Crecer.

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Nota: ESPECIAL "EN TI QUIERO ESTAR", PARTE 2/3.

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*5 años después*

El tiempo pasa, los años avanzan, las estaciones cambian. Y las personas también.

Stiles ya no es más el niño pequeño e hiperactivo que corría de aquí para allá en la mansión Hale todas las tardes; ahora es el puberto de 12 años, recién ingresado en secundaria, que corre de aquí para allá en la mansión Hale.

Hacia la habitación de Derek, por supuesto, porque hay cosas que nunca cambian.

Si alguien se pregunta que ha pasado en los últimos años, no se preocupen, aquí tenemos un pequeño resumen.

En cuanto a Derek, hay mucho que decir. Después de la gran noticia de que Derek Hale podría jugar en el equipo de Basketball de la secundaria Beacon, toda la familia y amigos se volvieron locos.

Derek era brillante, sobresaliente en todas sus clases, ordenado, dedicado, popular y un ejemplo a seguir para muchos. A esto, sumen el hecho de convertirse en capitán del equipo de Basketball siendo de primer año. ¡Todos sabemos que es prácticamente imposible!

Sin embargo, aunque Derek era bastante popular y estaba rodeado de amigos en secundaria, también seguía siendo Derek Hale, torpe y tímido con las niñas a su alrededor. Dicho sea de paso que la única chica con la que podía hablar libremente sin sentir que se iba a desmayar, era con Erika, porque era su mejor amiga. Ah, y Cora, siempre era fácil hablar con Cora.

Eso no quitaba el hecho de que Derek quisiera acercarse a ella, a esa chica que hacía parecer a las flores nada comparadas con su belleza, a la que le gustaba ver sonreír cuando la nota del violoncello le salía a la perfección; esa niña, era la dulce Paige.

Derek recuerda que su último (y único, realmente) intento de acercarse a ella fue invitarla al gran baile de graduación. Claro, Paige aceptó, y claro, ella le dijo que gustaba de Derek. ¡Genial! Si no fuera porque Paige iba a mudarse a Seattle, y literalmente no la volvería a ver nunca.

Derek se sintió estúpido. Aún así, le deseó lo mejor a Paige, y la despidió de Beacon con un fuerte abrazo.

No fue hasta que pasó su etapa de secundaria, para entrar a la preparatoria Beacon Hills, que la pubertad de la que tanto hablaban decidió hacer algo por él.

Vamos, Derek se ejercitaba, era literalmente el capitán de un equipo deportivo, y uno que le exigía estar en forma. Pero también era cierto que Derek amaba comer panqueques en el desayuno, embarrados de cajeta o crema de avellanas; amaba las galletas de chispas que su madre le preparaba; en las tardes de películas, nunca hacían falta los nachos con extra de queso, y las palomitas acarameladas eran las favoritas del pelinegro.

El verano antes de entrar a la preparatoria, Derek decidió que era hora de hacer cambios en su corta vida, esto gracias a que, en una cita médica, el doctor le dijo que todo parecía marchar bien con sus sistema respiratorio, pero que no era sano seguir alimentándose así.

Pidió a su madre ayudarlo con su nuevo régimen de comidas saludables, y él se dedicó a ejercitar su cuerpo para mantenerlo en forma. Seguía jugando basketball, cosa que era útil, pero también empezó a realizar ejercicios para generar músculos y ganar dureza y fuerza.

Digamos que lo logró, y vaya que lo logró, es más, toda la preparatoria lo notó.

Ahora, la popularidad de Derek había llegado a niveles insospechados, porque ahora, sumado a la inteligencia y la habilidad en el deporte, Derek adolescente era increíblemente atractivo.

En ti quiero estar. ~STEREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora