Pergamino 37

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Pov. Martha

—¡Jiraiya-sama!—

Se escuchan los gritos por todo el campo, el Sannin sonríe y aunque sea un Edo Tensei a todos nos llega su vitalidad y su fuerza de voluntad.

Un ataque dirigido a él es lanzado pero Nagato se encarga de repelerlo, él y Konan están cada uno a los lados de su maestro.

Madara toma distancia pero no llega muy lejos cuando una serpiente interrumpe su recorrido, arriba de ésta se ve a Suigetsu, Karin, Nati y por supuesto al otro Sannin.

—Siempre has sido lento Jiraiya—.

Orochimaru se burla pero en su mirada se nota lo mucho que le gusta pelear al lado de un viejo amigo.

Alrededor los árboles comienzan a crecer creando una barrera que los encierre parcialmente, un kunai se clava en el suelo frente a mí y Nati aparece poco después.

—¿En dónde está Ino?— pregunta.

—Hola— Neji la mira aliviado.

—Hola— muestra una fugaz sonrisa— ¡Ino Yamanaka!—.

Su grito se escucha por todos lados y la rubia no tarda en llegar con nosotros.

—¿Qué pasa?—.

—  Necesito que vengas conmigo y enlaces a todos los que están dentro de la barrera de árboles —.

Asiente y Natalia se la lleva con ella hasta llegar donde Nagato, desde hace rato Madara intenta llegar hasta él para quitarle el Rinnegan que le falta pero no cuenta con que está protegido por Jiraiya.

La extraña combinación de dos Sannin, el equipo 7 y los Hokages está dando resultado. Todos se complementan. Natalia regresa con nosotros, junto con Suigetsu y Karin.

—Hija...—.

Tsukumo y Juri se reúnen con ella, Neji se ha quedado a su lado.

— Misaki...¿En dónde está el Zetsu Negro?—.

— No lo sé, desapareció cuando revivieron a Madara—.

— Maldito infierno... Necesito al Clan Hyūga—.

Hiashi frunce el ceño en cuanto la escucha y a regañadientes manda el mensaje a todo su Clan. Tsukumo se ríe de su expresión para el gran disgusto del Hyūga.

— Ustedes deberán de buscar al enemigo, quiero que se concentren solamente en encontrarlo. Pequeños equipos los protegerán de los ataques, solo encuentrenlo—.

— Dispersión — grita Neji y en poco tiempo las órdenes de Natalia son cumplidas al pie de la letra.

—¿Y Sasori?—.

La abuela Chiyo viene brincando desde la distancia, trae con ella a Obito semi consciente y a su nieto. Natalia saca de su bolsa por lo menos diez pergaminos.

—¿A quién se le ocurrió no darle sus marionetas? Esto es una guerra y necesitamos ganar como sea—.

Un estruendo sacude el área y una ola de agua nos impacta, se ha roto una parte de la barrera de árboles y podemos ver a Madara en serios problemas.

Hashirama reconstruye la parte dañada, si no hubiera sido por eso toda la Alianza se hubiera ahogado.

— Mientras ellos se encargan de Madara nosotros debemos derrotar al tipo de allá —.

Señala mi estatua de madera que detiene al enemigo, varios Zetsu Blancos se acercan y los Hyūga siguen atentos a cualquier indicio del que más nos interesa.

El camino continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora