19• Tricolor.

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¿Qué pasaría si hubiera una mezcla?

Eso pensaba Heska, meditaba lo que pasaría si unía el rosado, morado y el azul; es decir, a él, Leela y Barnaba. Tendría a las personas que quería, lo mejor de los dos mundos, pensaba que sería divertido y excitante.

Había pasado un mes en la ciudad de Copenhague desde que Heska irrumpió en la casa de Barnaba y allí cuando terminaron en la cama, realmente fue cuando empezó todo; cenas, salidas y sexo sin control. Toda una avalancha de nuevas sensaciones llegaron al pelinegro desde aquella noche y ahora consideraba a Blå como su amante, más que nunca.

En todo ese tiempo había llevado como una doble vida, para la mayoría él era el guapo y gran esposo de la modelo Leela Clausen, pero a escondidas dejaba escapar sus deseos oscuros con su empleado Barnaba Lilla; estaba cansado ahora, llevar esa vida y complacer a dos personas por separado era agotador.

Le gustaba los aires de peligro que desprendía su situación con Barnaba, aquello le devolvía a la adolescencia, pero en todo ese tiempo se dio cuenta que amaba al rubio, tanto o más que a su esposa. Así fue como se dio cuenta que tal vez era bisexual, pero a él no le importaba ninguna etiqueta; quería a esos dos y ya, haría lo que fuera para unirlos también.

Heska llegó al trabajo un día caluroso, el verano por fin había llegado a la ciudad; saludó a todos y entró a su oficina, se sentía como rara vez lo hacía, feliz. Pensó que ya era hora de lanzar su nueva colección de verano y sabía a quien le otorgaría gran responsabilidad sobre eso.

-Kira me dijo que nos necesitabas -habló Theodore.

-Chicos, ya es hora de sacar la colección de verano, es más ya creo que estamos retrasados -informó él-. Theo estás a cargo como siempre y Blå tú serás su mano derecha, necesito que aprendas todo.

-¡Genial! -gritó su amigo girándose hacia el rubio que estaba sin habla.

-Sí -masculló.

-Theo dejanos a solas -imperó Lyserød.

Ambos quedaron solos y Heska se levantó para cerrar la puerta de su oficina, luego se giró hacia Barnaba para tomarlo del rostro y lo beso; un contacto lleno de pasión y de proposiciones indecorosas en el trabajo.

-¿Qué te parece, bebé?

-No lo sé, ¿crees que pueda? -le habló Barnaba.

-Oye, confió en ti ¿vale?

-Vale -lo abrazó el muchacho.

Que ya no era tan muchacho, gracias a él Blå había cambiado algunas cosas, su timidez; Heska haría todo lo posible para ayudarlo y hacerlo grande, lo merecía, no por lástima o caridad sino porque lo amaba.
Y el amor para él era ayudar a los demás, hacerlos salir adelante, crecer; por Barnaba sentía todo eso y estaba tan seguro de que lo estaba logrando.

-Oye bebé, esta noche vamos a cenar, es sorpresa -dijo el mayor.

-Esta bien -asintió el muchacho dándole otro beso en los labios y luego se marchó de su oficina.

Para cuando ya había llegado la media tarde, llamó a su esposa para decirle que esa misma noche tendrían una cena en casa, con invitado y todo; le ordenó que mandara a preparar la cena para que estuviera lista a las nueve. Sabía que lo que estaba haciendo, lo que su cabeza estaba maquinando era una locura, pero no había nada que perder; siempre conseguía lo que quería y no veía aquello como algo imposible.

No le importaba, el amor obraba de maneras extrañas en el corazón de las personas, sabía que amar a dos personas y querer tener algo de tres no era tan descabellado.

Huellas de Amor Traicionado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora