¿Por qué me dices tu nombre?

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Abrir la puerta, de una forma donde mis manos tiemblan levemente, la sangre me recorre tanto a la cabeza, que estoy seguro que mi cara está muy roja, es tanta la presión, que mis venas sobresalen de mis brazos, mis nervios me hacen una mala jugada, y estoy tan concentrado pensando en lo que siento físicamente, que ni percibo cuando doy una mirada al frente y ya me encuentro de cara con el profesor, el cual me invita a pasar. Solo di pasos muy despacio, sin decir nada, ni mirar a nadie. 

Y otra vez las sillas están ordenadas en una especie de círculo. El mismo asiento de la vez pasada, las mismas caras, no se si se sentaron en el mismo orden de la otra vez, solo me siento y no alzo la cabeza, no puedo siquiera moverme un poco, estoy tan rígido. 

Solo es una presentación, se repite en mi mente muchas veces. 

Y luego de diez minutos, donde las manecillas del reloj en mi muñeca, resuenan constantemente, me desespera la lentitud del tiempo a mi alrededor. De repente, siento un suave golpe en mi hombro, y por primera vez desde que llegue al salón, decido alzar la cabeza, para ver quien me ha tocado.

-Te toca - Es lo único que un chico me dice 

- ¿Qué? - Dije confundido, ¿Qué me toca? ¿Qué? 

- Presentarte, eres el último - Estaba tan perdido en mis pensamientos, otra vez, que ni cuenta me di de la presentación de los demás. 

Decido pararme alzar mi cabeza, y todo empieza a salir mal. Comienzo mirando a cada uno a los ojos, lo cual me pone nervioso, todas las miradas están sobre mi, pero son tantos mis nervios, que todo se ve borroso a mi alrededor, mi corazón palpita demasiado rápido, mis manos sudan y por reflejo las escondo en los bolsillos del pantalón. 

Decido recomponerme de mis nervios, y finalmente veo lentamente a cada uno de mis compañeros, mientras me presento.

-Buenos días, me llamo Matías y bueno eso. Gracias - Y mientras me siento decido mirar a cada uno de ellos, ya con un poco nervios fuera de mi sistema, pero no la encuentro. 

Todas las miradas siguen fijas en mi, pero no la de la niña de trenzas desordenadas. ¿Dónde está? A pesar de no verla, decido seguir sin moverme. Hasta que el profesor empieza su clase de introducción a la materia o en este caso al proyecto. Y una vez que empezó a hablar y hablar, los demás iniciaron tomando apuntes de lo "importante", decido de una vez por todas averiguar donde esta ella. 

Un asiento vacío. ¿No está? ¿Habrá salido al baño? ¿Dónde está? ¡No vio mi presentación! Que falta de consideración. ¿Cómo es posible? Me puse nervioso por nada, no, espera ¿Qué? Ah ¿Ahora qué sigue? ¿Vacaciones? El mundo es tan injusto, yo solo quiero saber su nombre, ¿Qué tan complicado puede ser? 

-Oye, ¿Matías verdad? - Me dijo el compañero que minutos atrás me aviso que tenía que presentarme

-¿Si? 

- Miras fijamente ese asiento, ella no vino 

-¿Cómo? Yo no estaba viendo nada, no se de que hablas - Le dije, tratando de sonar indiferente a lo que el me había dicho y a lo que el ha deducido de mi.

-Como sea, ella esta enferma, no vendrá la siguiente semana a menos que se recupere muy rápido. - Me dijo este desconocido, a pesar de que le di a entender mi poco interés en ese asunto.

-Y ¿Por qué me dices eso? - Le dije, mientras hacia el amago de escribir lo que el profesor decía.

-Pues no se, ella es amiga mía, y hace un par de días los vi conversando, si quieres le mando saludos de parte tuya 

- ¿Qué? No, no, ¿Para qué? Ni se ha de acordar de mi, ni quiero saber de ella.

- Entonces, si le diré que le mandas saludos, ella se ha de poner contenta. 

- ¡Oye! Te digo que no le digas nada, y haces lo contrario ¿No sabes escuchar? Y aparte ¿Por qué ella se pondría contenta de que un desconocido le mande saludos? 

- No lo se, pero supongo que se pondrá contenta - Dijo con cierto misterio en su voz, como queriendo dar a entender algo, algo que no logro comprender - De todas formas, me llamo Nicholas.

-¿Y por qué me dices tu nombre? ¿No se supone que te presentaste hace unos minutos?

-Lo sé, pero se también que no prestaste atención a mi presentación y a la de ninguno de los que estamos aquí. 

-Repito ¿Por qué me dices tu nombre?

-Supuse que deberías saberlo, soy amigo de la chica en la cual te preguntas porque falto, y también porque somos compañeros.

-Yo no me he preguntado el porque faltó.

-Deberías reservar tus pensamientos solo en la mente, porque "las paredes escuchan" - Me dijo dando una pequeña sonrisa, para luego dirigirse hacia el profesor. Y con eso da por terminada esta rara charla. 

¿Reservar mis pensamientos? ¿Qué? No, no, no y no. ¿Dije en voz alta? ¡No es posible! Pero ¿Cómo no me di cuenta? Esto no puede estar pasando  ¿Por qué a mi?

- Oye Matías, ten - Me dijo el tipo que escuchó mis pensamientos, solo puede ser pura casualidad.

-¿Qué es? - Dije al ver que me extendía un pequeño papel doblado 

-Lo vas a necesitar, no agradezcas y hazlo apenas llegues a tu casa. No lo abras aquí - Y dicho esto, otra vez se fue. 

Este tipo es raro, y como no respeto que haya hablado un pensamiento tan privado, tampoco respetaré eso de "Ni li ibris iqui" ¿Quién dice eso? 

Me decido por irme a una esquina del salón, no quiero nadie imprudente metiéndose en mis asuntos. Y esto es, un papel, diez números. ¿Qué es? ¿Y esto qué? Números

-¡Oh rayos! - Y una vez dicho esto en voz alta, mi corazón repentinamente empieza otra vez a latir de forma rápida, y saludo de forma instantánea a mis nervios 

- Oye - decido acercarme a Nicholas

-¿Si? 

-¿Es lo que creo que es? - Le dije, y en cierta parte, ya se escuchaba un poco mis nervios

- Te dije lo abrieras en tu casa, que desesperado. Pero si, eso es - Me de forma rápida para luego continuar con los ejercicios que el profesor nos había mandado. Ejercicios que debería estar haciendo. ¿Quién hace ejercicios en una situación como esta? 

-Tengo su número - Dije para mi mismo, en voz súper baja, tenía que decirlo, porque de otra manera seguiría sin creérmelo.






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Para "Pequeño Hobbit" 

Para mi no existe mayo fascinación que tu sonrisa, no existe mayor perfección que tu voz, y no existe nada más valioso que tus pensamientos. Te sigo extrañando hoy más que nunca, me haces mucha falta. Y anhelo tanto que llegue el día donde te pueda volver a abrazar. Espero te vaya bien en el inicio de clases. ¡Yo se que tu puedes! Te adoro con todo mi ser. 

Je t'aime mon amour. 



¿POR QUÉ TU BAILE ES MEJOR QUE EL MIO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora