Dar la Espalda

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Intenté, te juro que intenté, infinitas veces, no seder, quedarme independientemente del dolor que esto me traía, intenté permanecer fuerte y erguido para demostrarte que aun no estoy vencido.
No he querido seguirte el juego, no quería ser igual que tu, ser injusto contigo.
Quienes me han dado la posibilidad de llorar saben que, aun a costa de mi estabilidad, deje por meses esa hoja para ti, esa puerta abierta para que vengas a soltar tus cadenas adeudadas conmigo.
Otoño, invierno, primavera y verano, ya se han cumplido los años de mi propia condena, finalmente me permito dar esa materia pendiente, llevarme esa hoja para apreciarla como la oportunidad que cedí aun sabiendo que no habria sonido por tu parte.
Me entristeció encontrar en esos meses huellas de tu paso por sobre mi vida, papeles que, al igual que mi esperanza, se los ha llevado el viento.
Sonrío, no por felicidad, sino porque se que deje abierta hasta la ventana de mi alma, te hubuera permitido que agarrases mi corazón y lo movieras como quisieras, ese papel podria haberme matado si tan solo lo hubieras aceptado, pero no.
Me prometí no encararte dejarte ser y ver que tan importante fui para ti, y por fin pude comprender lo poco que me amaste, lo incapaz que eres y fuiste para poder decirme todo el odio que contra mi guardas.
Me diste la espalda y yo fui lo suficientemente ciego como para tratar de empatizar contigo, no, me cansé de defenderte de mis propios fantasmas, estoy arto de justificar tus acciones, solo veo en ti maldad, una maldad desmesurada que eres incapaz de controlar o notar.
No quiero perdonarte, ¿cómo podría? Me he pasado los meses tratando de encontrar alguna respuesta, pero el dilema se hunde en una realidad muy evidente "si no hablas ¿cómo sabré que ha pasado?", el silencio eterno de esta guerra fría llena de cuchillos y arpias que nunca crei que serías capaz de soltar contra mi. Y aveces me siento tonto, por no contestarte, por no desearte mal, por no olvidar la amistad que me diste, pero hoy necesito dejar de torturarme con tus recuerdo del ayer, no quiero nada con la persona que eres tu hoy, tu reflejo se ha distorcionado tanto como el retrato marchito de Dorian Gray, soy incapaz de ver a la persona que conocí.
Y te amé, te amé tanto, era un dulce tan particular el de esos días, pero mis recuerdos manchados por las neblinas de tus celos y egoísmos me confirma que me estoy salvando de la muerte al dejarte ir.
Tu espalda es lo último que recuerdo, insulsa e inexpresiva, me mostraste lo único de ti que no me dejaba ver tu rostro, ver tu dolor o alegría. No se como sentirme al respecto, es algo tan agridulce.
Y hoy, como si el universo se riera de mi, vienes y rompes todo lo esquematizado por mi mente, no, no te disculpas, nunca podrias reconocer tus errores, preferiras ignorarlos pero no te preocupes, estoy más acostumbrado que cualquiera a tolerar esas actitudes, es una de las grandes herencias que mi abuela me ha dado.
Puedo decir que esto terminó y que no creo ni quiero volver a verte, sé que será lo mejor para ambos.

Mi ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora