Capítulo 3: ¡Bonjour, Francia!

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KISUGI'S POV

Falta poco para volver a Japón, así que les contaré el resto de mis recuerdos justo ahora.

Una vez recorrimos Alemania y probamos sus comidas deliciosas, fuimos a Francia, guiados por Misaki.

─Francia es muy hermoso─ decía─. En Japón teníamos las flores de cerezo, que para mí eran amigas que venían todas las primaveras─ dijo con un deje melancólico.

─¿Aquí no hay flores de cerezo?─ preguntó Mei.

─No, Mei. La flor de cerezo es típica de Japón─ le dije.

─Aquí en Francia tenemos la flor de lis─ dijo Misaki.

─Es linda, pero nada supera a nuestras flores de cerezo─ dijo Minami

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─Es linda, pero nada supera a nuestras flores de cerezo─ dijo Minami.

─Es cierto─ le respondió Izawa.

─También tenemos la torre Eiffel, que se puede subir en vacaciones de noche cuando está iluminada─ añadió Misaki.

─¿Qué dicen? ¿Quieren subir a la torre Eiffel?─ nos preguntó papá.

─¡Síiiii!─ dijimos todos.

─Ah, y otra cosa que olvidé mencionarles─ interrumpió Misaki─: esta noche hay fuegos artificiales en París, así que podremos verlos desde la torre.

─¡Mejor aún!─ dije─¡Esto va a ser muy divertido!─ sonreí, muy entusiasta.

Debo admitir que sentía una felicidad enorme recorriendo mi cuerpo en ese momento. Les juro que jamás me había sentido tan feliz desde que mi padre se fue a Estados Unidos. Sentí como si mi mundo perfecto se me había venido encima, y quedé debajo de los escombros, sufriendo todos los cambios negativos que trajo ese viaje, pero que ahora se está volviendo a reconstruir, poco a poco, y mi felicidad está volviendo, aún más fuerte que antes.


Ya en la noche, llegamos a la torre Eiffel. Estaba llena de gente, tanto abajo (tomando fotos de ella) como arriba (sacándose fotos con el paisaje de la ciudad iluminada de fondo).

─Qué bonita ciudad─ dijo Mei, sorprendida.

─¿Te gusta?─ Misaki la cargó en sus hombros─Ahora podrás verla mejor─ le sonrió cómplice.

─Es la primera vez que veo la torre Eiffel de tan cerca─ dijo Wakabayashi.

─¿En estos tres años que estuviste en Alemania, no pudiste ir a Francia aunque sea para algunas vacaciones?─ le preguntó Izawa.

─Estuve los dos primeros dos años con el señor Mikami entrenando arduamente sin parar contra jugadores de la Liga Alemana, ¿y crees que me dejará tener vacaciones?

─Eso es cruel─ dijo Minami.

─Pero yo haría lo que sea por convertirme en el mejor portero del mundo─ dijo con una mirada desafiante.

─Seeeee, nadie supera a mi Ganso─ lo abrazó de la pierna─, ni siquiera el portero ese caderón y que se cree terrible diva, ¿cómo era que se llamaba?─ preguntó poniendo sus dedos en el mentón y mirando a otra dirección.

─Ken Wakashimazu─ le dije.

─Yo pensé que era una mujer─ dijo Mei, muuuuy inocente, como siempre.

─Mei, los chicos también pueden tener el pelo largo─ le dije, acariciando su hermoso cabello blanco.

─Que sea caderón no significa que sea mujer─ rió Genzo.

─Es que literal: tiene terrible cintura y piernas. Le faltan pechos para ser mujer─ comentó Minami, y mis padres se rieron─. Ningún portero supera a mi Gancito─ acarició su mejilla.

─Aunque ya tienes novio─ le recordó.

─Mi vampirito no es del toooodo bueno. Ya que su equipo se basa más en defender y le dejan todo a él, y eso no se hace en el fútbol. Aunque es muy ágil en sus movimientos, y siempre que jugamos a las atrapadas logra alcanzarme─ se rió.

─¿Eres feliz con él?─ le preguntó Genzo.

─Sí, pero aún no dejo de pensar en ti, Genzo─ bajó la mirada con un deje de nostalgia.

─Yo me voy─ dijo Izawa.

─Por dos─ dije, y me fui con él un poco más lejos a mirar la ciudad.

─Es hermoso Francia, ¿no lo crees?─ me pregunta.

─Divino. Aunque es más hermoso estar en familia─ sonreí y lo abracé. Me entró un poco de frío. Estornudé.

─Salud─ me dijo─. No quiero que te me enfermes─ acarició mi cabello─. Sin embargo, me encantaría ser tu doctor, como la vez que me vomitaste en la cara─ rió.

─¡Ayyyy, nooooo! ¡No me recuerdes eso! ¡Me muero de vergüenza!─ me tapé el rostro, muy rojito.

─Fue un accidente. Minami tuvo la culpa de todo.

─¡YO SÓLO QUERÍA DIVERTIRME!─ gritó.

─¡¿LLAMAS DIVERSIÓN A QUE ALGUIEN SE DESCOMPONGA?!─ le gritó Izawa.

─¡SÍ!

─Rara─ le dijo y me volvió a mirar─. Te amo mucho, Teppei. No quiero que me dejes nunca jamás─ me dio un piquito, hasta que escuchamos un fuerte ruido, y eran los fuegos artificiales que habían dado inicio.

─¡Bonjour, Francia!─ gritó Minami, levantando los brazos y agitándolos en el aire.

─¡Me encanta!─ gritó Mei, en los hombros de Misaki.

─¡Esto es hermoso!─ grité.

─¿Pero sabes quién lo es más?─ me preguntó Izawa.

─¿Quién?

─Tú─ me lamió la mejilla. En ese instante sentí un calor inmenso en las mejillas. El frío se me había ido.

─Ya lo sabía─ le respondí tiernamente.

─¡Kisawaaaaaa!─ gritó Minami.

─Ay, esta nena.

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