Pergamino 32

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Pov. Martha

Hace unas horas que amaneció, veo a mis hijos desde la entrada que Natalia selló. Parecen tan tranquilos y tengo la imperiosa necesidad de romper el sello y quedarme aquí con ellos.

Siempre quise tener hijos, perdí a uno y ahora tengo la oportunidad de pasar el resto de mi vida cuidando a dos, eso me hace feliz. Incluso si no tengo a su padre a mi lado soy feliz sabiendo que me amó y que me regaló lo más preciado en mi vida.

Me duele dejarlos pero sin saber cómo, logro cerrar la puerta y dejar la instalación. Naruto se fue con Killer B en la noche quedándome sólo yo en la isla.

Me pongo mi chaleco y la banda de Konoha en la frente, amarro mi cabello en una coleta baja y cargo la espada de Nati en mi espalda. Antes de irme me coloco el collar que Hiruzen me regalo cuando acabamos la misión de la tierra de las olas.

Es muy parecido al del Primer Hokage sólo que con un tono rojizo, Natalia y yo queremos no llegar al extremo de revivir a los anteriores Hokages, si sale como lo esperado terminaremos ésto pronto.

Apresuro el paso y pienso en que Itachi debe estar rondando por ahí, procuro no pensar  en lo triste que es que nunca pueda verlos o convivir con los mellizos, porque a pesar de todo lo que ha pasado creo que disfrutaría mucho siendo padre.

                                  🍃

Desde hace rato siento el suelo vibrar, cada vez estoy más cerca de la Cuarta División pero aún no logro ver a nadie.

El enemigo no va a ser cualquiera pero tengo fe en que todo se arreglara y que cuando menos me lo espere estaré con Hotaru presentándole a sus nietos. No he pensado todavía en que decirle, es inevitable que la gente se entere pero no sé como hacer que comprendan el origen de mis hijos.

Natalia me dijo que ella estaría ahí para cuidarnos y apoyarnos, confío en que así sera. Me acerco más al campo de batalla pero aun no la veo, en éstos momentos es cuando me gustaría tener su capacidad de sentir a los demás, sigo corriendo y noto la falta de vibraciones del suelo.

¿Quién era el que hacía eso? Sólo sé que era un Mizukage pero no recuerdo cual, me apresuró aún más y a lo lejos alcanzo a ver algo dorado.

¿Son las cadenas de diamantina? Me oculto entre las rocas y sí, Natalia ha levantado una barrera alrededor de toda la Alianza, como la que Kushina utilizó en el Kyūbi. Todo parece estupendo hasta que me fijo en el enemigo, Gaara y Naruto intentan capturar a Madara sin éxito.

Dentro de la barrera Nati está curando a Ōnoki, el Uchiha se deshace de los dos y al ver que no puede atacar a los demás, decide subir hasta la roca. No paso por alto el hecho de que ya tiene el Rinnegan y su cara de psicópata.

Subo por la roca quedando enfrente de Madara y Mū, ambos me ignoran al ver que no pienso atacar, Nati que ya se percato de mi llegada susurra en el oído del Tsuchikage. El Uchiha no tarda en mirar al cielo y atraer dos meteoritos.

La barrera se deshace y Natalia sube a mi lado.

— Pensé que nunca llegarías —.

— No podía dejarte sola en ésto—.

— Tú encargate del primero y yo del segundo—.

— Nunca podrán evitarlo—.

La voz de Kabuto se escucha a través de Mū haciéndonos enfadar. El Uchiha está atento al intercambio pues al parecer no nos subestima y se muestra cauteloso a nuestros movimientos.

— No le hagas caso y concentrate—.

Hago crecer grandes barras de madera que sujeten el primer meteorito, Gaara también apoya con su arena y juntos logramos detener su avance.

— Senju... Esto se pone interesante—.

Me da un escalofrío sólo de escucharlo hablar, Madara nos ve con renovado interés pero tanto el como Kabuto se quedan anonados cuando Natalia activa el Tenseigan.

Un manto verde la rodea y la figura que aparece es Hamura, con su vista en el cielo no es consciente de la furia de Kabuto.

— Tsuchikage-sama hagalo ahora—.

Ōnoki vuela y con su elemento polvo logra hacer pedacitos el primer meteorito, dejando a la vista el segundo. Se ve como cada vez se aleja más y veo como Natalia se esfuerza por repelerlo.

En un principio creo que es por su falta de entrenamiento con el ojo pero volviendo la mirada observo como Madara compite con ella para dejarlo caer.

— Naruto, debemos atacarlo si queremos que esa cosa se aleje—.

El rubio asiente a mi petición y ambos nos lanzamos contra el Uchiha, él no se inmuta y simplemente utiliza su Susanoo para atraparnos en el aire, la presión que ejerce empieza a debilitarse y apenas alcanzo a percibir como toda la armadura desaparece.

Madara frunce el ceño y a regañadientes deja de lado su competencia con Natalia para prestarnos atención, veo como intenta volver a utilizar su armadura pero cuando apenas lleva el esqueleto éste se deshace.

Nosotros aprovechamos para atacar pero nos esquiva y con su Rinnegan nos lanza por los aires, aterrizo muy cerca de Nati y al ver el cielo el meteorito se ha alejado del todo.

— Sabía que te serviría quedarte con Harusame—.

— ¿Fue la espada la que absorbió la técnica? Vaya...—.

Me ayuda a levantarme.

— Lo ha alejado, ésa chica nos salvó la vida—.

Las alabanzas y vitoreos por parte de la alianza no se hicieron esperar, mi alegría fue efímera porque el rostro de Madara tenía una mueca hasta cierto punto burlona.

— Natalia...—.

— Lo sé —.

Ambas nos quedamos viendo al Uchiha, sentía que algo se nos estaba escapando, que algo no iba bien, y con el paso de los minutos la sensación de que él había ganado se hizo más fuerte.

El camino continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora