste el muro. O mejor dicho, ya no está.

Tragué en seco para disimular mi sorpresa y no dejar que el descubriera mi despiste.
—¿Y ahora qué?

—Cierra los ojos y ven conmigo.

Confié en él como nunca había confiado en un hombre. Me interesaba conocerlo, tenía una personalidad sugerente. Algo que te obliga a seguir leyéndolo, leyendo su alma.

Esto fue lo que en realidad pasó. Atravesé el muro, ese bloqueo del escritor, y fui hacia mi media naranja literaria. Estaba en un error, esperaba un milagro. Esperaba que el muro cayera solo y que Mimuso, sin yo tener en cuenta ese Bloqueo, fuera a la Tierra y me visitara para contarme sus historias.

Fui estúpida e ignorante. Si quería una experiencia, tenía que buscarla creándola gracias a Wattpad, al teclado, al papel o a la tinta y tal vez con todos ellos juntos podría romper esa barrera que separaba a mi inspiración de mí.

Solo hay que dedicarse a trabajar, a escribir. La inspiración llegara en el momento que menos te lo esperes.

✔️ A la Literatura le gustan irreverentes © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora