Pergamino 22

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Pov. Natalia

Hoy es un día tranquilo en Suna, hemos acompañado a Chiyo en sus habituales compras en el centro de la Aldea.

Paso por varios locales buscando un regalo pero ninguno me convence, Neji partirá a Konoha en unos días y yo iré con él. Rendida jalo su manga para que me preste atención.

—¿Pasa algo?.

— ¿Tú conoces al Señor Feudal del País del Fuego verdad?.

— Sí, ¿por qué?.

— Quiero llevarle un regalo pero no sé que escoger.

Me ve cómo si me hubiera salido un tercer ojo de la frente, pasea su vista entre los locales y la regresa a mí.

—¿Por qué le llevarías un regalo al Señor Feudal?.

— Te lo diré después sólo ayudame, por favor.

Lloro como cachorro y por su cara sé que lo puse en un aprieto, suspira derrotado y se dirige a un local con variadas telas.

                                 🌊

Estamos comiendo en compañía de los hermanos de la Arena. Éstos últimos días fui sacándole información a Neji acerca de cómo agradar al Señor Feudal.

— ¿Qué lo pone sensible?.

— ¿Ahora en qué andas metida?.

Lo miro con inocencia, todos los presentes están atentos a nuestro intercambio, Gaara hace su mejor intento de ignorarnos pero aún así se inclina adelante para escuchar mejor.

— En nada, ¿qué no puedo preguntar algo relacionado con la sociedad?.

—No, eres una mujer extraña haciendo cosas sospechosas— levanta una ceja— Si preguntas ésto es porque vas tras de algo.

— ¿No me vas a responder?.

— No.

— ¿Gaara tú lo conoces?.

Todos escupen el bocado que tenían, incluso Kimimaro parece divertirse con ésto. Gaara asiente y al ver mi mirada inquisitiva me contesta.

— Le gusta mucho lo tradicional, no será muy difícil pues estás acostumbrada a vestir kimonos y a arreglar tu cabello de acuerdo a tu edad, un hombre a la antigua.

— Muchas gracias.

Miro triunfante a Neji, ya tengo todo preparado y me retiro de la mesa para cambiarme. Hoy saldremos para Konoha.

Elijo un kimono morado y agarro la mitad de mi cabello, con una peineta dorada logro que se mantenga en su lugar, mi papá me la regaló hace mucho tiempo y hasta ahora la uso.

Mis maletas ya estaban hechas, antes de llegar a la Aldea tenía planeada una visita con el Señor Feudal.

Salgo a una especie de terraza para despedirme de los demás, la abuela Chiyo ya está llorando, o bueno finge que llora hasta que me ve.

— Te ves preciosa Kikyo.

Temari asiente en evidente acuerdo y Kimimaro sonríe apoyándola, Gaara y Kankuro lucen complacidos, Neji parece ¿desconcertado? ¿desubicado? Ni idea de lo que pase por su mente.

— Te voy a extrañar chica atolondrada.

Chiyo me abraza y es cuando comienzan las despedidas, Gaara a diferencia de los demás sólo me da la mano, desde que lo conozco no le gusta tanto el contacto físico.

— Prométeme que no enloquecerás a nadie.

— Haré mi mejor esfuerzo.

Era difícil prometerlo porque precisamente iba a eso, parece que Gaara leyó mis pensamientos porque niega divertido.

El camino continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora