🕷 E p i l o g o 🕷

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Abrió sus ojos con dificultad, le costaba aún más abrirlos cuando sentía un dolor de cabeza enorme debido a todo lo que había bebido la noche anterior. No iba a mentir, en ese instante se sentía en el mismo infierno. Su cama comenzó a moverse de arriba a abajo logrando que su cabeza estuviera a punto de estallar.

— ¡Dios mío! —, gruñó intentando taparse con la almohada, pero no se lo permitieron; unas pequeñas manitas se posaron sobre su cara y comenzaron a jugar con ella. — Mica, por favor, déjame dormir. Es sábado —, la pequeña no obedeció.

¿Por qué los niños no venían con un botón de apagado?

— ¡Levántate! —, lo regañó la pequeña. Simón soltó otro gruñido y siguió sin hacer caso. Se quejaba de los niños, pero era igual a ellos.

— Mica, ve a comer, yo me preocupo de papá —, su pareja tomó a la niña y la bajó de la cama. Pudo sentir las suaves pisoteadas que daba su hija. — Monchi, por favor levántate.

Ya rendido, Simón abrió sus ojos encontrándose con el hermoso color esmeralda que traían los de su esposo. Se quedaron en silencio por unos cuantos segundos, disfrutando la vista del otro.

— Buenos días amor —, ambos unieron sus labios. — Metete a la ducha, Rosa nos preparó tostadas para antes de ir al aeropuerto.

Oh, lo había olvidado, su familia y amigos venían de vacaciones a su hogar por un mes.

— Escapamos a España para estar lejos de ellos y aún así vuelven —, bromeó levantándose de la cama.

~ • ~

— ¡Tío Marto! —, Micaela se soltó del agarre de su padre y corrió a los brazos de su tío favorito. La pareja rió y caminó a recibir a los demás, dando abrazos y besos por doquier, algunos más cómodos que otros.

Juan Pablo pudo notar la incomodidad que había entre su esposo y madre y su corazón se apretó. Él había perdonado a Juana hace un tiempo, luego de que ellos tuvieran una larga cena solos, Simón también estaba invitado, pero como siempre se negó a la invitación de la mujer.

— Yo llevaré a los demás a casa. Invita a tú madre un café. Ambos se deben una conversación, no pueden seguir así.

|...|

Juana bebió un poco de café, su hijo observaba a la gente pasar intentado no hacer contacto con ella. Suspiró, era obvio que ella era quien debía dar el primer paso.

— Ciega —, mencionó Juana, ganándose una mirada extrañada de su hijo. — La rabia me había cegado, me dolía el saber que tu padre me había dejado por alguien más y tú eras su hijo más cercano. Entré en el cliché de que tú serías igual que él y sin darme cuenta metí a Juan Pablo en esto.

Simón no respondió. — Apenas fui a tu oficina esa tarde decidí tomar terapia. Llevo un año con él y mi actitud ha cambiado bastante. Tu hermano dice que está viniendo a ver a su mamá nuevamente —, rió con tristeza, nunca debió haberse ido. — Pero hay algo que no logra que me sane: no tengo tu perdón y ese es y será mi dolor más grande.

Simón tensó sus manos y Juana desvió su mirada desilusionada, nuevamente este no sería el momento en el cual su hijo la aceptaría de nuevo. Dio un respingo cuando sintió unos brazos rodear su cuerpo.

— No será fácil, pero volveremos a ser el dúo "madre e hijo" que siempre fuimos —, susurró Simón.

~ • ~

— No puede ser... —, se quejó Simón. Juana lo observó con preocupación. — ¡Empezaron el asado sin nosotros!

Ambos entraron rápidamente caminando al patio trasero, donde todos esperaban; rió al ver a Thomas, Alicia  y Gabriela en la piscina, Martin e Isaza tomándole fotos a Gabriela, Lucas, el novio de Martin y Nath preparando el asado y por último a su esposo sentado en una de las cuantas sillas observando con una enorme sonrisa.

— Volvimos —, anunció Simón acercándose a él. Juan Pablo al ver que tanto madre como hijo se mantenían abrazados. — Rosa, acompañe a mi mamá a su nuevo cuarto, por favor.

La recién nombrada asintió y le hizo una seña a Juana para que la siguiera, quien siguió sus órdenes. El mayor tomó asiento de su esposo observando el panorama.

— ¿Donde está tu hermana?

— Fueron a hacer dormir a Nico —, respondió Villa dejando descansar su cabeza en el hombro del pelinegro, segundos después se les unió Mica, quien se había aburrido de jugar con sus tíos cuando estos empezaron con comentarios que ella no entendía.

La pareja se observó con orgullo y felicidad. Tenían una familia hermosa, algo fuera de órbita pero hermosa. Unieron sus labios en un dulce beso.

Ahora estaban completos al cien, pues, ahora había una nueva pieza en su rompecabezas y esto los hacía más fuertes y seguros de que nadie los podría destruir.

Ni siquiera mil tormentas.

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⏰ Última actualización: May 10, 2020 ⏰

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Sobre las mil tormentas ➳ Villargas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora