14• Romantisk middag.

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Luego de aquella escena en la oficina de Heska, Barnaba salió de allí mientras el otro se quedaba ahí dentro. Lo que había pasado allí fue algo inesperado, algo que ambos efectivamente deseaban pero que pasó en desprovisto; Blå quería quedarse allí para siempre y Heska tenía muchos pensamientos en su cabeza que debía ordenar.

Aquella tarde que comenzó muy caliente luego se fue enfriando, cada uno fue a lo suyo; no dijeron nada luego de lo que pasó, no había porqué decirlo si las palabras sobraran entre ellos.

Blå creía por fin haber conseguido lo que tanto quería, a su jefe guapo y dominante, lo había querido desde hace mucho tiempo; había disfrutado besar sus labios sin que el otro lo detuviese, sentir sus manos recorriendo su figura y todo aquello. Cuando el chico llegó a su casa en la noche, se sentó en el sofá de su casa y pensó, pensó esta vez en las consecuencias ¿en qué punto se encontraba ahora? ¿qué significaba todo aquello?
Supo que seguramente Heska no lo volvería a buscar o incluso lo despediría, quería llamarlo o escribirle en mensaje, pero ¿qué papel jugaba ahora en la vida de él?

Se sentía entre la espada y la pared, las malditas consecuencias estaban llegando a su vida y eso amenazaba rápidamente a su salud mental; amaba al hombre pero ni él y Heska dijeron nada al respecto.
Pensó que el otro quizás estaba confundido y lo veía ahora como un puto por entregársele así; eran muchas cosas que pensaba el pobre Blå, había sido un día con cosas inesperadas.

Esa noche se fue a dormir temprano pues no quería seguir llenándose la cabeza de mierda, a veces él podía ser su propio enemigo, sólo le quedaba esperar que Heska quisiera hablar con él; sino pues, no lo buscaría él y en cuanto terminara su beca lo olvidaría para siempre.

Quería que le dijesen que en el verdadero amor no había por qué sentir miedo, pero cuando estaba de pie frente a él sentía tanto peligro, porque simplemente lo deseaba demasiado; un toque de su verdadero amor, como estar en el paraíso tratando de tomar algo maligno y dejándolo arder por la adrenalina.

Caía a pedazos cuando estaba con él y mientras estaba con él, sus cerezas, su vino, romero y tomillo, incluso hasta los duraznos, todo se arruinaba. ¿Eso era el amor verdadero?

Era como estar cayendo, era como sonreir mientras estabas en una guerra de fusiles contra ti y él sólo se manteía allí en la fila.
Su sueño de jardín de rosas eran prendidos en fuego por demonios y todas sus playas negras estaban arruinadas, sus escenas artísticas eran rotas en las costuras y caía a pedazos como una perra. ¿Por qué caía a pedazos con él?

Cuando a la mañana del día siguiente llegó fue a a desayunar y luego tomó su teléfono para llamar a su madre. Ese día no tenía clases en la universidad así que iría a visitar a su familia en Farum.

Tomó sus cosas y salió caminando de su casa hasta la estación de trenes de Åmanker, subió al tren que lo llevaría al norte de la ciudad y esperó, luego de un tiempo bajó en el barrio de Nørrebro; allí vivía su familia, al noroeste de Copenhague, un barrio de gente clase media y sin demasiadas atracciones, una zona bien tranquila realmente.

Cuando llegó al suburbio donde estaba la casa de su familia, en Farum, caminó hasta la casa y entró sin avisar.

—Madre, llegué —saludó.

—¡Hijo! —escuchó a su madre desde la cocina.

Se dirigió hasta allá y la abrazó, hace mucho tiempo que no iba a visitarle y ya era hora de ir, así podría distraer su mente de otras cosas.

Su madre Agnes Lilla lo besó en las mejillas y lo sentó en una silla cerca del comedor, lo observó y lo abrazó nuevamente.

—¿Ya comiste?

Huellas de Amor Traicionado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora