Diez

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Desperté cuando el sol comenzó a entrar por la ventana, estaba un poco desorientada pero unos segundos después recordé donde estaba. Mire mi celular, eran apenas las seis de la mañana pero era mejor regresar a pueblo temprano cuando aún hay luz del sol.

Me levanto de la cama y la tiendo justo como estaba antes de que llegara, levanto mi mochila e impermeable del suelo, miro una última vez el cuarto y salgo de este, la puerta de a lado está aún cerrada y no sabía si sería buena idea despertar a Alex pero seguramente el sabe mejor el camino de regreso. Lo pienso un poco y decido entrar al baño antes de tocar la puerta de la habitación. Me miró en el espejo que está un poco sucio y con polvo, estoy despeinada así que paso agua por mi cabello y me lavo la cara, mi estómago gruñe, no había comido muy bien ayer y mi estómago me estaba reclamando, pero ahora no había tiempo para eso, tenía que regresar a casa de mis tíos o estaría castigada de por vida. Salgo del baño y la puerta de la habitación de Alex se abre, el me mira, también parece confundido de que este ahí pero no dice nada y pasa a un lado de mi para entrar en el baño. Camino hacia la cocina y espero unos minutos a que salga para poder irnos.

- Me quedare aquí unos días. - Me dice en cuanto sale y yo abro la boca en forma de sorpresa.

- Pero yo no conozco el camino. - Le digo un poco alterada.

- Te diré como regresar.

Me mira y frunce el ceño, parece un poco confundido.

- No te has puesto el collar de nuevo.

Toco mi pecho y recuerdo que lo deje en el impermeable ¿sería tan malo si no lo uso? Sería mejor no arriesgarse así que tomo el impermeable y lo saco de la bolsa, intento ponérmelo pero me es un poco difícil por el broche, miro a Alex quien me observa desde lejos, lo escucho resoplar y se acerca a mi, esta cerca, creo que nunca lo había tenido tan cerca de mi y eso me pone nerviosa, no se que hacer.

- Date la vuelta.

Hago lo que me dice sin pensarlo y siento sus manos en mi cuello, toma los extremos de mi cadena y la abrocha en unos segundos, quita sus manos rápidamente cuando su piel empieza a quemar la mía.

- Ya esta. - dice y vuelve a alejarse un par de metros de mi. 

- ¿Estas seguro de quererte quedar aquí?

- Si. - Abrió la puerta principal lo cual significaba que quería estar pronto lo antes posible y eso me pareció extraño pero era su casa así que lo mejor seria irme. - Solo tienes que seguir ese camino.

Señalo un camino de piedras que estaba a solo unos metros de ahí, solo de pensar en volver al bosque sola me dio escalofríos pero no tenia otra opción, aun era temprano así que podría ver mejor el camino. Me colgué mi mochila en la espaldas y lo mire. 

- Gracias por dejarme dormir aquí. - Alex asintió y yo comencé a caminar hacia el camino de piedras. 

Mire una ultima vez la cabaña antes de entrar nuevamente en el bosque y Alex ya no estaba ahí, sentí un poco de pena por mi, quizá lo incomodaba o algo parecido. 

Las aves del bosque cantaban mientras yo caminaba por este, mire mi celular el cual estaba sin batería, genial, si me perdía no tendría ni con que alumbrarme en la noche aun que seguramente no pasaban de las diez de la mañana. Estaba preparándome mentalmente para los regaños de mis tíos, seguramente habían hablado con mis padres y querrían que regresara a la ciudad lo antes posible y no me pareció una mala opción. 

Había caminado lo suficiente como para que mis piernas no pudieran más, estaba comenzando a rendirme y aun que me había detenido a descansar un poco no había traído nada de agua y mi garganta estaba más que seca, no tenia idea de cuanto tiempo más tardaría en llegar al pueblo, necesitaba agua y descansar pero no podía hacerlo, seguramente ya estaba cerca. Y así fue, unos minutos después vi la carretera a unos metros, dios, aun tenia que caminar por la carretera hasta el pueblo y yo ya no podía más, en cuanto llegue a la carretera me deje caer en el cemento, estaba caliente por el sol pero no me importo. No supe cuanto tiempo estuve ahí hasta que un coche de detuvo frente a mi, estaba demasiado cansada como para levantar la vista, la puerta del coche se abrió y unos tenis blancos pisaron el cemento. 

Perdido (actualización lenta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora