DIAMANTE
Estoy por viajar de nuevo y esta ocasión mientras desayuno solo puedo pensar en esa bella sonrisa, en su blanca piel, en su delgada silueta que me hace perder la cordura, pero sobre todo en sus bellos cabellos que hacen juego perfecto con su rostro. Siento que unas delgadas manos tapan mis ojos y al oído de una manera coqueta me dice
-Adivina quién soy- siento su respiración en mi oído y en la última palabra su lengua la pasa por el lóbulo de mi oreja.
-Eres la mujer más bella de este lugar- respondo quitando su mano y besando la misma- Tu dulce aroma te delata, nadie huele igual a ti-Digo besando su mano y comienza a subir por el brazo- Nadie Melissa
-Me sonrojas, y no sigas por favor- dice la pelirroja zafándose de mi agarre y sentándose a mi lado-¿en qué piensas?
-En ti, por supuesto, no puedo creer que estés aquí - Le digo tomando su barbilla y observo que se ruboriza por lo que le digo.
-Quisiera que esas palabras fueran verdad.
-Créeme que lo son, me estas llenando de muchas sorpresas - Nunca fui un hombre que expresara ò que mencionara de alguna manera lo que las mujeres me hacen sentir. Siempre me gusto ser un macho con todas sus letras, ser dominante y fuerte de corazón, Serena comenzó a despertar en mi cierta bondad y amabilidad que hasta yo desconocía, pero esta bella pelirroja que en unos cuantos días y después de varios textos sabe cómo hacer que me rinda ante ella y sucumbe a su voluntad. Desde la ocasión de la comida donde la dejaron plantada al salir del restaurant me invito al cine para agradecerme la tarde que paso conmigo, acepte por caballerosidad y porque era una película que quería ver, no pensé que esa chica fuera tan divertida y espontánea, esa tarde hizo me olvidara de Serena por completo y solo me dedicara a ella, se despidió de mi con un beso en la mejilla cuando la deje en su casa y yo regrese a mi departamento con una sonrisa, esa última semana que pase en Japón Salí con ella a sitios que ni de niño se me habrían ocurrido, me llevo a patinar, fuimos a un parque de diversiones y a una clase de yoga colectiva, cuando la noche del desfile le mencione que había decidido regresar a retomar mis viajes note cierta tristeza en su cara y me partió el corazón, en la puerta de su casa la abrace y le dije
-Estaré en este lugar hasta fin de mes, si quieres puedes alcanzarme-Tomo la tarjeta y la beso, me abrazo y me robo un beso, fugaz pero me encanto probar el sabor a vainilla que aún tenían por el helado que había comido, me retire de ahí como un adolescente, con mi corazón acelerado y con una emoción que inundaba todo mi cuerpo. En mi última noche en Shangai sin previo aviso se presentó en la puerta de mi habitación, al verme ella salta a mis brazos y ambos caemos al piso quedando ella arriba de mí, comienza a reír y su risa me contagia, retiro los mechones que cubren su rostro y los pongo detrás de su oreja, mis manos toman su rostro y la acerco a mis labios, Nuestras bocas se entienden a la perfección y de nuevo detecto su sabor a vainilla. Terminamos el beso y ella se levanta apenada tratado de ayudarme a que me incorpore, la sorpresa es agradable, me dice que no es lo mismo mandar mensajes o llamadas a tenerme delante de ella. Ambos comenzamos a platicar de lo que nos ha pasado, me menciona que hablo con Serena y que después de la plática con ella fue que se animó a visitarme, esa noche se queda conmigo y a pesar de que nos quedamos en la misma habitación solo dormimos un poco pues disfrutamos de varias películas y rosetas. La observo mientras bebe su café y el vapor que sale de la taza es como si saliera de su cuerpo tratando de hipnotizarme, esta experiencia es nueva para mi pues no es una conquista de una noche, ella es diferente.
Aprovechamos el ultimo día de mi estancia en Shangai y visitamos varios lugares, ya en el avión le mando un mensaje a Serena pues necesito hablar con ella. No puedo evitar extrañarla pero ya no como mujer, sino como la amiga que este último mes he descubierto. Dejo a Melissa en su casa y voy directo a la agencia para la entrega de los modelos al primer comprador que representó. Me encuentro ya en la sala de juntas con Yaten que alista unos papeles, al poco rato llega Serena me saluda y noto en su cara tristeza.