Diesiocho

2.9K 308 101
                                    

Mi respiración está más agitada de lo normal, Alex sigue besándome sin parar y no me quejo, quiero esto igual que el parece quererlo, mis manos han recorrido su cuello hasta su abdomen y brazos y pienso un poco si sería prudente tocarlo debajo de la playera negra que lleva puesta.

- Dime si tengo que detenerme ahora. -Me dice entre besos.

- No se te ocurra hacerlo. - Le digo y muerdo uno de sus labios, él baja las manos desde mi cadera hasta llegar a mi trasero y me da un pequeño apretón, no creo que podamos detenernos y aunque no quiero que pare estoy algo nerviosa, nunca antes había sentido esto.

Siento que Alex me levanta un poco y siento un poco de vergüenza ya que nunca antes un hombre me había cargado antes y menos de esa forma pero él no deja de besarme mientras se mueve y siento que comienza a subir las escaleras lentamente con cuidado de no caerse junto conmigo, pienso en que iré por primera vez al piso de arriba y siento un poco de emoción pero ahora no puedo pensar mucho en eso, Alex deja de besarme para subir las escaleras sin caernos, abre una puerta y deja de cargarme. Miro alrededor, está parece una habitación de un chico de dieciséis años, hay fotos de jugadores de fútbol o eso creo yo, además de un mueble con un par de trofeos y medallas y en la siguiente pared hay fotos colgadas. Me acerco para poder mirarlas mejor, puedo reconocer a Alex en las fotos aunque se nota que tienen un par de años y esta rodeado de muchas personas, entre ellos puedo reconocer a sus padres.
Siento que Alex se acerca por detrás y recarga su barbilla en mi hombro.

-Es vergonzoso que estés viendo estas fotos. - Me dice y en seguida besa mi mejilla.

- Te ves... muy feliz. - Logró decir ya que no quiero incomodarlo con mis palabras.

- Han pasado un par de años. - Se aleja y yo me giro para verlo. - Este cuarto es lo único que conservo y que me hace sentir que todo sigue igual, como en esas fotos.

El mira al suelo unos segundos pero después vuelve a mirarme y sonríe.

- Creo que no fue el lugar adecuado para.. ya sabes.

Sonreí un poco avergonzada, sentía que estaba con el Alex del pasado, un adolescente que amaba los deportes y a su familia y que ahora me traía a su cuarto a escondidas.

- Me gusta estar aquí. - Añado para romper el silencio. - Parece que hemos viajado en el tiempo y que ahora eres un deportista que ha traído a su próxima víctima.

- ¿Eso piensas de mi? - Me acerco un poco a él.

- Puedes decírmelo tu. - Ahora él da un paso hacia mi.

- Puedo mostrartelo, si quieres.

Vuelve a besarme pero está vez más lento, puedo disfrutar cada toque de su boca con la mía, subo mis manos y las pongo en su cuello.

- Ha pasado mucho desde que alguien más que no sea yo entra a este cuarto. - Dice entre besos.

- ¿Que hay de Kendra? - Él deja de besarme.

- No quiero pensar en ella por ahora. - Me alejo un poco de él para poder ver su cara.

- ¿Por ahora?

- Quiero decir, no es momento para hablar de eso.

Ahora ya no estoy segura de si quiero seguir con lo que estamos haciendo y al parecer él lo nota, se aleja un poco, me toma de la mano y me lleva con el hasta su cama, se acuesta es esta pero yo solo lo veo, hasta que da pequeños golpecitos indicando que me acueste a su lado. Y eso hago, me acuesto y los dos miramos el techo, ahora esto está raro.

- No quiero que tomes a mal mis palabras. - Habla un momento después.

- Si me explicas podré entender más.

Perdido (actualización lenta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora