Pergamino 11

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Pov. Natalia
—¡Kikyo dame eso!.

Tita me persigue, hace un momento descubrí una cajita con candado en su mochila. Tiene un olor masculino y cuando la encontré por casualidad Tita se ruborizó.

—¿De quién es?.

Alzo mi brazo y sigo corriendo alrededor de Jiraiya que nos sigue con la mirada. Una raíz hace que me caiga y ella en un rápido movimiento me quita el objeto de la mano.

—No es importante...

—Eres una terrible mentirosa ¿lo sabías?.

—Ustedes dos enfoquense en lo que tenemos en manos.

Tita guarda la caja y ambas nos colocamos a lado de Ero-sennin, uno de los pocos hombres más altos que yo.

—¿Jiraiya-sama por qué quiere ir allá? Nosotras ya habíamos avisado de la presencia de Akatsuki—miro a Tita con cara de 'ni lo intentes'.

—Según mis informes el Akatsuki no es cualquiera, es el líder de la organización.

—¿Está consiente de que nuestra misión acaba cuando cruce los límites de la Aldea verdad?—lo miro inquisitiva.

—No les pediría quedarse, el enemigo es peligroso y no me arriesgaría a que atrape a otro Jinchūriki.

—Pero yo no me escondo, pelearé contra ellos.

—Suenas igual a Naruto...—pone sus manos en nuestras espaldas—¿Qué les parece un pequeño descanso chicas? Ustedes relajense yo haré un poco de investigación.

Ajusta su chaleco y nos deja en un local, que se encuentra muy convenientemente a lado de unas aguas termales.

—¿Segura que no podemos hacer nada?.

—Nada para que viva...—me adelanto y pido algo de comer.

                                 🌊

Nos llevó casi una semana llegar a Amegakure, antes de adentrarnos más deje a Tita acompañada de Padre. La marioneta al igual que las de Sasori conserva las habilidades que tuvo en vida, con él su presencia también está oculta.

Yo acompañó a Jiraiya hasta los límites de la capital, pero con cada paso que doy más me arrepiento de la decisión que he tomado.

Es una gran persona e incluso nos ha ayudado a Tita y a mí a mejorar algunos movimientos, no me conoce y aún así me trata con mucha familiaridad.

—¿Pasa algo Kikyo?.

Me doy cuenta que me detuve y de las lágrimas que recorren mi rostro, doy un paso atrás mientras niego con la cabeza.

—No puedo... Pensé que sí pero no puedo verlo morir y no hacer nada.

Lloro cada vez con más intensidad, soy vagamente consiente del abrazo reconfortante que me da el Sannin. Es muy diferente tomar la decisión ahora que lo conozco.

Maldito remordimiento, maldita situación y maldita yo por encariñarme con facilidad. Él me ofreció su cariño, Naruto su confianza y afecto, y aquí estoy yo apunto de traicionarlos entregando al maestro como sacrificio.

—Prometeme que apoyarás a Naruto todo lo que puedas.

—Pero Jiraiya-sama yo...—niega con la cabeza y me sonríe.

—Si me quieres ayudar quedate un momento conmigo a descubrir lo más que podamos—mis ojos se aguadan de nuevo—Ya, a nadie le gusta ver a una linda muchacha llorar.

Río con él y lo acompaño a través de las calles, está lloviendo, tanto que debo cubrirme con la capa que traigo.

—Jiraiya-sama ¿puedo preguntarle algo?.

El camino continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora