Encierro

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Contando los días en la pared el mar es lo primero que me viene a la memoria, que frío que era todo.
La sal en el aire me genera una epifanía donde veo al sol como único capaz de atravesar el océano. Donde el  infinito esta a la vuelta de mi casa y las ventanas solo son una proyección del deseo más inocente que tengo, un poco de viento...
Los pies mojados, tanto en la lluvia como en la orilla, me transportan a tantos momentos reiterativos en donde me encuentro las mismas caras pero con diferentes ojos, que almas tan bipolares tenemos. Siendo que por años nos han dicho que esto es lo mismo durante toda nuestra vida, nosotros humanos desafiamos exactamente aquello a lo que no podemos controlar, lo que no podemos ver.
Sin aire en el alegato muevo inconscientemente las página de aquel viejo libro buscando un consuelo entre las palabras de gente que ya se ha ido. Y la última certeza que me queda es que el mar es lo único salado que puede albergar vida.

Mi ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora