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— Con que... ¿El divorcio? —, Villamil alzó su vista hacia su mejor amigo. Decidió no responder, ¿Que podía decir? Era obvio que se iban a divorciar, todo el mundo lo sabía, ¿Por qué tenían que recordárselo cada cinco minutos? — Villa... yo lo siento mucho.

— No te preocupes, también fue culpa mía —, respondió con frialdad, no porque odiara a Alejandro, sino que ya le hartaba el tema. Su vida seguía, al igual que la de Simón. Debía ser fuerte y afrontar las consecuencias, después de todo ya no es el mismo chico que uno conocía hace 17 años.

Tomó la ficha clínica de Borja y caminó hacia la sala con desánimo. Sabía que el menor también haría un comentario en respecto al tema y eso provocaba un dolor enorme en su pecho. Lo saludo con un "hola" sobrio y sin más comenzó con su trabajo.

— No te voy a decir nada del divorcio, pero tengo una duda —, Juan Pablo se sentó en la orilla de la camilla para observarlo.— ¿Que va a pasar con el programa?

— Borja... no mezcles las cosas. Tú no tienes nada que ver con el divorcio y mucho menos nuestros trabajo. Además, Simón te adora y estoy seguro que no hará nada que pueda perjudicarte.

El menor suspiró volviendo su vista hacía el techo mientras Juan Pablo retomaba su trabajo. — Es una pena —, comentó. — Ustedes eran la figura del amor verdadero y ahora se termina por un error que provocaron otras personas.

— Yo también provoqué ese error —, mencionó Villamil. — Yo decidí acostarme con Alejandro, nadie me obligó.

— ¡Pero estabas cegado Villa! Digo, sé que no se puede justificar, pero... tus inseguridades eran cada vez más fuertes, te consumían y estabas solo. Nadie en ningún momento te preguntó qué pasaba y mucho menos te abrazó. Luchaste y perdiste esta batalla, pero aún te queda una guerra que ganar.

¿Que guerra, Borja?

— Simón Vargas —, respondió. — Él es tu guerra. No puedes dejar que las inseguridades sigan ganando después de todo lo que pasaron para estar juntos.

Villamil rió. — Aquí nunca seremos felices, hay mucha gente que haría de todo para volver a intoxicarnos de inseguridades.

|...|

Borja observaba su habitación, buscando hasta lo más mínimo para divertirse en el lugar. Se había cansado de la televisión y en su celular no había juego que lo convenciera.

— Podrías jugar a matar moscas —, la voz de Simón hizo que volteara a la entrada. Ahí estaba él; apoyado en el marco de la puerta con una leve sonrisa burlesca. Pudo notar que sus ojos estaban igual de rojos y cansados que los de Villamil. Su corazón se apretó y sintió la rabia apoderarse de él, ambos sufrían por gente que hizo hasta lo imposible por destruirlos. — ¿Como estás Borja?

— Aburrido, nada bueno para hacer una sala de hospital.

— ¿Ni siquiera comer unos Doritos con tu amigo favorito? —, sacó una bolsa de aquel snack de su bolsillo. Borja sonrió y los recibió con gusto. Simón abrió su boca levemente, estaba tan perdido en sus pensamientos que no había notado algo tan importante en el joven. — ¡Borja! Te está creciendo cabello —, sonrió emocionado. El menor le guiñó el ojo con orgullo.

— No puede ser... esto es asombroso —, mencionó sentándose a su lado. — Lo siento por no notarlo.

— Está bien, tú tienes tus problemas... —, sonrió. Simón lo observó por unos cuantos segundos. — No creas que te voy a dar de mis Doritos.

Simón rió agachando la cabeza. — Borja... ¿te puedo dar un abrazo?

El menor lo meditó por uno segundos. — Si quieres que tu traje de marca quede pasada a snack, por mi está bien.

Simón negó con la cabeza divertido y se acercó al menor, uniéndose ambos en un abrazo. Hace mucho no recibía uno, había tenido que pasar por todo esto solo; Su hermano y mejores amigos no se encontraban en el país y eso lo hacía más difícil aún.

— Simón... no dejes que su relación se arruine, por favor, ustedes no pueden terminar.

— Borja...

— ¡Escúcheme Simón! Sé que no puedo justificar a Villamil por lo que hizo, también sé que duele como la mierda ¿Pero alguna vez pensó en Juan Pablo? A él lo estaban haciendo mierda por dentro y nadie hizo nada.

— Borja...

— Si usted firma esos papeles, se va arrepentir de por vida.

"Tan fácil que es enamorarme y tan difícil olvidarte"

Sobre las mil tormentas ➳ Villargas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora