Cap 9.

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Samuel empezó a dejar besos por el cuello de Guillermo a lo que este respondió con un jadeo y aferrándose con más fuerza a su espalda.

—Me encanta oírte disfrutar— Susurró Samuel en su oído lo que hizo que Guillermo volviera a jadear, incluso con más fuerza que la vez anterior.

Guillermo besó a Samuel de nuevo para que se callara porque realmente le avergonzaba que dijera esas cosas, pero es que Samuel sabía que le avergonzaban y por eso las decía.

Samuel metió sus manos bajo la camiseta de Guillermo y empezó a subirla hasta que pudo sacarla por encima de su cabeza.

Los ojos de Samuel devoraron instantáneamente a un Guillermo semidesnudo y vulnerable bajo él.

Guillermo notó sus ojos y sus mejillas se tornaron rojas en seguida, le daba vergüenza, no sabía por qué, pero realmente estaba pasándolo un poco mal.

Samuel volvió a besar su cuello y también su pecho, simplemente repartía besos por toda su piel desnuda y Guillermo solo jadeaba y jadeaba, realmente aquello era muy difícil de soportar, no quería imaginar lo que venía después.

Después de muchos besos, por parte de ambos, los dos se encontraban semidesnudos y mientras se miraban Samuel le preguntó —¿Prefieres ir a la cama?— Guillermo asintió, el sofá era un poco bastante incómodo.

Caminaron hacia el dormitorio y al llegar Samuel se tumbó en la cama, haciéndole un gesto a Guillermo para que se acercara, este se subió encima y nada más subir Samuel llevo ambas manos a su trasero, apretándolo, Guillermo gimió por primera vez y eso le encantó a Samuel.

Besos y más besos por todas partes, y bastante rato después, ambos ya estaban en ropa interior y con sus pieles ardiendo, parecía que iban a explotar de las ganas que se tenían.

—Samu...— Dijo Guillermo sabiendo que quedaba poco para lo que vendría.

—Dime— Respondió mientras acariciaba su mejilla.

—Yo nunca... He hecho... Con un chico— Le dijo Guillermo.

—Lo sé, no te preocupes, voy a tener el máximo cuidado— Murmuró mientras besaba su mejilla.

Sintió bastante tranquilidad debido a las palabras de Samuel, y no solo por sus palabras, sino también por su mirada, el sabía que nunca le haría daño, al menos no a propósito.

Samuel empezó a quitarle los bóxers y abrir sus piernas despacio mientras besaba la parte interna de sus muslos, sin duda aquella erección que tenía era una muy buena señal de como estaban yendo las cosas.

Guillermo estaba prácticamente perdido en las oleadas de placer que recorrían su cuerpo como espasmos eléctricos que le ponían hasta los pelos de punta, tenía los ojos cerrados y apretaba con uno de sus puños las sábanas.

Samuel llevó su boca a la erección del chico y nada más hacer esto varios gemidos llenaron sus oídos como cantos angelicales, empezó a dejar besos y lamidas de forma tortuosamente lenta, Guillermo parecía a punto de llorar de la cantidad de placer que le recorría, empezaba a retorcerse encima del colchón.

Y de repente Samuel llevó el miembro dentro de su boca, Guillermo abrió los ojos de golpe, y dio un gran gemido agarrando la sábana ahora con ambas manos —Joder— Dijo este mientras intentaba aguantar todos los impulsos que su propio cuerpo estaba teniendo.

Samuel se quedó ahí varios minutos pero sabía que no podía estar mucho tiempo porque una vez que se viniera sería muy difícil seguir, así que llevó uno de sus dedos a su boca y después empezó a tantear la entrada del menor, este en seguida se tensó, ese mecanismo de defensa iba a ser un problema.

—Tienes que relajarte cielo, sino te voy a hacer daño— Murmuro mientras volvía a subir hasta quedar a la altura de su rostro. —Tranquilo, si te duele puedes decírmelo y pararé.

—Vale— Le dijo Guillermo intentando relajar sus músculos, pero era realmente complicado, entonces se quedó mirándole a los ojos y la confianza que le daba le dejó relajarse.

Samuel poco a poco introdujo el dedo y sabía perfectamente que aquello le iba a doler, pero Guillermo no hacía muecas, ni siquiera ruidos, solo le miraba fijamente.

Cuando Guillermo parecía más relajado Samuel empezó a mover el dedo con un ritmo muy lento, y nada, otra vez no había quejas.

No es que a a Guillermo no le estuviera doliendo, pero el sabía que no le dolería todo el rato, así que no quería hacer un espectáculo, además no era un dolor tan grande.

Samuel siguió moviendo su dedo, cada vez más rápido y en un momento vio como Guillermo cerraba sus ojos y se mordía suavemente el labio, eso no era para nada cara de dolor, lo que hizo que Samuel sonriera y siguiera un rato más, solo porque de verdad le encantaba verlo disfrutar de aquella manera.

Sacó su dedo para volver a llevarlos a su boca, esta vez dos, y lubricarlos, este vez cuando los llevo a la entrada no hubo ninguna tensión, más bien deseo, como un movimiento de caderas hacia delante.

Guillermo nunca se había imaginado que aunque aquello podía doler podría dar tanto placer pero cuando metió dos dedos ahí estaba el dolor de nuevo, su entrecejo se arrugó ligeramente porque no se lo esperaba.

Samuel estaba siendo realmente cuidadoso, luchando contra sus propios impulsos, dejó los dedos quietos un rato y cuando veía que el menor se relajaba empezaba a moverlos de nuevo.

Este proceso se repitió con hasta cuatro dedos, una vez que ya no le dolía Samuel se bajó la ropa interior y se levantó a la mesita de noche, sacó un lubricante que tenía para momentos íntimos, normalmente solo, y se echó en toda su erección y en la entrada del menor, el cual se notaba bastante asustado y nervioso.

Una vez hecho esto, Samuel se colocó entre sus piernas. —Tranquilo, no va a ser peor, va a ser exactamente igual que lo anterior, te va a doler, pero se va a pasar— Le susurró y dejo un suave beso en su frente.

Guillermo asintió y cerró los ojos al sentir el beso en su frente, le dedicó una pequeña sonrisa y paso los brazos por el cuello del mayor mientras esperaba a que empezase.

Samuel empezó a entrar y por unos segundos casi se lo lleva la locura que era sentir aquello, pero no quería hacerle daño así que se contuvo y lentamente llegó hasta el final, Guillermo no parecía demasiado tenso, parecía que Samuel había hecho bien todo el trabajo anterior.

Tras unos minutos de espera Guillermo le dio una mirada de que ya podía moverse, Samuel no estaba muy seguro pero le hizo caso, empezó a mover sus caderas lentamente.

Samuel gruñía y luchaba con todas sus fuerzas contra sus propios impulsos, sin acelerar el ritmo mientras todo su cuerpo le pedía más, aquello era como estar entrando en el cielo.

Guillermo seguía sintiendo dolor pero cada vez iba a menos, hasta que de un momento a otro el placer le ganó al dolor, y Guillermo gimió con fuerza, mientras agarraba la espalda del mayor, dejó algún que otro arañazo en esta.

Fue la única señal que a Samuel le hizo falta para empezar a moverse más rápido y la habitación se llenó de gemidos de los chicos dándole rienda suelta a todo aquello que habían estado aguantando durante estos años.

Guillermo sintió una fuerte carga eléctrica en una de las embestidas que le hizo gritar y agarrarse más fuerte al chico.

Samuel sabía lo que aquello significaba así que centró sus embestidas a aquel punto y en menos de un minuto ambos sentían que no podían aguantar más.

—S-samu— Iba Guillermo a avisarle pero fue tarde, se vino justo entre el pecho de ambos.

—Joder Guille— Gimió Samuel cuando vio aquello y en un par de embestidas más, él también había acabado.

Samuel se dejó caer a un lado del cuerpo del menor.

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⏰ Última actualización: May 10, 2020 ⏰

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