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Una extraña sensación había consumido a Dongmyeong desde el día anterior. Cosas que no entendía habían aparecido de un momento para otro, todas juntas, sin dejar que pudiera concentrarse en nada más.

- ¡DONGMYEONG! - Yonghoon dio un golpe bastante fuerte el el hombro del chico, al que logró sacar de sus pensamientos al fin.

- Auch... - se quejó mientras masajeaba el alodorido lugar que había sido golpeado - ¿Qué te pasa?

Yonghoon le miró de forma seria y con un discreto gesto de su cabeza señaló a su profesora. La señora había estado llamando su nombre cerca de un minuto y comenzó a desesperarse al verse ignorada por un alumno.
Myeong rápidamente se puso en pié e hizo una exagerada reverencia a modo de disculpa.

- ¡Lo lamento mucho señora! - gritó antes de retomar su asiento avergonzado. Toda la clase le estaba mirando y podía escuchar algunos susurros a sus espaldas.

Al otro extremo del aula, Dongju trataba de ocultar su rostro tras un gran archivador. No reconocía a su hermano.

- Bueno, ya basta de hacer el tonto, ¿entendido? - el aula quedó en completo silencio una vez que la maestra volvió a retomar la palabra para seguir pasando lista - ¿Son Dongju?

El joven balbuceó lo que parecía un "presente" desde el otro lado de su cueva-archivador.

Dongmyeong continuó con la vista perdida mientras la mujer continuaba llamando a los estudiantes uno por uno. En la mesa junto a él, Yonghoon miraba preocupado. A pesar de que Dongmyeong era por lo general una persona tranquila siempre se mantenía alegre. Verlo en ese estado era sin duda algo fuera de lo normal.

- ¿Yeo Hwanwoong?

Los pies del pequeño castaño volvieron a posarse en la tierna al escuchar ese nombre.

- ¿¡Yeo Hwanwoong!? - repitió la maestra - ¿Ya estamos con estúpideces de nuevo? - preguntó malhumorada.

- Disculpe señora - Dongju levantó la mano para hablar - pero realmente Hwanwoong no vino hoy.

Efectivamente, el asiento a su lado - que siempre estaba ocupado por aquel chico de baja estatura - estaba vacío.

Dongmyeong comenzó a hacerse más preguntas de nuevo y pasó el resto de la hora dibujando líneas y espirales al azar en su cuaderno. No tomó ningún apunte.
Cuando el timbre al fin dió comienzo al periodo del almuerzo, rápidamente recogió sus cosas y se puso en pié dispuesto a buscar algún tipo de respuesta a qué estaba ocurriendo.

- Oye Myeong - Yonghoon le agarró por la manga de su camisa - ¿Te encuentras bien?

El menor volteó y le hizo un gesto de calma con la mano.

- Si, si, solo es que anoche tuve una pesadilla y dormí un poco mal - mintió.

Yonghoon suspiró aliviado tras escuchar eso. No tenía motivos para preocuparse.

- Deberías de escribirlas en algún diario. Sería una buena manera de desahogarte y tal vez en el futuro puedas interpretarlas de alguna forma.

- ¿Qué?

El mayor sonrió con amargura. A esa edad era normal que las personas no se interesaran por temas como la interpretación de sueños, pero ¿Qué le podía hacer?

- He estado pensándolo y creo que de mayor quiero ser psicólogo - dijo con una gran sonrisa dibujada en la cara.

- ...¿Qué?

Los ojos del castaño comenzaron a brillar.

- Me gusta mucho hablar y tratar de ayudar a las personas. No soporto ver sangre o heridas y jamás podré ser médico pero creo que podría ser pun buen psicólogo si me esfuerzo - confesó.

𝚄𝚗 𝚙𝚊𝚜𝚘 𝚑𝚊𝚌𝚒𝚊 𝚎𝚕 𝚝𝚛𝚒𝚞𝚗𝚏𝚘 [𝙲𝚈𝙰𝙳𝙾𝙽𝙶]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora